sábado, 3 de octubre de 2020

PRIMER SÁBADO DE OCTUBRE: REPAREMOS AL DOLOROSO E INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA

 

"Yo he venido a pedir la Consagración del mundo
 a Mi Inmaculado Corazón y la Comunión Reparadora
 en los Primeros Sábados de mes..."

(Palabras de Nuestra Señora en Fátima)



          Dedicamos el Primer Sábado de cada mes a desagraviar al Inmaculado Corazón de María no por un capricho humano sino por un URGENTE PEDIDO de Nuestra Señora, que nos advierte, como Madre Nuestra, del mal camino que han tomado aquellos que viven en el peor de los pecados: la ingratitud a Dios. La Virgen María desea nuestro amor y también nuestro consuelo hacia Su Inmaculado Corazón, herido por el pecado del mundo.

          Transcurridos algunos años tras las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, Lucía, la única superviviente de los tres niños que contemplaron a la Virgen Santa, contaba con apenas 18 años cuando decidió irse con la Congregación de las Hermanas Doroteas; ingresó como postulante en el convento que la Orden tenía en Pontevedra (España) y en donde Nuestra Señora fue a revelarle la primera parte del plan de Dios para la salvación de los pecadores en nuestro tiempo de rebelión contra Dios: la Comunión Reparadora de los Primeros Sábados de mes.




          Lucía, refiriéndose a ella misma, describe el encuentro en tercera persona:

               El día 10 de Diciembre de 1925, se le apareció la Santísima Virgen y al lado, suspenso en una nube luminosa, un Niño. La Santísima Virgen, poniéndole una mano en el hombro, le mostró al mismo tiempo un Corazón que tenía en la otra mano, cercado de espinas. Al mismo tiempo le dijo el Niño:

               ‘Ten compasión del Corazón de tu Santísima Madre que está cubierto de espinas que los hombres ingratos continuamente le clavan, sin haber quien haga un acto de reparación para arrancárselas.’

               Enseguida dijo la Santísima Virgen:

               ‘Mira, hija mía, Mi Corazón, cercado de espinas que los hombres ingratos me clavan continuamente con blasfemias e ingratitudes. Tu, al menos, procura consolarme y di que todos aquellos que durante cinco meses, en el Primer Sábado se confiesen, reciban la Santa Comunión, recen la tercera parte del Rosario y me hagan 15 minutos de compañía, meditando en los Misterios del Rosario, con el fin de desagraviarme, yo prometo asistirles en la hora de la muerte con todas las gracias necesarias para la salvación de sus almas.’


¿Por qué Cinco Sábados?


              Después de haber estado Sor Lucía en oración, Nuestro Señor le reveló la razón de los cinco sábados de reparación: "Hija mía, la razón es sencilla: se trata de 5 clases de ofensas y blasfemias proferidas contra el Inmaculado Corazón de María:

         Primer Sábado: Las blasfemias contra Su Pura e Inmaculada Concepción

         Segundo Sábado: Las blasfemias Contra Su Virginidad

         Tercer Sábado: Las blasfemias contra Su Maternidad Divina, rehusando al mismo tiempo recibirla como Madre de los hombres

         Cuarto Sábado: Los que procuran públicamente infundir en los corazones de los niños, la indiferencia, el desprecio y hasta el odio hacia la Madre Inmaculada

         Quinto Sábado: Los que la ultrajan directamente en Sus sagradas imágenes





               ¡Oh Inmaculado Corazón de María, traspasado de dolor por las injurias con que los pecadores ultrajan Vuestro Santísimo Nombre y Vuestras excelsas prerrogativas! Aquí tenéis postrado a Vuestros pies, un indigno hijo Vuestro, que, agobiado por el peso de sus propias culpas, viene arrepentido y lloroso, y con ánimo de resarcir las injurias que, a modo de penetrantes flechas dirigen contra Vos hombres insolentes y malvados. 

               Deseo reparar con este acto de amor y rendimiento, que hago delante de Vuestro amantísimo Corazón, todas las blasfemias que se lanzan contra Vuestro augusto Nombre, todos los agravios que se infieren a Vuestras excelsas prerrogativas y todas las ingratitudes con que los hombres corresponden a Vuestro maternal amor e inagotable misericordia.

               Aceptad, oh Corazón Inmaculado esta pequeña demostración de mi filial cariño y justo reconocimiento, junto con el firme propósito que hago de seros fiel en adelante, de salir por Vuestra honra cuando la vea ultrajada y de propagar Vuestro culto y Vuestras glorias. Concededme, oh Corazón amabilísimo, que viva y crezca incesantemente en Vuestro Santo Amor, hasta verlo consumado en la Gloria. Amén.



Se rezan ahora TRES AVEMARÍAS en honor
 del Poder, la Sabiduría y la Misericordia 
del Purísimo Corazón de María, 
menospreciado por los hombres



               I.- Os venero, amabilísimo Corazón de María, que ardéis continuamente en vivas llamas de Amor Divino; por Él suplico, Madre mía amorosa, abraséis mi tibio corazón en ese Divino fuego en que estáis toda inflamada.

     Dios te salve María, llena eres de gracia, etc...

               II.- Os venero, Purísimo Corazón de María, de quien brota la hermosa azucena de virginal pureza. Por ella os pido, Madre mía Inmaculada, purifiquéis mi impuro corazón, infundiendo en él la pureza y castidad.

     Dios te salve María, llena eres de gracia, etc...

               III.- Os venero, afligidísimo Corazón de María, traspasado con la espada de dolor por la Pasión y Muerte de Vuestro querido Hijo Jesús, y por las ofensas que de continuo se hacen a Su Divina Majestad; dignaos, Madre mía Dolorosa, penetrar mi duro corazón con un vivo dolor de mis pecados y con el más amargo sentimiento de los ultrajes e injurias, que está recibiendo de los pecadores el Divino Corazón de mi adorable Redentor.

     Dios te salve María, llena eres de gracia, etc...



Jaculatorias


¡Oh Corazón Inmaculado de María, compadeceos de nosotros!

¡Refugio de pecadores, rogad por nosotros!

¡Oh Dulce Corazón de María, sed la salvación mía!



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