lunes, 31 de mayo de 2021

SANTA MARÍA REINA DEL UNIVERSO, ESPERANZA DE LA NUEVA ERA DE PAZ CRISTIANA

 



               El 11 de Octubre de 1954, el Papa Pío XII en su Encíclica "Ad Caeli Reginam" decretó e instituyó la Fiesta de Santa María Reina del Universo para el 31 de Mayo, a la vez que dispuso que el mismo día se renovase la Consagración al Inmaculado Corazón de María...

               A la Reina del Cielo, ya desde los primeros siglos de la Iglesia Católica, elevó el pueblo cristiano suplicantes oraciones e himnos de loa y piedad, así en sus tiempos de felicidad y alegría como en los de angustia y peligros; y nunca falló la esperanza en la Madre del Rey divino, Jesucristo, ni languideció aquella Fe que nos enseña cómo la Virgen María, Madre de Dios, reina en todo el mundo con maternal corazón, al igual que está coronada con la gloria de la realeza en la bienaventuranza celestial.

               ...aunque es cierto que en sentido estricto, propio y absoluto, tan sólo Jesucristo —Dios y hombre— es Rey, también María, ya como Madre de Cristo Dios, ya como asociada a la obra del Divino Redentor, así en la lucha con los enemigos como en el triunfo logrado sobre todos ellos, participa de la dignidad real de Aquél, siquiera en manera limitada y analógica. De hecho, de esta unión con Cristo Rey se deriva para Ella sublimidad tan espléndida que supera a la excelencia de todas las cosas creadas: de esta misma unión con Cristo nace aquel regio poder con que ella puede dispensar los tesoros del Reino del Divino Redentor; finalmente, en la misma unión con Cristo tiene su origen la inagotable eficacia de su maternal intercesión junto al Hijo y junto al Padre.

               No hay, por lo tanto, duda alguna de que María Santísima supera en dignidad a todas las criaturas, y que, después de Su Hijo, tiene la primacía sobre todas ellas.

               Gloríense, por lo tanto, todos los Cristianos de estar sometidos al Imperio de la Virgen Madre de Dios, la cual, a la par que goza de Regio Poder, arde en Amor Maternal.

               ...con Nuestra Autoridad Apostólica decretamos e instituimos la Fiesta de María Reina, que deberá celebrarse cada año en todo el mundo el día 31 de Mayo. Y mandamos que en dicho día se renueve la Consagración del género humano al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María. En ello, de hecho, está colocada la gran esperanza de que pueda surgir una Nueva Era tranquilizada por la Paz Cristiana y por el Triunfo de la Religión.


Carta Encíclica Ad Caeli Reginam 
(Papa Pío XII, 11 de Octubre de 1954)



               Nuestra Señora Reina es un título que expresa el siguiente hecho. Siendo Ella Madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y Esposa de la Tercera Persona, Dios, para honrarla, le dio el imperio sobre el universo: todos los Ángeles, todos los Santos, todos los hombres vivos, todas las almas del Purgatorio, todos los réprobos del Infierno y todos los demonios obedecen a la Santísima Virgen. De suerte que hay una mediación de poder, y no apenas de gracia, por la cual Dios ejecuta todas sus obras y realiza todas sus voluntades por intermedio de su Madre.

             María no es apenas el canal por donde el imperio de Dios pasa, sino es también la Reina que decide por una voluntad propia, consonante a los designios del Rey. Nuestra Señora es una obra-prima de lo que podríamos llamar la habilidad de Dios para tener misericordia en relación a los hombres...

             San Luis Grignión de Montfort hace referencia a esa linda invocación que es Nuestra Señora Reina de los Corazones. Como corazón se entiende, en el lenguaje de las Sagradas Escrituras, la mentalidad del hombre, sobre todo su voluntad y sus designios.

             Nuestra Señora es Reina de los corazones como teniendo un poder sobre la mente y la voluntad de los hombres. Este imperio, María lo ejerce, no por una imposición tiránica, sino por la acción de la gracia, en virtud de la cual Ella puede liberar a los hombres de sus defectos y atraerlos, con soberano agrado y particular dulzura, para el bien que Ella les desea.

             Ese poder de Nuestra Señora sobre las almas nos revela cuán admirable es su omnipotencia suplicante, que todo obtiene de la misericordia divina. ¡Tan augusto es este dominio sobre todos los corazones, que él representa incomparablemente más que ser Soberana de todos los mares, de todas las vías terrestres, de todos los astros del cielo, tal es el valor de un alma, aunque sea la del último de los hombres! 

             Vale notar, sin embargo, que la voluntad (esto es, el corazón) del hombre moderno, con alabables excepciones, es dominada por la revolución. Aquellos, por tanto, que quieren escapar de ese yugo, deben unirse al Corazón por excelencia contra-revolucionario, al Corazón de mera criatura en el cual, abajo del Sagrado Corazón de Jesús, reside la Contra-Revolución; al Sapiencial e Inmaculado Corazón de María.

             Hagamos, entonces, a Nuestra Señora este pedido: "Mi Madre, sois Reina de todas las almas, incluso de las más duras y empedernidas que quieran abrirse a Vos. Os suplico, pues: sed Soberana de mi alma; quebrad las rocas interiores de mi espíritu y las resistencias abyectas del fondo de mi corazón. Disolved, por un acto de vuestro imperio, mis pasiones desordenadas, mis voliciones pésimas, y el residuo de mis pecados pasados que en mí puedan haber quedado. Limpiadme, oh Madre mía, a fin de que yo sea enteramente vuestro".


Doctor Plinio Corrêa de Oliveira



domingo, 30 de mayo de 2021

LA SANTÍSIMA TRINIDAD, PADRE, HIJO Y ESPÍRITU SANTO

 

          El Misterio de la Santísima Trinidad penetra toda la Liturgia Católica. Celebramos ante todo los sucesos de la Vida del Verbo hecho carne, pero una de nuestras grandes fiestas está consagrada a rendir nuestros homenajes al Espíritu Santo, y constantemente enviamos nuestras oraciones al Padre por medio del Hijo.

          No obstante, la Santa Madre Iglesia ha querido reunir en una sola Fiesta los Nombres de las tres Divinas Personas. Desde los primeros siglos, celebraron los cristianos este día, si bien fue el Papa Juan XXII quien extendió su celebración a toda la Universal Iglesia en 1334.

           Las tres Divinas Personas han contribuido a la Obra de nuestra Redención: el Padre envió a Su Hijo a la Tierra; "Tanto amó Dios al mundo que le dió a Su Hijo Unigénito". El Hijo, se hizo hombre y murió por nosotros, para salvarnos y hacernos hijos de Dios. Desde que Él se apartó de nosotros, quedó a nuestro lado el Espíritu Santo, para ser nuestro Guía , nuestro Maestro, nuestra fuerza y nuestro aliento.




                En el Evangelio de hoy escuchamos a Jesús Resucitado decir a Sus Apóstoles sobre una montaña de Galilea: “Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del hijo y del Espíritu Santo” (Evangelio de San Mateo, cap. 28, vers. 19). Es la única vez que aparece en todos los Evangelios en labios de Nuestro Señor las Tres Divinas Personas nombradas con orden y explícitamente. Jesucristo manda a Sus Apóstoles enseñar a los hombres con un Misterio incompresible. Porque en sí es incomprensible, pero hace comprensible todas las cosas, todo el Universo. Porque es el centro y el punto de partida y el punto final de todo lo que existe. Es como el sol que no se puede mirar y que ilumina todo. 

               La Civilización Cristiana debe su existencia a este Misterio, es este Misterio el que destruyó los antiguos ídolos de la humanidad. Es este Misterio de la Unidad y Trinidad en Dios. Y ahora de nuevo el mundo vuelve al paganismo, ¿por qué? Porque la Fe en la Trinidad se apaga. En el Nombre de Dios Uno y Trino se halla no sólo la verdadera Civilización, sino también nuestra santificación y salvación eterna. Dios es Uno solo, pero en Él hay Tres Personas verdaderamente distintas: 1) El Padre (la primera persona, que no procede de ninguna otra). 2) El Hijo (la segunda persona, engendrado por el Padre). 3) El Espíritu Santo (la tercera persona). 

               Las Tres Divinas Personas son iguales, cada una es Dios, pero no hay tres dioses, porque tienen la misma esencia y naturaleza divina. No estamos diciendo que 3=1, o que 1=3, sino que Dios es Uno si miramos a Su Naturaleza, y es Trino, si miramos a las personas que tienen esta única naturaleza divina. ¿Pero cómo es posible que haya una única naturaleza divina idéntica en 3 Personas? Aquí nos topamos con el gran misterio (un ejemplo muy lejano que puede ayudar: el alma es una sola pero tiene tres potencias).

               Este Misterio es demasiado grande para que podamos comprenderlo con nuestras pequeñas cabezas. Debemos creerlo y adorarlo humildemente. ¿Por qué? Pues porque Dios ‒que no puede engañarse ni engañarnos, según nos enseña el Catecismo‒ nos lo ha revelado, más concretamente lo ha revelado el Dios hecho hombre, Jesucristo, 2ª Persona de esa misma Santísima Trinidad.

               ¿Pero para qué, podríamos preguntarnos, Dios nos reveló un misterio que no podemos comprender? El dogma de la Trinidad es la confidencia más sublime que Nuestro Señor nos haya hecho a nosotros, pobres creaturas; es además la fuente de donde proceden nuestros sentimientos de amor a Dios y al prójimo.

               Es decir que nos fue revelado para que amásemos mejor a Dios. Dios Padre creó el universo para nosotros, para que admirando y disfrutando de la belleza y de la bondad creadas comprendiésemos mejor su amor y su gloria.

               Dios Hijo tomó nuestra naturaleza con sus debilidades, padeció y murió por nosotros. Quiso habitar entre nosotros y hacerse nuestro alimento.

               Dios Espíritu Santo, que no es sino el amor del Padre y del Hijo, habita en las almas y las santifica por la Gracia. Así comprendemos mejor el amor de este Dios Uno, que se nos reveló también Trino, por nosotros.

                Este Misterio también nos fue revelado para que amáramos mejor a nuestro prójimo. Nuestro Señor rezó en la Última Cena por sus discípulos: “para que todos sean uno, como Tu, Padre, en Mi y Yo en Ti somos uno” (Juan 17, 21). Debemos amar a nuestro prójimo a imitación del amor que se tienen las 3 divinas personas. La más hermosa oración que podemos dirigir a la Santísima Trinidad es la Santa Misa, así como la mejor obra que podemos hacer en honor de la Santísima Trinidad es la caridad para con nuestro prójimo. De ahí entonces la importancia de este misterio en nuestra vida:

               - nacemos y somos bautizados en el Nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; - vivimos y comenzamos todo acto de la vida espiritual, recibimos las absoluciones y las bendiciones en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; - morimos y volvemos a la Santísima Trinidad (al Padre que nos creó, al Hijo que nos redimió, al Espíritu Santo que nos santificó).

               Estamos hechos, el hombre está hecho, nos lo dice el Génesis, a imagen y semejanza de Dios. Estamos hechos a imagen y semejanza de un Dios Trino; en nosotros hay una imagen y semejanza de la Santísima Trinidad. Hay en nosotros, como dice San Bernardo, una trinidad creada: la mente que comprende, el corazón que ama y la voluntad que gobierna las acciones. Con esta trinidad creada que hay en nosotros debemos alabar a la Trinidad increada, creyendo con la mente, amando con el corazón, y obrando con la voluntad. De esa manera imitamos este misterio de la mejor manera. Veamos un poco:

               1) Creyendo con la mente. En las Letanías de la Virgen decimos: “Sancta Trinitas, unus Deus”. Las 3 Personas son distinguibles, pero son en todo iguales. Hay un único Dios: 3 personas, pero una única naturaleza divina. Debemos creer este misterio, como dijimos, porque Dios lo ha revelado, aunque no podamos comprenderlo (la fe no contradice la razón, pero la supera). Es el misterio principal de nuestra Fe, debemos creer en él si queremos salvarnos (¡Oh, Santa Trinidad!, decía San Francisco Javier enseñando a los paganos).

               2) Debemos adorar, alabar a la Trinidad, amando con el corazón. Hemos visto como cada una de las Personas merece nuestro amor (el Padre como creador; el Hijo como Redentor; el Espíritu Santo como santificador), y este amor por la Santísima Trinidad tiene que brillar especialmente en la oración, especialmente por la señal de la Cruz y por el “Gloria Patri”. Enrique IV, luego de humillarse en Canosa, se rebeló contra el Papa otra vez y fue con su ejército a sitiar Roma. En el segundo asalto, luego de incendiar las murallas, en medio de las llamas y el llanto de las mujeres y los quejidos de los agonizantes, apareció en una torre el Papa Gregorio VII e hizo la señal de la Cruz contra las llamas, e inmediatamente se apagó el fuego, como si hubiera recibido una lluvia torrencial. Cuántas veces nos sintamos atacados por el demonio, por las angustias o los peligros, hagamos la señal de la Cruz, con lo cual alabaremos a la Santísima Trinidad y experimentaremos en seguida un gran alivio. Que el respeto humano no nos impida hacer la señal de la cruz delante de otros, por ej., cuando pasamos frente a una iglesia o cuando rezamos viajando (p. ej., el Rosario). También la oración del "Gloria Patri" agrada mucho a la Santísima Trinidad. Recémosla varias veces al día a modo de jaculatoria, y nos mantendremos en presencia de Dios.




               3) Debemos alabar a la Santísima Trinidad obrando con la voluntad. Debemos obrar valientemente para reproducir en nosotros a la Santísima Trinidad. Nuestro Señor dijo: “Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto” (Mt. 5, 48) ¿Qué debemos hacer para ello? Debemos tener en cuenta que a la Santísima Trinidad se opone la trinidad infernal.

               4) Por lo tanto, para ser perfectos y reproducir en nosotros a la Santísima Trinidad, debemos luchar ante todo contra la trinidad infernal. ¿Y cuál es esa trinidad infernal? Es, como dice San Juan, la concupiscencia de la carne, la concupiscencia de los ojos y la soberbia de la vida (1 Jn. 2, 16). Allí tenemos a los 3 enemigos contra los cuales tenemos que luchar todos los días.

               Imitaremos a las Tres Personas de la Santísima Trinidad que se aman entre sí, amando al prójimo como a nosotros mismos, como hemos dicho antes, de manera que formemos un solo corazón y una sola alma, como debe ser entre cristianos, cuanto más hoy en día.

               Concluyamos con un ejemplo, el del diácono Mártir Euplio de Catania: lo habían torturado durante mucho tiempo para que renegara de la Fe Católica. Tenía mucha sed y sentía grandes dolores. Entonces el juez le grita: “Adora a Marte y Apolo, y tendrás agua abundante para beber”. El Mártir contestó: ¡Yo adoro al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que me darán a beber dentro de poco el agua viva del goce eterno! Y doblando las rodillas, inclinó la cabeza, como si bebiera de un río invisible, y enseguida murió. También nosotros, al mundo, ídolos, placer, dinero, orgullo, contestemos como el Mártir: la Santísima Trinidad me dará la única y verdadera felicidad.

               Que la Santísima Virgen (Hija del Padre, Madre del Hijo, y Esposa del Espíritu Santo) nos enseñe a honrar y agradar a la Santísima Trinidad.



sábado, 29 de mayo de 2021

NO ME ES IMPOSIBLE CAMINAR TRAS TUS HUELLAS...

 

               En el último Sábado del Mes de María, únete a Santa Teresita en aquel deseo que en su "Historia de un almadejó fielmente plasmado: "Siempre he soñado con exponer en un canto a la Santísima Virgen todo lo que pienso sobre Ella..."



Cantar, Madre, quisiera
por qué te amo.
Por qué Tu Dulce Nombre
me hace saltar de gozo el corazón,
y por qué el pensamiento 
de Tu suma grandeza a mi alma 
no puede inspirarle temor.

Si yo te contemplase en Tu sublime gloria,
muy más brillante sola que la gloria 
de todos los Elegidos juntos,
no podría creer que soy Tu hija,
María, en Tu presencia bajaría los ojos...

Cuántas y amargas lágrimas
para ganar mi corazón, ¡oh Reina!
Meditando Tu Vida
tal como la describe el Evangelio,
yo me atrevo a mirarte
cuando veo que mueres,
cuando veo que sufres como yo...

Tú me haces comprender,
¡oh Reina de los Santos!,
que no me es imposible caminar
tras Tus huellas.

Nos hiciste visible
el estrecho Camino que va al Cielo
con la constante práctica
de virtudes humildes.
Imitándote a Ti,
permanecer pequeña es mi deseo,
veo cuán vanas son las riquezas terrenas.

Al verte ir presurosa a Tu prima Isabel,
de Ti aprendo, María,
a practicar la Caridad ardiente.
¡Cómo te amo, María,
cuando en nuestra ribera
abres para nosotros esa Divina Flor!
¡Cómo te amo, Virgen, cuando escuchas
a los simples pastores, y a los Magos,
y guardas y meditas todo eso
dentro del Corazón!

¡Oh dulce Reina mía,
lloraste en el destierro
y hasta a acercarme a Ti.
No me cuesta creer que soy tu hija...



CONVENCER AL MUNDO DE QUE TU AMOR ES GRANDE Y VERDADERO...

  




Toca AQUÍ para leer una breve biografía 
de Santa María Magdalena de Pazzis



MAYO, EL MES DE MARÍA NUESTRA MADRE. Día 29: DISTE A LUZ A AQUEL QUE CREÓ LA PUREZA

      



INICIO


               Busquemos unos minutos de silencio para honrar a Nuestra Madre; que esta ausencia de ruido no solo sea exterior, sino sobre todo, interior, dejando atrás los pensamientos que conciernen a las preocupaciones cotidianas. 

               Será muy fácil recogernos interiormente si probamos a olvidar lo que tenemos pendiente de resolver o conseguir, si somos capaces de entender que la Virgen, Nuestra Madre, se ocupará mejor de nuestros asuntos que nosotros... para ello, solo tenemos que abrazarnos confiados a esta Reina de Misericordia, que nos proveerá, no de todo cuanto le solicitamos, sino lo que más nos conviene para la salvación del alma. 

               Puestos en presencia de Dios y de Su Santa Madre María, comenzamos:


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro + 
En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN PERSONAL











SÚPLICA FINAL

 
                "Santísima Virgen Inmaculada y Madre mía María: A Ti Te pido el verdadero amor a Jesucristo, de Ti  espero tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tienes a Dios, Te ruego me ayudes siempre, pero más en el último momento de mi vida. No me abandones hasta no verme salvo en el Cielo, bendiciéndote y cantando Tus Misericordias por toda la Eternidad..."




viernes, 28 de mayo de 2021

LA REDENCIÓN ES UN MISTERIO DE AMOR MISERICORDIOSO

 

               ...tan sólo por los Evangelios llegamos a conocer con perfecta claridad que la Nueva Alianza estipulada entre Dios y la humanidad -de la cual la alianza pactada por Moisés entre el pueblo y Dios, fue tan solo una prefiguración simbólica, y el vaticinio de Jeremías una mera predicción- es la misma que estableció y realizó el Verbo Encarnado, mereciéndonos la Gracia Divina. 




                Esta Alianza es incomparablemente más noble y más sólida, porque a diferencia de la precedente, no fue sancionada con sangre de cabritos y novillos, sino con la Sangre Sacrosanta de Aquel a quienes aquellos animales pacíficos y privados de razón prefiguraban: "el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo" (1). Porque la Alianza Cristiana, más aún que la antigua, se manifiesta claramente como un pacto fundado no en la servidumbre o en el temor, sino en la amistad que debe reinar en las relaciones entre padres e hijos. Se alimenta y se consolida por una más generosa efusión de la Gracia Divina y de la Verdad, según la sentencia del Evangelista San Juan: "De su plenitud todos nosotros recibimos, y gracia por gracia. Porque la ley fue dada por Moisés, mas la Gracia y la Verdad por Jesucristo han venido" (2).

               Introducidos por estas palabras del Discípulo "al que amaba Jesús, y que, durante la Cena, reclinó su cabeza sobre el pecho de Jesús" (3), en el mismo Misterio de la infinita Caridad del Verbo Encarnado, es cosa digna, justa, recta y saludable, que nos detengamos un poco en la contemplación de tan dulce Misterio, a fin de que, iluminados por la luz que sobre él proyectan las páginas del Evangelio, podamos también nosotros experimentar el feliz cumplimiento del deseo significado por el Apóstol a los fieles de Éfeso: "Que Cristo habite por la Fe en vuestros corazones, de modo que, arraigados y cimentados en la Caridad, podáis comprender con todos los Santos cuál es la anchura y la longitud, la alteza y la profundidad, hasta conocer el Amor de Cristo, que sobrepuja a todo conocimiento, de suerte que estéis llenos de toda la plenitud de Dios» (4).

               En efecto, el Misterio de la Redención Divina es, ante todo y por su propia naturaleza, un Misterio de Amor; esto es, un Misterio del Amor justo de Cristo a Su Padre Celestial, a quien el Sacrificio de la Cruz, ofrecido con amor y obediencia, presenta una satisfacción sobreabundante e infinita por los pecados del género humano: "Cristo sufriendo, por caridad y obediencia, ofreció a Dios algo de mayor valor que lo que exigía la compensación por todas las ofensas hechas a Dios por el género humano" (5). Además, el Misterio de la Redención es un Misterio de Amor Misericordioso de la Augusta Trinidad y del Divino Redentor hacia la humanidad entera, puesto que, siendo esta del todo incapaz de ofrecer a Dios una satisfacción condigna por sus propios delitos (6), Cristo, mediante la inescrutable riqueza de Méritos, que nos ganó con la efusión de Su Preciosísima Sangre, pudo restablecer y perfeccionar aquel pacto de amistad entre Dios y los hombres, violado por vez primera en el Paraíso terrenal por culpa de Adán y luego innumerables veces por las infidelidades del pueblo escogido.


Papa Pío XII, Encíclica Haurietis aquas, 15 de Mayo de 1956


NOTAS

     1 Evangelio de San Juan, cap. 1, vers. 29
     2 Evangelio de San Juan cap. 1, vers. 16-17
     3 Evangelio de San Juan, cap. 21
     4 Carta a los Efesios, cap. 3, vers. 17-19
     5 Santo Tomás, Summa Theologica, 3, 48, 2
     6 Papa Pío XI, Encíclica Miserentissimus Redemptor, 1928



MAYO, EL MES DE MARÍA NUESTRA MADRE. Día 28: Bienaventurada porque oyó la Palabra de Dios

     



INICIO


               Busquemos unos minutos de silencio para honrar a Nuestra Madre; que esta ausencia de ruido no solo sea exterior, sino sobre todo, interior, dejando atrás los pensamientos que conciernen a las preocupaciones cotidianas. 

               Será muy fácil recogernos interiormente si probamos a olvidar lo que tenemos pendiente de resolver o conseguir, si somos capaces de entender que la Virgen, Nuestra Madre, se ocupará mejor de nuestros asuntos que nosotros... para ello, solo tenemos que abrazarnos confiados a esta Reina de Misericordia, que nos proveerá, no de todo cuanto le solicitamos, sino lo que más nos conviene para la salvación del alma. 

               Puestos en presencia de Dios y de Su Santa Madre María, comenzamos:


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro + 
En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN PERSONAL











SÚPLICA FINAL

 
                "Pongo en vuestras manos toda mi esperanza, toda mi salvación; admitidme por siervo vuestro, y acogedme bajo vuestro manto, Vos, ¡oh Madre de misericordia! Y ya que sois tan poderosa ante Dios, libradme de todas las tentaciones o bien alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte. Os pido un verdadero amor a Jesucristo. Espero de vos tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tenéis a Dios os ruego que siempre me ayudéis, pero más en el último instante de mi vida. No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Así lo espero. Amén..."




jueves, 27 de mayo de 2021

MAYO, EL MES DE MARÍA NUESTRA MADRE. Día 27: Santuario y Tabernáculo de la Santísima Trinidad

       



INICIO


               Busquemos unos minutos de silencio para honrar a Nuestra Madre; que esta ausencia de ruido no solo sea exterior, sino sobre todo, interior, dejando atrás los pensamientos que conciernen a las preocupaciones cotidianas. 

               Será muy fácil recogernos interiormente si probamos a olvidar lo que tenemos pendiente de resolver o conseguir, si somos capaces de entender que la Virgen, Nuestra Madre, se ocupará mejor de nuestros asuntos que nosotros... para ello, solo tenemos que abrazarnos confiados a esta Reina de Misericordia, que nos proveerá, no de todo cuanto le solicitamos, sino lo que más nos conviene para la salvación del alma. 

               Puestos en presencia de Dios y de Su Santa Madre María, comenzamos:


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro + 
En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN PERSONAL











SÚPLICA FINAL

 
                "Santísima Virgen Inmaculada y Madre mía María: A Ti Te pido el verdadero amor a Jesucristo, de Ti  espero tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tienes a Dios, Te ruego me ayudes siempre, pero más en el último momento de mi vida. No me abandones hasta no verme salvo en el Cielo, bendiciéndote y cantando Tus Misericordias por toda la Eternidad..."




miércoles, 26 de mayo de 2021

SAN FELIPE NERI, el Santo del Buen Humor

  



Toque aquí para leer una breve 
semblanza de San Felipe Neri



MAYO, EL MES DE MARÍA NUESTRA MADRE. Día 26: Ha venido a curarme

       


INICIO


               Busquemos unos minutos de silencio para honrar a Nuestra Madre; que esta ausencia de ruido no solo sea exterior, sino sobre todo, interior, dejando atrás los pensamientos que conciernen a las preocupaciones cotidianas. 

               Será muy fácil recogernos interiormente si probamos a olvidar lo que tenemos pendiente de resolver o conseguir, si somos capaces de entender que la Virgen, Nuestra Madre, se ocupará mejor de nuestros asuntos que nosotros... para ello, solo tenemos que abrazarnos confiados a esta Reina de Misericordia, que nos proveerá, no de todo cuanto le solicitamos, sino lo que más nos conviene para la salvación del alma. 

               Puestos en presencia de Dios y de Su Santa Madre María, comenzamos:


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro + 
En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN PERSONAL











SÚPLICA FINAL

 
                "Madre mía, eres la Reina de todas las Almas, incluso de las más duras y empedernidas que quieran abrirse a Ti. Te suplico, pues: sé Soberana de mi alma; quiebra las rocas interiores de mi espíritu y las resistencias abyectas del fondo de mi corazón. Disuelve, por un acto de Tu imperio, mis pasiones desordenadas, mis pésimos deseos, y el residuo de mis pecados pasados que en mí puedan haber quedado. Límpiame, Madre mía, a fin de que yo sea enteramente Tuyo..."




martes, 25 de mayo de 2021

ESCUCHA SU LLANTO, OBSERVA SUS LÁGRIMAS...


Súplica a la Santa Faz


Oh Todopoderoso y Eterno Dios, mira el Rostro de Tu Hijo Jesús. Te lo presentamos con confianza para implorar Tu perdón. Él, Defensor Misericordioso, abre la boca para pedir por nuestra causa; escucha Su Llanto, observa Sus Lágrimas, oh Dios, y a través de Sus Infinitos Méritos escúchalo a Él cuando intercede por nosotros, pobres y miserables pecadores.




Eterno Padre, a Ti te ofrezco la adorable Faz de Tu Amado Hijo por el Honor y la Gloria de Tu Nombre, por la conversión de los pecadores y por la salvación de los moribundos.

Oh Señor Jesucristo, al presentarnos ante Tu Faz adorable para pedirte las gracias que más necesitamos, Te rogamos nos concedas la disposición interior para nunca dejar de hacer, en ningún momento, lo que Tu requieres de nosotros con Tus Santos Mandamientos y Divinas Inspiraciones.

Oh Bondadoso Jesús, que has dicho "Pide y recibirás, busca y encontrarás, golpea y se abrirá para ti" concédenos, Oh Señor, esa Fe que lo obtiene todo o provéenos de lo que carecemos; concédenos, a través del puro efecto de Tu Caridad y por Tu Gloria Eterna, las gracias que necesitamos y las que buscamos en Tu Infinita Misericordia.

Sé Misericordioso con nosotros, Oh Dios mío y no rechaces nuestras oraciones, cuando en medio de nuestras aflicciones, rogamos a Tu Santo Nombre y buscamos con amor y confianza Tu Santa Faz.

Faz adorable de mi Jesús, mi único Amor, mi Luz y mi Vida, permíteme conocerte, amarte y servirte sólo a Ti; que yo pueda vivir Contigo, de Ti, a través de Ti y para Ti.



MAYO, EL MES DE MARÍA NUESTRA MADRE. Día 25: Dichoso quien la invoca

       



INICIO


               Busquemos unos minutos de silencio para honrar a Nuestra Madre; que esta ausencia de ruido no solo sea exterior, sino sobre todo, interior, dejando atrás los pensamientos que conciernen a las preocupaciones cotidianas. 

               Será muy fácil recogernos interiormente si probamos a olvidar lo que tenemos pendiente de resolver o conseguir, si somos capaces de entender que la Virgen, Nuestra Madre, se ocupará mejor de nuestros asuntos que nosotros... para ello, solo tenemos que abrazarnos confiados a esta Reina de Misericordia, que nos proveerá, no de todo cuanto le solicitamos, sino lo que más nos conviene para la salvación del alma. 

               Puestos en presencia de Dios y de Su Santa Madre María, comenzamos:


Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos, Señor, Dios nuestro + 
En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.


ACTO DE CONSAGRACIÓN PERSONAL











SÚPLICA FINAL

 
                "Pongo en vuestras manos toda mi esperanza, toda mi salvación; admitidme por siervo vuestro, y acogedme bajo vuestro manto, Vos, ¡oh Madre de Misericordia! Y ya que sois tan poderosa ante Dios, libradme de todas las tentaciones o bien alcanzadme fuerzas para vencerlas hasta la muerte. Os pido un verdadero amor a Jesucristo. Espero de vos tener una buena muerte; Madre mía, por el amor que tenéis a Dios os ruego que siempre me ayudéis, pero más en el último instante de mi vida. No me dejéis hasta que me veáis salvo en el cielo para bendeciros y cantar vuestras misericordias por toda la eternidad. Así lo espero. Amén..."




lunes, 24 de mayo de 2021

SOR MARÍA DE JESÚS DE ÁGREDA

 

                Sor María de Jesús nació en la villa de Ágreda, provincia de Soria, España, en 1602, y murió allí mismo en 1665.

               Célebre religiosa, confidente y consejera del Rey Felipe IV, fundadora y escritora. Se llamaba en el mundo María Coronel y Arana y en religión María de Jesús, pero fue conocida por el nombre de su ciudad natal. 




               Sor María de Jesús, perteneció a una familia hidalga y de extremada religiosidad, hasta tal punto que, cuando María tenía dieciséis años, padres e hijos abandonan el mundo y abrazan la vida religiosa; su propia casa quedó convertida en convento y en ella continúa con su madre y su hermana, las tres como Concepcionistas Franciscanas. 

               Fue adquiriendo fama de santidad y de ser favorecida con revelaciones sobrenaturales y, antes de cumplir los veinticinco años, era elegida abadesa, dispensándole el Papa la falta de edad. Con recursos de la caridad fundó en las afueras de la villa de Ágreda el Monasterio de la Inmaculada Concepción, al que se traslada la Comunidad en 1633. La fama de sus virtudes y sabiduría movieron al Monarca Felipe IV a visitarla cuando en Julio de 1643 pasaba hacia Aragón con motivo de la Guerra de Cataluña.

               La situación de España era crítica y el Rey debió encontrar consuelo en la conversación de la abadesa, solicitando una amistad epistolar que con gran sigilo y puntualidad había de durar hasta la muerte de la monja. En esta correspondencia, de la que hizo copia por mandato de su confesor, no sólo levanta el espíritu apocado del rey y le da consuelos de perfección espiritual, sino que trata de los asuntos más arduos de la gobernación del Reino. Trabaja en pro y en contra de validos (mano derecha del Rey), aconseja campañas y provoca medidas públicas. Abarca resueltamente la cuestión del gobierno del Conde-Duque de Olivares, al que censura con energía como perturbador de la paz del Estado, y recuerda al Rey la obligación que tenía de hacerlo todo por sí mismo sin privados ni favoritos. 

               Cuando durante la guerra de Cataluña estuvo el Monarca a punto de indisponerse con Aragón, por la jurisdicción del Tribunal de la Fe, le aconseja con buen criterio que aplazase a toda costa el negocio de la Inquisición «por ser de mucho peso y preciso resolverle con tiento y tomando medios y arbitrios para ajustarse a todos». 

               En política exterior es partidaria de la paz. Durante las negociaciones en Münster y Osnabruck, que habían de culminar en la paz de Westfalia, trató de inclinar a Felipe IV a terminar la guerra con Francia, para ocuparse con todas sus fuerzas en el problema de Portugal, y hasta escribió al Papa Alejandro VII solicitando su mediación en favor de la concordia entre los Príncipes Cristianos.




               En el orden místico, sus ideas fueron elevadas y dentro de la más firme ortodoxia, pero se vio envuelta por la Santa Inquisición en un proceso, del que salió absuelta con las más favorables censuras, en 1650, tras quince años de litigios; la Universidad de la Sorbona de París llegó a condenar varias proposiciones de sus libros.  

               El más notable de sus escritos religiosos es "La Mística Ciudad de Dios", (con más de ciento setenta ediciones en diez idiomas) una historia de la Virgen en la que están resumidas las más importantes de sus tesis teológicas, el Dogma de la Inmaculada y la Infalibilidad Pontificia. Acerca de esta obra se entabló apasionada controversia que duró más de un siglo.

               Se cuenta que Sor María de Jesús de Ágreda poseía diferentes dones místicos, entre otros, el de la bilocación, lo que supuestamente la llevó a evangelizar a los aborígenes de las regiones de Texas, Arizona y Nuevo México, donde fue llamada "la Dama de azul", en una clara alusión a la capa de las religiosas concepcionistas, como lo narra el Franciscano Padre Benavides, que además informó a sus Superiores en México y el Rey Felipe IV; en 1630, este mismo religioso se trasladó a España para conocer a Sor María de Jesús de Ágreda y a conminarla bajo juramento a decir la verdad. Ella le confirmó que, efectivamente, era llevada por Ángeles a países para ella desconocidos a predicar a Jesucristo entre paganos e idólatras y explicarles cómo llegar hasta los Sacerdotes que pudiesen bautizarles. 




               Desde el punto de vista histórico, es de sumo interés su correspondencia con el Rey, que duró más de veinte años, con un total de seiscientas cartas, algunas publicadas por Francisco Silvela, precedida de un bosquejo histórico, en el que va encajando la actuación de Sor María (Cartas de la Venerable Madre Sor María de Ágreda y del Rey Don Felipe IV, Madrid, 1885). «En ellas no sólo se alcanzan pormenores de la mayor importancia sobre personajes y sucesos de aquel tiempo, sino que se descubre también en sus más íntimos repliegues el carácter moral del Monarca, completándose con nuevas perspectivas el cuadro de la Corte y de la sociedad española en el siglo XVII» . 

               Sor María de Jesús, falleció en 1655, a los 63 años, en el Convento de Ágreda. Hoy día en la Capilla del Convento de la Inmaculada Concepción, puede verse su sepulcro y la urna de cristal, donde se venera su cuerpo incorrupto.