Continuación del artículo con el mismo título publicado el pasado 19 de Febrero
Cuando estaba enfermo y no había nadie que le pudiera ayudar en un momento determinado, era su Ángel Custodio quien le hacía pequeños servicios. Uno de los compañeros del Padre Pío, el Padre Paolino cuenta al respecto:
Viviendo con el Padre Pío, llegué a tenerle cierta confianza. Cuando estaba enfermo, sudaba mucho y tenía necesidad de ayuda para cambiarse. Muchas veces yo estaba tan cansado que, apenas iba a la cama, me quedaba dormido.
Un día le dije:
-Si quieres que te ayude de noche, mándame tu Ángel para que despierte.
-Está bien- respondió el Padre Pío
Ese día a medianoche fui despertado bruscamente. Pensé de inmediato en el Padre Pío, pero me quedé dormido de nuevo.
A la mañana siguiente, le dije que había sentido que me despertaban y de nuevo me había dormido. Le dije:
-¿Para qué ha venido su Ángel a despertarme, si me ha dejado dormir otra vez? Si viene, que me despierte de modo que me levante.
En la tarde de ese mismo día, le recordé lo mismo. En la noche me desperté y de nuevo me dormí.
La tercera noche desperté de nuevo y me levanté corriendo para ir a la celda del Padre Pío. Le pregunté qué necesitaba y me respondió:
-Estoy lleno de sudor y no puedo cambiarme solo.
Las otras noches ¿quién lo cambiaba? Con seguridad su Ángel.
(Continuará...)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.