sábado, 30 de enero de 2021

UN SOLO SUSPIRO DE ELLA VALE MÁS QUE TODAS LAS ORACIONES

 


               Mientras Santo Domingo, predicaba el Rosario cerca de Carcasona, (Francia) le presentaron un albigense poseído por varios demonios. Lo exorcizó en presencia de una gran muchedumbre. Se cree que estaban presentes más de doce mil hombres. 

              Santo Domingo arrojó su Rosario al cuello del poseso y les preguntó a cuál de los Santos del Cielo temían más y cuál debía ser más amado y honrado por los hombres. Los enemigos, ante estas interrogantes, dieron gritos tan espantosos que muchos de los que estaban allí presentes cayeron en tierra por el susto.

              Para no responder, lloraban, se lamentaban y pedían por boca del poseso a Santo Domingo que tuviera piedad de ellos. El Santo, sin inmutarse, les contestó que no cesaría de atormentarlos hasta que respondieran lo que les había preguntado.

               Los demonios comenzaron a gritar:

               “¡Oh enemiga nuestra! ¡Oh ruina y confusión nuestra! ¿Por qué viniste del Cielo a atormentarnos en forma tan cruel? ¿Será preciso que por ti, ¡oh Abogada de los pecadores, a quienes sacas del Infierno; oh camino seguro del Cielo!, seamos obligados –a pesar nuestro– a confesar delante de todos lo que es causa de nuestra confusión y ruina? ¡Ay de nosotros! ¡Maldición a nuestros príncipes de las tinieblas!

               ¡Oíd, pues, Cristianos! Esta Madre de Cristo es omnipotente y puede impedir que Sus siervos caigan en el Infierno. Ella, como un sol, disipa las tinieblas de nuestras astutas maquinaciones. Descubre nuestras intrigas, rompe nuestras redes y reduce a la inutilidad todas nuestras tentaciones. Nos vemos obligados a confesar que ninguno que persevere en Su servicio se condena con nosotros.

               Un solo suspiro que Ella presente a la Santísima Trinidad vale más que todas las oraciones, votos y deseos de todos los Santos. La tememos más que a todos los Bienaventurados juntos y nada podemos contra Sus fieles servidores.

               Tened también en cuenta que muchos Cristianos la invocan al morir y que deberían condenarse, según las leyes ordinarias, se salvan gracias a Su intercesión. ¡Ah! Si esta Marieta –así la llamaban en su furia– no se hubiera opuesto a nuestros designios y esfuerzos, ¡hace tiempo habríamos derribado y destruido a la Iglesia y precipitado en el error y la infidelidad a todas sus jerarquías!




               Tenemos que añadir, con mayor claridad y precisión –obligados por la violencia que nos hacen– que nadie que persevere en el rezo del Rosario se condenará. Porque Ella obtiene para sus fieles devotos la verdadera contrición de los pecados, para que los confiesen y alcancen el perdón e indulgencia de ellos”.

               Es así que Santo Domingo hizo rezar el Rosario a todo el pueblo muy lenta y devotamente, y en cada Avemaría que rezaban, salían del cuerpo del poseso una gran multitud de demonios en forma de carbones encendidos".


San Luis María Grignión de Monfort

"El Secreto Admirable del Santísimo Rosario”




viernes, 29 de enero de 2021

NUESTRA MEJOR MORADA ESTÁ EN LAS LLAGAS DE CRISTO, por San Francisco de Sales

                

               ...puesto que encuentro tantos bienes en las Llagas de mi Jesús, quiero seguir el consejo de San Buenaventura y tomo la resolución de hacer tres tiendas, no sobre el Tabor, pues Pedro no sabía lo que decía cuando hacía esta proposición a Jesús, sino en lo alto del Calvario donde el propio Señor nos ha preparado estas tres moradas en Sus Divinas Llagas. 




               La primera estará en las Llagas hechas a los pies de mi Salvador. Besaré con un vivo agradecimiento estos pies atravesados por amor a mí; allí aprenderé a alejar mis pies de todos los caminos que conducen a las locas alegrías del mundo; allí comprenderé la dicha de caminar... siguiendo las huellas... de los pasos de Jesús. 

               La segunda será las Llagas de Sus manos. Veré en ellas estas manos abiertas para recibirme, estos brazos extendidos para acogerme, sacaré de ello la fuerza y el poder que reside en estas manos adorables. “Es en estas manos donde se oculta la fuerza”, dice Habacuq.

               La tercera, la más ancha, la más querida por mi corazón, será la Llaga que la lanza hizo en Su Costado. Estableceré mi morada en el Divino Corazón traspasado por mí. Junto a este hogar ardiente, sentiré reanimarse la llama de amor hasta ahora tan debilitada ¡Ah! Señor, vuestro Corazón es la verdadera Jerusalén; permitidme elegirlo para siempre para el lugar de mi reposo: “Es el lugar que he elegido para morar para siempre jamás.” 



Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo... ¿quién acertará a entender las angustias que acosaron al Corazón de Jesús?

  



MEDITACIONES SOBRE LA PASIÓN 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

"Mira a menudo y contempla 
la imagen de Jesús Crucificado..."

Por San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia


               El Verbo Divino, amando a Su Padre infinitamente, aborrecía el pecado, por conocer bien su malicia, con infinito aborrecimiento. Y para desterrar el pecado del mundo, y para que no fuese ultrajada la Majestad de Su Padre, bajó del Cielo a la tierra y se hizo hombre, dispuesto a sufrir una muerte cruel e ignominiosa. Pero al entender que después de Su trabajo y  desvelos se habían de cometer tantos pecados en el mundo, este dolor, en concepto de Santo Tomás de Aquino, venció en intensidad y sentimiento al dolor que experimentaron todos los penitentes de sus propias culpas, y sobrepujó todas las congojas que puedan atormentar el corazón humano. La razón es clara: porque el sufrimiento en el hombre va siempre mezclado con algún alivio y consuelo, mientras que el dolor de Jesús fue puro, sin ningún refrigerio ni lenitivo.

               ¡Ah!, si yo os amase, Jesús mío, si yo os amase, me bastaría considerar lo mucho que por mí habéis padecido, para que se me tornasen agradables y llevaderos todos los dolores y oprobios y molestias del mundo. Inflamadme en vuestro Santo Amor, a fin de que sufra con alegría, o a lo menos con paciencia, los pocos trabajos que me enviéis. No permitáis que me sorprenda la muerte antes que pueda manifestaros mi agradecimiento por las muchas finezas de vuestro Amor. En todas las tribulaciones que me sobrevengan, mi deseo será repetiros sin cesar: Jesús mío, me abrazo con estas penas y trabajos para manifestaros mi amor; quiero sufrir para agradeceros y complaceros.

               Nos habla la historia de muchos penitentes que, iluminados por la Luz Divina, llegaron a comprender la malicia de sus pecados, muriendo en el acto de puro dolor. Ahora bien, ¿quién acertará a entender las angustias que acosaron al Corazón de Jesús al pasar por delante de Sus ojos todos los pecados del mundo, todas las blasfemias y sacrilegios, todas las deshonestidades y mil otros géneros de culpas que se habían de cometer en el mundo después de Su afrentosa Muerte?.

              Pues bien, todos estos crímenes, a manera de bestias feroces, se lanzaron sobre el Corazón de Jesús, para despedazarlo y consumirlo. Por esto nuestro amorosísimo Redentor, en las tristezas y agonías del Huerto, exclamaba: ¿Conque es éste, ¡oh mortales!, el pago que vais a dar al Amor infinito que estoy demostrando?. ¡Ay, si Yo advirtiese que para responder a Mi cariño aborrecierais el pecado y comenzaseis a amarme, ¡con cuánto gozo y alegría me lanzaría a la muerte por vosotros! 




jueves, 28 de enero de 2021

LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, por el Padre Paul O’Sullivan. Parte II

 



HACERLO TODO EN NOMBRE DE JESÚS


               San Pablo nos dice que debemos de hacer todo lo que hacemos tanto sea en palabras o en el trabajo en el Nombre de Jesús, "Todo cuanto hacéis, sea de palabra o de obra, todo en Nombre de Nuestro Señor Jesucristo." (Colosenses, cap. 3, vers. 17).

               De esta manera todos los actos se hacen en un Acto de Amor y Mérito. Y más aún, recibimos la gracia y la ayuda para hacer todas nuestras acciones perfectamente bien.

               Debemos, sin embargo, hacer lo que mejor podamos en acostumbramos en decir "Jesús, Jesús, Jesús", muy a menudo todos los días. Podemos hacerlo cuando nos vestimos, en el trabajo -no importa lo que estamos haciendo- paseando, en momentos de tristeza, en casa y en la calle, en todas partes.

          No hay nada más fácil si nos esforzamos en hacerlo con regularidad. Lo podemos hacer muchísimas veces al día.

          Piensa que cada vez que decimos "Jesús" devotamente, 1) damos gran gloria a Dios, 2) recibimos grandes gracias, 3) y ayudamos a las Almas del Purgatorio.

          Pongamos ahora algunos ejemplos que demuestran el poder del Santo Nombre. 


EL MUNDO EN PELIGRO SALVADO 

POR EL SANTO NOMBRE


               En el año 1274 grandes males amenazaron al mundo. La Iglesia fue asaltada por furiosos enemigos desde adentro y fuera. Fue tan grande el peligro que el Papa Gregorio X, que reinaba por entonces, convocó un Concilio de Obispos en Lyons para determinar la mejor manera de salvar a la sociedad de la ruina en la que estaba cayendo. Entre muchas de las formas propuestas, el Papa y los Obispos eligieron la que ellos consideraron más fácil y eficaz de todas, es decir, la frecuente repetición del Santo Nombre de Jesús.

              El Santo Padre entonces pidió a los Obispos del mundo y a sus Sacerdotes que invocaran el Nombre de Jesús y urgieran a sus fieles el poner toda su confianza en éste poderoso Nombre, repitiéndolo constantemente con ilimitada confianza. El Papa encargó especialmente a la Orden de Santo Domingo (Dominicos) la gloriosa tarea de predicar las Maravillas del Santo Nombre, trabajo que ellos cumplieron con ilimitado celo.

               Sus hermanos Franciscanos les secundaron. San Bernardino de Siena y San Lorenzo de Puerto- Mauricio fueron ardientes Apóstoles del Santo Nombre de Jesús.

              Sus esfuerzos fueron coronados con el éxito. Fueron barridos los enemigos de la Iglesia y desaparecieron los peligros que amenazaban a la sociedad y la suprema paz reinó una vez más.

               Esta es la lección más importante para nosotros porque, en nuestros días, terribles sufrimientos están aplastando muchas naciones. Y aún mayores tribulaciones están amenazando a todas las demás.

              Ningún gobierno o gobiernos parecen lo bastante fuertes y hábiles como para detener este tremendo torrente de males. No hay más que un remedio y es la oración.


LETANÍA DE ALABANZAS AL 

SANTO NOMBRE DE JESÚS

(toque sobre la imagen para verla en su tamaño original)





PRONUNCIAR EL SANTO NOMBRE DE JESÚS

ES LA ORACIÓN MÁS FACIL Y PODEROSA


              Todo Cristiano debe volver a Dios y pedirle Misericordia. La oración más fácil de todas las oraciones, como hemos visto, es el Nombre de Jesús.

              Todos sin excepción pueden invocar este Santo Nombre cientos de veces al día, no solamente por sus propias intenciones, sino también para pedir a Dios que libre al mundo de una inminente ruina.

               Es asombroso lo que una persona que reza puede hacer para salvar su país y a la sociedad. Leemos en la Sagrada Escritura como Moisés salvó por sus oraciones al pueblo de Israel de la destrucción y como una piadosa mujer, Judít de Betulia, salvó su ciudad y su gente cuando los Gobernadores estaban desesperados y a punto de rendirse a sus enemigos.

               De nuevo notamos, que las dos ciudades Sodoma y Gomorra, que Dios destruyó con fuego, por causa de sus pecados y crímenes, ¡les hubiera perdonado si hubiera habido solamente diez personas que rezaran por ellos!

               Una y otra vez leemos de reyes, emperadores, hombres de estado y famosos comandantes militares que pusieron toda su confianza en la oración, y así obraron maravillas. Si las oraciones de un hombre pueden hacer tanto, ¿Cuánto más harán las oraciones de muchos?

               El Nombre de Jesús es la más corta, más fácil, y más poderosa de las oraciones. Todos pueden decirlo incluso en medio de su trabajo diario. Dios no puede rehusar de oírlo.

               Invoquemos el Nombre de Jesús pidiéndole que nos salve de las calamidades que nos amenazan.


Continuará...



EL CORAZÓN DE JESÚS EN EL SAGRARIO


                “Todas las noches del Jueves al Viernes, te haré participante de aquella mortal tristeza que quise sentir en el Huerto de Getsemaní… Y para acompañarme en la humilde oración que presenté entonces a Mi Padre, te levantarás entre once y doce de la noche; y prosternada, pegando el rostro con la tierra, procurarás no sólo aplacar la Ira Divina pidiendo gracia para los pecadores, sino también endulzar de alguna manera, la amargura que sentí por el abandono de Mis Apóstoles, a quienes reprendí por no haber podido velar una hora Conmigo”


(Revelación del Sagrado Corazón de Jesús a Santa Margarita María de Alacoque)


               Resulta, pues, de estas palabras que la Hora Santa es una de las prácticas más queridas del Sagrado Corazón de Jesús. Tiene por objeto consolarle por la ingratitud de los hombres; reparar las ofensas de los pecadores, obtener gracias particulares para los agonizantes, consuelo para las personas afligidas y en fin, excitarnos a una viva contrición.

             Se puede hacer la Hora Santa delante del Santísimo Sacramento, o transportándose en espíritu al pie de un Tabernáculo, porque no se debe consolar sólo la agonía dolorosa de Getsemaní, sino también la agonía incesante, si podemos decirlo así, del Dios de la Encarnación; pues el mismo que sufrió la primera, soporta la segunda, abandonado en los Sagrarios-Calvarios.

             No hay prescripta para emplear devotamente en la Hora Santa, ninguna meditación particular; pero las palabras de Nuestro Señor, indican que conviene meditar su dolorosa agonía, sus profundas humillaciones y su amor, pagado con tantas ingratitudes; así como deplorar el perdón de nuestros pecados, y los ultrajes hechos a la Majestad divina en el discurso de los siglos.

             El Ejercicio de la Hora Santa se hace el Jueves antes de medianoche, en la Iglesia o en cualquier otro lugar. Para pasar devotamente la Hora Santa se desprende de las palabras de Nuestro Señor, que conviene meditar Su Dolorosa Agonía, Sus profundas humillaciones, Su Amor pagado con tanta ingratitud y deplorar nuestros pecados y todos los ultrajes hechos a la Majestad Divina en el curso de los siglos.





               Estar en el Sagrario significa venir del Cielo todo un Dios, hacer el milagro más estupendo de sabiduría, poder y amor para poder llegar hasta la ruindad del hombre, quedarse quieto, callado y hasta gustoso, lo traten bien o lo traten mal, lo pongan en casa rica o miserable, lo busquen o lo desprecien, lo alaben o lo maldigan, lo adoren como a Dios o lo desechen como mueble viejo... y repetir eso mañana, y pasado mañana, y el mes que viene, y un año, y un siglo, y hasta el fin de los siglos... y repetirlo en este Sagrario y en el templo vecino y en el de todos los pueblos... y repetir eso entre almas buenas, finas y agradecidas, y entre almas tibias, olvidadizas, inconstantes y almas frías, duras pérfidas, sacrílegas...

               Eso es estar el Corazón de Jesús en el Sagrario, poner en actividad infinita un Amor, una paciencia, una condescendencia tan grandes por lo menos como el poder que se necesita para amarrar a todo un Dios al carro de tantas humillaciones. 

               ¡Santa, deliciosa, arrebatadora palabra que dice a mi Fe más que todas las maravillas de la tierra y todos los milagros del Evangelio, que da a mi esperanza la posesión anticipada de todas las promesas y que pone estremecimientos de placer divino en el amor de mi alma!.

               Sabedlo, demonios que queréis perderme, que tratáis de sonsacarme, enfermedades que ponéis tristeza en mi vida, contrariedades, desengaños, que arrancáis lágrimas a mis ojos y gotas de sangre a mi corazón, pecados que me atormentáis con vuestros remordimientos, cosas malas que me asediáis, sabedlo, que el Fuerte, el Grande, el Magnífico, el Suave, el Vencedor, el Buenísimo Corazón de Jesús está aquí, ¡aquí en el Sagrario mío!

              Padre Eterno, ¡bendita se la hora en que los labios de Vuestro Hijo Unigénito se abrieron en la tierra para dejar salir estas palabras: "Sabed que Yo estoy todos los días con vosotros hasta la consumación de los siglos!"

             Padre, Hijo y Espíritu Santo, benditos seáis por cada uno de los segundos que está con nosotros el Corazón de Jesús en cada uno de los Sagrarios de la tierra.

Obispo Manuel González


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LA SEMANA DEL BUEN CRISTIANO




LA GLORIA DE ESPAÑA ÍNTIMAMENTE UNIDA CON LA RELIGIÓN CATÓLICA

 

               Siempre Nos fue sumamente cara la noble Nación Española por sus insignes méritos para con la Fe Católica y la Civilización Cristiana, por la tradicional y ardentísima devoción a esta Santa Sede Apostólica y por sus grandes instituciones y obras de apostolado, pues ha sido Madre fecunda de Santos, de Misioneros y de Fundadores de ínclitas Ordenes Religiosas, gloria y sostén de la Iglesia de Dios.




               Y precisamente porque la gloria de España está tan íntimamente unida con la Religión Católica, Nos sentirnos doblemente apenados al presenciar las deplorables tentativas, que, de un tiempo a esta parte, se están reiterando para arrancar a esta Nación a Nos tan querida, con la Fe Tradicional, los más bellos títulos de nacional grandeza. 

               ...de nuevo afirmar Nuestra viva esperanza de que Nuestros amados hijos de España, penetrados de la injusticia y del daño de tales medidas, se valdrán de todos los medios legítimos que por derecho natural y por disposiciones legales quedan a su alcance, a fin de inducir a los mismos legisladores a reformar disposiciones tan contrarias a los derechos de todo ciudadano y tan hostiles a la Iglesia, sustituyéndolas con otras que sean conciliables con la conciencia católica. 

               Pero entre tanto Nos, con todo el ánimo y corazón de Padre y Pastor, exhortamos vivamente a los Obispos, a los Sacerdotes y a todos los que en alguna manera intentan dedicarse a la educación de la juventud, a promover más intensamente con todas las fuerzas y por todos los medios, la Enseñanza Religiosa y la práctica de la Vida Cristiana. Y esto es tanto más necesario, cuanto que la nueva legislación española, con la deletérea introducción del divorcio, osa profanar el santuario de la familia, sembrando así -junto con la intentada disolución de la sociedad doméstica- los gérmenes de las más dolorosas ruinas en la vida social.



La Cruz de los Caídos de Aguilar de la Frontera,
en el municipio andaluz de Córdoba, retirada por
imperativo legal de la inicua "Ley de Memoria Histórica"
el pasado Martes, 19 de Enero de 2021


               Ante la amenaza de daños tan enormes, recomendamos de nuevo y vivamente a todos los Católicos de España, que, dejando a un lado lamentos y recriminaciones, y subordinando al bien común de la Patria y de la Religión todo otro ideal, se unan todos disciplinados para la defensa de la Fe y para alejar los peligros que amenazan a la misma sociedad civil.


Papa Pío XI 

Extractos de la Carta Encíclica 

Dilectissima Nobis3 de Junio de 1933



miércoles, 27 de enero de 2021

SAN JOSÉ, VARÓN JUSTO

  

               A partir del Domingo 31 de Enero, comenzaremos (Dios mediante) con la tradicional Devoción de los Siete Domingos en Honor de San José; recordaremos los principales acontecimientos en los que San José participó, ya como Esposo Virginal de María, ya como Padre Putativo de Cristo Nuestro Señor, pero al fin, como colaborador indispensable en la educación del Divino Niño y fiel protector de la Purísima María.

               La Sagrada Escritura nos presenta a San José como "varón justo" (Evangelio de San Mateo, cap. 1, vers. 19) que es lo mismo que decir piadoso, servidor irreprochable de Dios, cumplidor de la Voluntad Divina... es pues San José, Modelo de Vida Cristiana, ya que convivió con Cristo y María Virgen, haciendo de la Casa de Nazareth la primera Iglesia Doméstica, en la que el Glorioso San José entregó, al final de la vida, su alma en los brazos de aquellos dos Amores, Jesús-María, como para enseñarnos a nosotros que solo en medio de Ellos, podemos alcanzar la paz en esta vida y la felicidad eterna en la otra. 


EL DOMINGO 31 DE ENERO

comienzan los Siete Domingos

en Honor de San José










MADRE PATROCINIO, 130 años intercediendo por nosotros

 

               La Madre María de los Dolores y Patrocinio nació el 27 de Abril de 1811, cuando España era invadida por los franceses, en el término de San Clemente (Cuenca), siendo abandonada casi de inmediato por su madre en pleno campo y en la nieve, hasta que fue hallada casualmente por su padre, desconocedor del hecho.

               Ingresó como religiosa Concepcionista Franciscana en Madrid, a los dieciocho años, el 19 de Enero de 1829, en el Convento del Caballero de Gracia. Sor Patrocinio emite sus votos de pobreza, castidad, obediencia y de vivir en perpetua clausura en 1830, con diecinueve años. En Octubre de este año nace la futura Reina de España, Isabel II. 



Sor Patrocinio, amiga y consejera de la Reina Isabel II


               La persecución del demonio sería continua, de día y de noche, especialmente de noche, cuando Sor Patrocinio se queda sola en su celda. Todas las monjas oían los ruidos que salían de allí. La angustia de estos años, vivida por Sor Patrocinio y por todo el convento termina el día 13 de Agosto de 1831, cuando Sor Patrocinio es agraciada con la celestial imagen de la Virgen del Olvido, Triunfo y Misericordias... (Para leer el relato completo de la Aparición solo tiene que tocar AQUÍ).

               Cerrado años más tarde este convento del Caballero de Gracia, pasan las religiosas a ocupar el de Jesús Nazareno, donde Sor Patrocinio fue nombrada Maestra de Novicias en 1845. Elegida Abadesa el 7 de Febrero de 1849, desempeña el cargo durante 42 años, hasta su muerte, en diversas comunidades.

               A partir de 1856 fundó y reformó numerosos conventos de la misma Orden de la Inmaculada Concepción, de clausura, pero con internados y colegios para niños y niñas pobres. La Revolución de 1868 acabó con la mayor parte de sus fundaciones, pero hizo algunas en Francia, adonde se vio obligada a huir. Regresó a España con la Restauración, a finales de 1876.

               Sor Patrocinio fue una mujer extraordinaria, una de las personalidades más importantes de la Iglesia del siglo XIX; no solo por su belleza física y su inteligencia sino por su singular vida de santidad. Humildad y obediencia fueron sus principales virtudes. Testigos oculares de diversa categoría atestiguan en favor de sus revelaciones privadas, de sus éxtasis, de sus milagros y sobre todo, de los cinco estigmas que la hicieron configurarse aún más con su Esposo Cristo; popularmente pasaría a la Historia como “La Monja de las Llagas”. 

               Mantuvo unas estrechas y confidenciales relaciones con la Reina Isabel II y su marido el Rey Francisco de Asís, lo que originó una oleada de críticas y burlas malignas por parte de los masones y liberales; se acusó, sistemáticamente a Sor Patrocinio de todos los males de la Corte y de España, pretexto para desterrarla en varias ocasiones.

              Murió santamente en Guadalajara, el 27 de Enero de 1891, a los ochenta años de edad y sesenta y dos de vida religiosa, habiendo llevado en su cuerpo las llagas, que emanaban  abundante sangre de la manos, pies, costado y de la cabeza, durante más de sesenta años.



La Madre Patrocinio en una fotografía al final de su vida


               Su virginal cuerpo, se conserva en un sepulcro, en la capilla principal de la iglesia conventual de las Religiosas Concepcionistas Franciscanas de Guadalajara. Se abrió el proceso de su beatificación a mediados de 1907; en 1930 fueron aprobados sus escritos.




lunes, 25 de enero de 2021

DIFERENCIAS ENTRE EL PURGATORIO Y EL LIMBO DE LOS JUSTOS

   

               Para despejar las dudas que sobre el Bendito Purgatorio muchos hermanos nos plantean, quiero exponerte de forma sencilla, la Doctrina Católica Tradicional sobre la cuestión, además de animarte a ser muy devoto de las Almas que allí se purifican de sus pecados y que, gracias a tu ayuda, pueden verse libres de sus penas.

     ¿Quién va al Purgatorio?

               Va al Purgatorio el que muere en gracia de Dios y tiene alguna deuda de pena. Esta deuda de pena puede ser:

   1º- Por pecados veniales; y

   2º- Por no haber hecho la debida penitencia de los pecados mortales, perdonados en cuanto a la culpa y pena eterna.

               Con la confesión bien hecha se perdonan siempre las culpas graves y la pena eterna, pero no siempre queda perdonada toda la pena temporal. Dios, al perdonar el pecado mortal, ordinariamente conmuta la pena eterna en una pena temporal. Esta pena temporal debe pagarse en esta vida o en el Purgatorio.

                En esta vida se paga haciendo obras buenas, especialmente cumpliendo la penitencia impuesta por el confesor.



Nuestro Señor, con Su Alma Santísima, visitó el Limbo de los Justos
justo después de expirar en la Cruz del Calvario


     El Purgatorio es un lugar de expiación temporal

              Las Almas del Purgatorio, cuando han satisfecho del todo por sus pecados, van al Cielo. Dios, infinitamente Justo, ninguna obra buena o mala deja sin premio o castigo, aunque se trate de cosas pequeñas.

              Los que mueren con solos pecados veniales no merecen el infierno, ni pueden ir al Cielo, porque nada manchado puede entrar en él. Debe, pues, existir un lugar para que las almas se purifiquen antes de entrar en el Cielo.

              En el Bendito Purgatorio se padece la privación de la vista de Dios, el tormento del fuego y otras penas. El mayor dolor de las benditas Ánimas es no poder ver a Dios y pensar que, siendo Él infinitamente Bueno, le han ofendido.

               Las Almas, al verse manchados con el pecado, con gusto se sumergen en aquellas llamas, y aun quisieran fueran más ardientes para purificarse más pronto.

              Aprendamos de las benditas Ánimas a aborrecer el pecado, aún leve, sobre todo mal.

     Los sufragios

               Se llaman Sufragios las obras buenas que se hacen a favor de las benditas Ánimas del Purgatorio. Podemos socorrer a las Almas retenidas en el Purgatorio, y aún librarlas de esta Cárcel con oraciones, indulgencias, limosnas y otras buenas obras, y, sobre todo, con la Santa Misa.

               Los sufragios son sólo a manera de súplicas, que la divina justicia acepta en la medida que cree conveniente. Por esto un alma no siempre obtiene infaliblemente todos lo efectos de los sufragios aplicados a ella especialmente.

               La Santa Iglesia aprueba que se repitan los sufragios para un mismo difunto. Hacen muy mal los que no se acuerdan de aliviar con sufragios a las Almas de sus difuntos. Algunos sólo procuran que el entierro sea muy suntuoso, y nada o muy poco hacen para el alivio del alma.

               La devoción por las Almas del Purgatorio es utilísima, porque hace practicar muchas obras buenas, causa gran alegría en el Cielo y ayuda en gran manera a conseguir la salvación de quien practica esta devoción.

               Seamos, pues, muy devotos de las Benditas Ánimas del Purgatorio. Procuremos socorrerlas, oyendo la Santa Misa y comulgando muy a menudo, aun diariamente, si nos es posible; recemos por su liberación el Santo Rosario, el Vía Crucis, etc.

                Para no desaprovechar ninguna de las muchas indulgencias que la Iglesia nos regala, podemos hacer el Voto de Ánimas, que consiste en ceder para siempre a favor de las Almas del Purgatorio, toda la parte satisfactoria de nuestras buenas obras, y todos los sufragios que otros hicieren por nosotros. Esta es devoción buena y práctica, con la cual libraremos a muchas Almas de sus tormentos purificadores y las haremos entrar para siempre en el Cielo.

     Limbo de los niños

                Va al Limbo de los niños el que muere con el solo pecado original. El que muere antes del uso de razón sin el bautismo, muere con el sólo pecado original.

                En el Limbo no se sufre nada; se goza la felicidad natural. Dios hizo, pues, un gran beneficio a los que están en el Limbo, dándoles la existencia; podría haberles dejado en la nada de donde los sacó. 

                Los que mueren después del uso de razón van al Cielo o la Infierno, según que hayan o no cumplido la Santa Ley de Dios.



domingo, 24 de enero de 2021

EL SANTO SACRIFICIO DE LA MISA, por el Padre Martin de Cochem, Capuchino. CAPÍTULO 4, Parte 5: EL PODER DEL SACERDOTE

 

               Ahora consideremos qué grande es la Autoridad conferida por Cristo, no a los Ángeles sino a los hombres, cuando habilita al Sacerdote para que realice el mayor de los milagros con unas pocas palabras, para que transforme pan y vino en Su Sagrado Cuerpo y Su Preciosa Sangre. En cuanto a esto, el Venerable Alano de Rupe dice: “Tan grande es el Poder de Dios-Padre que puede llamar a la existencia a Cielos y tierra de la nada; tan grande es el poder del Sacerdote que puede hacer bajar a Dios-Hijo para ser Sacrificio y Sacramento, y pueda dispensar a la Humanidad por medio de este Sacrificio y este Sacramento, los tesoros que el Salvador ganó para ellos. En esto consiste en gran parte la Majestad de Dios, la alegría de Su Santísima Madre, la felicidad de los Bienaventurados, la ayuda más segura para los vivos y el consuelo principal de las Almas del Purgatorio”.




               Maravilloso y admirable es el gran poder de las palabras de la Consagración, la renovación de la Encarnación en las manos del Sacerdote. La Santa Misa es, además, la mejor ayuda para los vivos y la consolación más dulce para los Difuntos.

               En el Evangelio de San Juan (cap. 3, vers. 16), leemos: “Porque tanto amó Dios al mundo, que le dio Su Unigénito Hijo, para que todo el que crea en Él no perezca sino que tenga la Vida Eterna“.

               Dios manifestó este Amor inmenso al mundo, primero cuando mandó a Su Hijo tomar nuestra humana naturaleza. Ahora manifiesta este Amor diariamente mandando a Su Hijo otra vez para hacerse hombre en la Santa Misa. Así como Su primera Encarnación causó gran alegría en el Cielo y trajo la Salvación a la tierra, así sucede con Su Encarnación diaria en el Altar. Por Su primera Encarnación, Cristo ganó tesoros inestimables de Gracia Divina; por la renovación de esa Encarnación, distribuye esas riquezas celestiales a todos los que celebran o asisten a la Santa Misa con devoción. Veamos ahora el siguiente ejemplo.

               Está escrito en los anales de la Orden Franciscana que el Beato Juan de Alvernio acostumbraba a celebrar la Santa Misa con una extraordinaria devoción, tanto que con frecuencia experimentaba una dulzura inefable tan grande que excedía a sus frágiles fuerzas. 

               En una ocasión, cuando tenía que cantar la Misa mayor en la Fiesta de la Asunción, tan pronto como hubo empezado la Misa, su alma quedó inundada con un gozo tan arrebatador que temía no poder acabarla. Y así fue, al llegar a la Consagración, le fue revelado el Amor Infinito que llevó a Cristo a bajar del Cielo y asumir nuestra naturaleza, y que todavía le sigue llevando a renovar este mismo Misterio en cada Santa Misa, ante lo cual el corazón del buen Sacerdote se conmovió de tal manera que perdió todas sus fuerzas físicas. El Padre que estaba con él se apercibió de lo que pasaba y corrió hacia el Altar con otro Padre para asistirlo y así poder acabar la Consagración. 

               Los otros monjes se alarmaron mucho pensando que se había puesto malo de repente. Por fin, con mucho esfuerzo pudo terminar las palabras de la Consagración. Y he aquí que la Hostia que tenía en sus manos tomó la forma de un sonriente infante, y el Beato Juan vio al Divino Niño como un recién nacido descansando en sus manos sacerdotales. En este momento le fue dado penetrar con el entendimiento en la profundísima humildad de Nuestro Señor al hacerse hombre por nosotros, y diariamente renovar Su Encarnación, lo que le llevó a perder todas sus fuerzas físicas y a caer si no le hubieran sujetado por los brazos aquellos padres que permanecían a su lado. 

               No obstante ello, hizo un gran esfuerzo y prosiguió la Santa Misa hasta la Comunión. Habiendo recibido las Sagradas Especies entró en un estado de inconsciencia y tuvo que ser llevado a la sacristía en donde permaneció horas como muerto. 

               Los fieles habían empezado a lamentar su pérdida, cuando al rato volvió en sí. Sus hermanos le suplicaron por el amor de Dios les dijera qué le había ocurrido en el Altar. No pudiendo resistir más su importunidad les contestó: “Cuando inmediatamente antes de la Consagración pensé en el Amor de Cristo que en el pasado le indujo a hacerse hombre y le induce ahora diariamente a encarnarse en la Santa Misa, sentí que mi corazón se derretía como la cera y que mis miembros perdían sus fuerzas, hasta tal punto que ya no pude mantenerme en pie ni pronunciar las palabras de la oración. Cuando después con un gran esfuerzo pude decirlas, de repente vi en mis manos no la Sagrada Hostia sino un hermoso Niño, a cuya vista mi alma se sintió penetrada, y mis fuerzas físicas consumidas, y desvaneciéndome caí en un dulce éxtasis de amor”.

               Esto es lo que el Padre relató a sus piadosos oyentes para darles a conocer el insondable amor de Nuestro Señor por nosotros, pobres pecadores, puesto que por nosotros y por nuestra salvación diariamente Él renueva el Misterio de Su Encarnación e imparte a nosotros los brutos de este Misterio en una colmada y rebosante medida.


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sábado, 23 de enero de 2021

EL LLAMADO A LA ORACIÓN Y AL SACRIFICIO DE LA VIRGEN EN LA SALETTE

 

"...los que son de Cristo han crucificado 

la carne con sus pasiones y deseos..."


San Pablo a los Gálatas, cap. 5, vers. 24


               Este año 2021, marcado como el anterior por la pandemia, se cumple el 175 Aniversario de la Aparición de Nuestra Santa Madre en la montaña de La Salette. Las palabras de aquella Bella Señora, que se mostraba llorando a dos jóvenes pastores, Maximino y Melania, fueron el inicio de una sucesión de apariciones marianas, como Lourdes o Fátima. En todas, vemos un mismo Mensaje, claro y directo: que volvamos a Dios, mediante la oración y el sacrificio. Son términos de veras incómodos en esta sociedad hedonista, especialmente el del sacrificio; nos gusta vivir pendientes de nuestra comodidad, en una buena casa, tener un buen automóvil, dinero, apariencias... 

               Algunos llegan más allá, pues se vuelven cómodos con la Verdad, que rechazan por quedar bien ante el mundo, cegando la propia razón; asisten a la Santa Misa, comulgan, confiesan, rezan... pero que nadie les hable de renunciar a sus placeres cotidianos y mucho menos, a los extraordinarios. Son almas sensuales, mimosas, demandaderas de cariño y consuelo, que se horrorizan de Cristo en Su cruenta Pasión y que no entienden el Dolor de María Corredentora. "¿Pensáis -preguntaba Santa Teresa a sus monjas- que es posible los que muy de veras aman a Dios, amar vanidades, ni riquezas, ni cosa del mundo, ni deleites, ni honras?" 

               Que sepamos atender el Llamado de la Virgen lacrimosa de La Salette, que nos conmuevan al menos Sus benditas lágrimas, Su llanto de Madre que nos advertía de los males que nos afligen y de la nube de confusión que envuelve ahora mismo al mundo. Reza, ten fe en Su intercesión y sobre todo, procura vivir y propagar la súplica apremiante de la Madre de Dios: el tiempo de la Misericordia se agota, Cristo volverá y debemos estar preparados para las continuas pruebas que le precederán.


TRÍPTICO CON LA HISTORIA DE LA APARICIÓN

DE NUESTRA SEÑORA EN LA SALETTE

y extractos del Secreto que la Virgen 

confiara a Melania Calvat


Toque sobre la imagen para verla en su tamaño original








viernes, 22 de enero de 2021

AMIGOS FUERTES DE DIOS

 




               Querríalas mucho avisar que miren no escondan el talento, pues que parece las quiere Dios escoger para provecho de otras muchas almas, en especial en estos tiempos que son menester amigos fuertes de Dios para sustentar los flacos.


Santa Teresa de Jesús

 Libro de su "Vida", cap. 15, 5



VÍCTIMA DE AMOR DEL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS


               Sor Josefa Menéndez, religiosa de la Sociedad del Sagrado Corazón, fue agraciada con revelaciones privadas de Nuestro Señor y de la Virgen Santa en los últimos años de su corta vida. Española de nacimiento había emigrado a Francia para cumplir con la Voluntad de Dios y desposarse con Cristo, alejada de la Patria y desempeñando las labores más humildes en su Comunidad. En medio de aquella vida sencilla, el Sagrado Corazón de Jesús se le manifestó, siempre a espaldas de sus hermanas de Religión, pero por obediencia a sus Superioras, Sor Josefa recogió por escrito aquellos coloquios celestiales. 

                 Solo después de su muerte, cuando contaba 33 años de edad, fueron compiladas sus confidencias con el Sagrado Corazón de Jesús y publicadas bajo el título "UN LLAMAMIENTO AL AMOR"; el entonces Cardenal Pacelli -luego Papa Pío XII- envió una carta a la Superiora General de la Sociedad del Sagrado Corazón en la que recomendaba la lectura y difusión del Mensaje de Reparación, Amor y Confianza que Sor Josefa escribió bajo el dictado de Nuestro Redentor.




               "Hoy, Jueves 21 de Octubre (de 1920), en la oración le estaba pidiendo almas que le amen: Si deseáis amor, Jesús mío, traed muchas almas a esta Sociedad, porque aquí aprenderán a amar Vuestro Corazón Divino.

               Luego, durante la acción de gracias, he visto el Corazón solo, con la corona de espinas y muy encendido... creo que estas llamas no son más que amor. Un momento después he visto a Jesús que, extendiendo los brazos me ha dicho:

               - Las almas me responden con ingratitud. Las llamo dispuesto a llenarlas con Mis gracias... huyen de Mí... Traspasan Mi Corazón. Si tú quieres te haré una entrega de almas que me salvarás con tu amor y sacrificios...

               Diciendo estas palabras me ha vuelto a recostar sobre Su Corazón para escuchar Sus latidos; a cada uno de ellos yo estaba en una especie de agonía.

               -Ya sabes que te quiero Víctima de Mi Amor, pero no te dejaré sola. Abandónate a Mi Corazón.

               El 19 de Diciembre de 1920, por la mañana, oye la voz del Maestro:

               -¡Josefa!

               Me sentí como atraída y fui al Noviciado. En seguida le vi. Salía de Su Corazón un raudal de agua purísima.

               -Es la corriente del Amor, Josefa, pues tu martirio será de Amor.

               ¡Dios mío, para ganaros almas no volveré a titubear; sufriré cuanto sea preciso. Lo que quiero es no salir jamás de Vuestro Corazón.

               -Así me consuelas, Josefa. No te pido más. Si eres pobre, Yo soy rico. Si eres débil, Yo soy fuerte. Lo que te pido es que no me rehúses nada. Escucha los latidos de Mi Corazón. Es por las almas: las llamo, las espero...las vuelvo a llamar. Y mientras no responden, espero contigo. Sufrimos, pero al fin vendrán... Sí, vendrán pronto





jueves, 21 de enero de 2021

LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, por el Padre Paul O’Sullivan. Parte I




¿QUÉ SABES DEL NOMBRE DE JESÚS?


               Sabrás que es un Nombre Santo y que habría que inclinar la cabeza cada vez que se dice. Es muy poca cosa. Es como si uno viera un libro cerrado y se fijara solamente en el título de la portada. No sabes nada de los preciosos pensamientos que el libro contiene.

               Así es, cuando pronuncias el Nombre de Jesús, sabes muy poco de los tesoros que en Él se oculta.

               Este Divino Nombre, en verdad, es una mina de riquezas, es un manantial de la más alta santidad y el secreto de la felicidad mas grande que un hombre puede esperar y gozar en esta tierra. 

               Es tan poderoso, tan seguro, que nunca deja de producir en nuestras almas los más maravillosos resultados. El Santo Nombre de Jesús consuela al corazón más triste y hace fuerte al pecador más débil. Nos obtiene todo tipo de favores y gracias, tanto espirituales como temporales.

               Debemos de hacer dos cosas. Primero, entender claramente el significado y el valor del Santo Nombre de Jesús.

               Segundo, debemos habituamos a decirlo devota y frecuentemente cientos y cientos de veces todos los días. Lejos de ser algo aburrido, será algo de inmenso gozo y consolación.


LETANÍA DE ALABANZAS AL 

SANTO NOMBRE DE JESÚS

(toque sobre la imagen para verla en su tamaño original)





¿QUÉ SIGNIFICA EL NOMBRE DE JESÚS?


               El Santo Nombre de Jesús es, primero que todo, una oración todopoderosa. El mismo Nuestro Señor solemnemente promete que todo aquello que pidiéramos al Padre en Su Nombre lo recibiríamos. Dios nunca falla en Su palabra.

               Cuando decimos "Jesús", pedimos a Dios todo lo que necesitamos con la absoluta confianza de ser oídos. Por esta razón, la Iglesia termina sus oraciones con estas palabras: "Por Jesucristo", que da a la oración una nueva eficacia divina.

               Pero, el Santo Nombre es algo aún más grande. Cada vez que decimos: "Jesús", glorificamos a Dios Con un gozo y gloria infinitos porque le ofrecemos todos los infinitos Méritos de la Pasión y Muerte de Jesucristo. San Pablo nos dice que Jesús mereció el nombre de "Jesús" por Su Pasión y Muerte.

               Cada vez que decimos: "Jesús", claramente deseamos ofrecer a Dios todas las Misas dichas en todo el mundo por nuestras intenciones. Nosotros verdaderamente participamos en aquellas cientos de misas.

               Cada vez que decimos: "Jesús", ganamos trescientos días de indulgencia que podríamos aplicar por las Ánimas del Purgatorio, con lo que se verán muchas de estas almas aliviadas y liberadas de sus horribles penas. Ellas serán verdaderamente nuestras mejores amigas y rezarán por nosotros con increíble fervor.

               Cada vez que decimos: "Jesús", es un acto de perfecto Amor, por el cual ofrecemos a Dios el infinito Amor de Jesús.

               El Santo Nombre de Jesús nos salva de innumerables males, y nos rescata especialmente del poder del demonio que está constantemente buscando la ocasión de hacemos daño.

               El Santo Nombre de Jesús gradualmente irá llenando nuestras almas con una paz y un gozo que nunca tuvimos antes.

              El Nombre de Jesús nos refuerza de una manera tal, que nuestros sufrimientos parecen ligeros y fáciles de soportar.


Continuará...