Ofrenda heroica a mi Purísima Madre Inmaculada en el día de Su Fiesta, Nuestra Señora del Amor Hermoso, 31 de Mayo de 1926.
Madre mía amadísima, por puro amor a Ti, para probarte mi amor, para ofrendarme más intensamente a Ti, para pertenecerte más completamente, para decirte que soy Tuyo incondicionalmente, para que hagas de mí lo que Te plazca, para procurar Tu Gloria, para defenderte, para hacerte reinar, vengo hoy, Madre mía, como Tu hijo que Te ama a postrarme a Tus pies y a entregarme a fondo a Ti, a donarte lo que más se estima, a cederte lo que más se ama y a ofrecerme a sufrir lo que más repugna, lo que más humilla… y lo hago para probarte mi amor puro, desinteresado y verdadero, y para procurar Tu Gloria tal como Tú lo deseas.
Mi Santo Padre San Juan Bautista de La Salle sostuvo durante algún tiempo aquella lucha interna entre lo que le dictaba la razón natural, y entre lo que le pedían las exigencias divinas; por fin triunfó la gracia y animado por una voluntad y por un amor a Ti muy grandes se dijo: "Daré todo y seguiré el llamamiento divino, aunque me vea precisado a pedir limosna y a vivir de solo pan". A su ejemplo, Madre mía, yo Te entrego, no mis riquezas que no las tengo, pero sí, mi voluntad, mi juicio, mi honor, mi querer, mi vida y todo lo que me ha de acaecer durante ella, Te entrego incondicionalmente lo intenso del amor que siento en mí, lo que más me agrade, lo que más os plazca, todo, sin restringir un ápice de lo que hay en mí. Y luego Madre, Te doy mi alma, mi corazón, mis afectos, mis facultades, todo cuanto Te pueda dar, pero siempre incondicionalmente y por puro amor.
Y por puro amor también, a Ti me ofrezco para procurar Tu Gloria por el medio que Tú quieras ser glorificada en mí y por los fines que Tú quieras que Te glorifique yo, y con este fin Te cedo mi honor, mi reputación, mi todo, y me ofrezco a Ti hasta para ser calumniado por Tu amor, tratado de loco, hasta para mendigar, hasta para ser engañado, hasta vivir ilusionado y vivir toda la vida así, con tal, Madre mía, de que no Te desagrade, pues más quisiera ir aun al mismo Infierno antes que contristarte una sola vez; y de que sirva para darte Gloria, único ideal que cultiva y apasiona mi alma.
Y tan puramente Te amo Madre mía, que hasta me ofrezco para ser arrojado del Instituto y éste sería para mí, el sacrificio cumbre que Tú podrías imponerme, pues bien sabes que después de Ti, es mi amada vocación lo que más amo en este mundo, y sólo Tu Voluntad, o la calumnia o la prueba, serían capaces de arrancármela, pero no obstante si esto llegase, aunque me costara sangre cumpliría, y con puro amor Te entregaría esa joya.
En una palabra, Madre mía amadísima, quiero amarte porque eres Pura, porque eres Celeste, porque eres digna de amor, porque eres mi Madre y por eso quiero darte Gloria, y por eso quiero humillarme y por eso quiero siempre querer lo que Tú quieras y amar lo que Tú quieras que ame y no más, y hacer lo que Tú quieras que haga, no más, y vivir donde Tú quieras que viva, no más, y ser Tu juguetito siempre, Tu niño chiquitín que Te haga sonreír, Tu víctima incondicional y Tu apóstol, pero apóstol de la Madre Eucarística de Jesús.
Te ofrezco todo cuanto Tú quieras que Te dé ahora, más tarde y siempre: sólo quiero, sólo anhelo, sólo ansío ser Tu hijo; esto es lo que llena mi alma. Y todo esto lo hago, Madre, para que seas conocida, amada, querida, venerada; para que seas llamada por todas partes Madre y Reina de los mortales.
Tu hijo que te ama y Te quiere hacer reinar. Morir por Tu amor, Madre, anhela mi alma.
Fmdo. Hermano Estanislao José
Olimpio Fernández Cordero nació el 23 de Septiembre de 1903; vio la vida en Bustillo de la Vega, una pedanía de la provincia de Palencia (España). Desde muy pequeño dio claras muestras de una sincera piedad y de gran temor de Dios. Cuando estaba próximo a cumplir los 18 años ingresó en el Noviciado de Los Hermanos de La Salle de Bujedo (Burgos). Tornó su nombre por el de Estanislao José; según sus coetáneos siempre se comportó como un perfecto religioso.
Nuestro Señor y la Virgen Purísima se manifestarían a este joven consagrado para sumergirlo en una gran realidad sobrenatural: la Presencia de María Virgen en el Santísimo Sacramento del Altar, unida mística y realmente a Su Divino Hijo, desde que lo llevó en Sus entrañas virginales, hasta que los sostuvo entre Sus brazos tras el descendimiento de la Cruz, actuando así como Sagrario, Corredentora y Víctima junto a Nuestro Señor.
El Hermano Estanislao José murió en Griñón (Madrid), el 28 de Marzo de 1927, tras haberse ofrecido incesantemente como Víctima por el Reinado Eucarístico de los Sagrados Corazones.
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