miércoles, 7 de octubre de 2020

EL SANTO ROSARIO, SALTERIO ANGÉLICO QUE CONVIERTE LOS CORAZONES

 



               “Viendo Santo Domingo que los crímenes de los hombres obstaculizaban la conversión de los albigenses (1) entró en un bosque próximo a Tolosa y permaneció allí tres días y tres noches dedicado a la penitencia y a la oración continua, sin cesar de gemir, llorar y mortificar su cuerpo con disciplina para calmar la cólera divina, hasta que cayó medio muerto. 

               La Santísima Virgen se le apareció en compañía de tres princesas celestiales y le dijo: 

     «¿Sabes, querido Domingo, de qué arma se ha servido la Santísima Trinidad para reformar el mundo?»

     - Oh Señora, Tú lo sabes mejor que yo –respondió él–; porque después de Jesucristo, Tú fuiste el principal instrumento de nuestra salvación. 

     «–Pues has de saber – añadió Ella– que la principal pieza de combate ha sido el Salterio Angélico (2), que es el fundamento del Nuevo Testamento. Por ello, si quieres ganar para Dios esos corazones endurecidos, predica Mi Salterio».

               Levantóse el Santo muy consolado. Inflamado de celo por la salvación de aquellas gentes, entró en la Catedral. Al momento repicaron las campanas para reunir a los habitantes, gracias a la intervención de los Ángeles. Al comenzar Santo Domingo su predicación, se desencadenó una terrible tormenta, tembló la tierra, se oscureció el sol, truenos y relámpagos repetidos hicieron palidecer y temblar a los oyentes. El terror de éstos aumentó cuando vieron a una imagen de la Santísima Virgen, expuesta en lugar prominente, levantar los brazos al Cielo por tres veces para pedir a Dios venganza contra ellos, si no se convertían y recurrían a la protección de la Santa Madre de Dios. 

              Quería el Cielo con estos prodigios promover esta nueva devoción del Santo Rosario y hacer que se la conociera más. Gracias a la oración de Santo Domingo, se calmó finalmente la tormenta, él prosiguió su predicación explicando con tanto fervor y entusiasmo la excelencia del Santo Rosario que casi todos lo habitantes de Tolosa lo aceptaron, renunciando a sus errores. En poco tiempo se experimentó un gran cambio de vida y costumbres en la ciudad”.


El Secreto Admirable del Santísimo Rosario 

por San Luis María Grignión de Montfort 


NOTAS ACLARATORIAS

               1 Los albigenses, también conocidos como cátaros, recibían este nombre porque la secta había nacido en la zona de Albi, en la región francesa conocida como Occitania. La herejía era continuidad del maniqueísmo: rechazaban la Divinidad de Jesucristo y los Sacramentos de la Iglesia. 

              2 El Salterio de la Virgen es como se llamaba inicialmente al Santo Rosario, ya que a similitud de los Salmos, está compuesto por 150 Avemarías. El Rosario era la devoción que muchos seguían por no saber leer y que les impedía rezar el Oficio Divino, que era propio de los Sacerdotes y Religiosos.




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