domingo, 23 de septiembre de 2018

50 ANIVERSARIO DEL PADRE PÍO DE PIETRELCINA, el sacerdote que llevó los Estigmas de la Crucifixión




                Recordamos hoy al fraile capuchino, sacerdote y crucificado sin Cruz, pues soportó en su endeble cuerpo los Sagrados Estigmas de Nuestro Señor durante cincuenta años, los mismos que se cumplen desde que saliera de este mundo el 23 de Septiembre de 1968, poco después que celebrara su última Misa.

                El Padre Pío nació el 25 de Mayo de 1887, en una aldea llamada Pietrelcina, al sur de Italia, en la provincia de Benevento; sus padres, Horacio Forgione y Giuseppa de Nunzio unos humildes agricultores, encomendaron su protección al Seráfico San Francisco de Asís, por eso le bautizaron con su nombre. Con el pasar de los años, el Padre Pío se configuraría con aquél santo no sólo por pertenecer a su Orden, sino por llevar en su cuerpo los estigmas de la Pasión.

                Desde muy niño fue profundamente sensible y espiritual; así a la corta edad de cinco años, se ofreció al Señor como víctima y comenzó a tener frecuentes visiones de su ángel custodio, de Nuestra Señora la Virgen y del mismo Jesucristo, visiones estas que le acompañarían el resto de su vida. 

               Pero también el demonio se le representaría de distintas maneras; cuando esto ocurría, nunca le falló la ayuda su ángel de la guarda o incluso de Nuestro Señor, que ponían al diablo en fuga.
                Para conocer más detalles sobre la vida del Padre Pío sólo pulse aquí.




LA MISIÓN DEL SACERDOTE DE LOS ESTIGMAS            
                La misión del Padre Pío va a ser en gran parte una especie de reto lanzado al racionalismo moderno y a la incredulidad. Va a llevar hasta un punto sublime los Misterios del Sacrificio de la Misa y de la Confesión, los dos sacramentos en los que el sacerdote es más visiblemente "otro Cristo". Va a añadir a ese ministerio tradicional del sacerdote los estigmas que, en su carne, lo identificarán todavía más con Cristo Crucificado. 

                Esos estigmas eran una gracia que el Señor le concedía, pero también un testimonio para el mundo: recordar los sufrimientos padecidos por Cristo para la salvación del mundo y defender la eminente dignidad del sacerdocio católico. 



EL SENTIDO MÍSTICO DE LOS ESTIGMAS

                "La estigmatización es un acabamiento de la Unión a Dios, que llega hasta la conformidad perfecta, porque Jesús conforma poco a poco con Él, imprimiendo incluso físicamente Sus marcas divinas. Une poco a poco Sus padecimientos de alma, corazón y de cuerpo, igual que une a Sus intenciones. Esta Unión se hace tan íntima que Jesús arrastra con Él en las diversas etapas de Su vida humano-divina entregada a la Voluntad del Padre. Antes de hacer visible y exterior esa unión, antes de imprimirla en el ser físico de una manera externa, ya la ha hecho vivir de algún modo de manera invisible: el alma se encuentra ya en esa intimidad de amor y de sufrimiento con Él, igual que ya está en Su intimidad divina en lo que se refiere a los designios de Su Corazón sobre las almas. Totaliza en cierto modo esa unión que nos hace ser Él en todo el ser. Antes de llegar a la estigmatización exterior, Jesús hace pasar por numerosas agonías del corazón y del alma. El alma no sabe expresar lo que siente, tan sobrenatural y divino y sentido es al mismo tiempo: lo siente el ser entero. Es más que un sentir: el ser entero está en esa prueba." (Marta Robin)


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