¿De qué sirve al hombre ganar
todo el mundo si pierde su alma?
Evangelio de San Marcos, cap. 8, vers. 36
Y yo: "Dime bien mío, ¿qué cosa darás en recompensa a aquellos que harán las Horas de la Pasión (1) como Tú me las has enseñado?".
Y Él: "Hija Mía, estas Horas no las consideraré como cosas vuestras, sino como hechas por Mí, os daré Mis mismos méritos como si Yo estuviera sufriendo en acto Mi Pasión y los mismos efectos según las disposiciones de las almas, esto en la tierra, premio mayor no podría darles; luego en el Cielo, a estas almas Me las pondré de frente, saeteándolas con saetas de amor y de contentos por cuantas veces han hecho las Horas de Mi Pasión, y ellas me saetearán a Mí. ¡Qué dulce encanto será esto para todos los Bienaventurados!".
Revelación de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta,
el 6 de Septiembre de 1913
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