sábado, 6 de julio de 2019

SANTA MARÍA GORETTI, la joven Mártir de la Pureza



          Nació en Corinaldo, Italia, el año 1890, de una familia humilde. Su niñez, bastante dura, transcurrió en Nettuno (cerca de Roma), y durante ella se ocupó en ayudar a su madre en las tareas domésticas. Era piadosa y asidua en la oración. 

          El 6 de Julio de 1902, a los once años de edad, fue amenazada de muerte con un punzón por Alessandro Serenelli, un joven que trató de abusar de ella, que prefirió morir antes que pecar. Durante su agonía perdonó al atacante, quién, tras años de cárcel, se convirtió y terminó sus días en un convento de frailes capuchinos. En 1950, asistiría junto a la madre de la Mártir a la canonización de esta.




EL PAPA PÍO XII 
reconoció el Martirio de Santa María Goretti
y la propuso como ejemplo para la jóvenes católicas


           De todo el mundo es conocida la lucha con que tuvo que enfrentarse, indefensa, esta virgen; una turbia y ciega tempestad se alzó de pronto contra ella, pretendiendo manchar y violar su angélico candor. En aquellos momentos de peligro y de crisis, podía repetir al divino Redentor aquellas palabras del áureo librito De la imitación de Cristo: "Si me veo tentada y zarandeada por muchas tribulaciones, nada temo, con tal de que Tu gracia esté conmigo. Ella es mi fortaleza ; ella me aconseja y me ayuda. Ella es más fuerte que todos mis enemigos."  Así, fortalecida por la gracia del Cielo, a la que respondió con una voluntad fuerte y generosa, entregó su vida sin perder la gloria de la virginidad.

           En la vida de esta humilde doncella, tal cual la hemos resumido en breves trazos, podemos contemplar un espectáculo no sólo digno del Cielo, sino digno también de que lo miren, llenos de admiración y veneración, los hombres de nuestro tiempo.  Aprendan los padres y madres de familia cuán importante es el que eduquen a los hijos que Dios les ha dado en la rectitud, la santidad y la fortaleza, en la obediencia a los preceptos de la Religión Católica, para que, cuando su virtud se halle en peligro, salgan de él victoriosos, íntegros y puros, con la ayuda de la gracia divina.

           Aprenda la alegre niñez, aprenda la animosa juventud a no abandonarse lamentablemente a los placeres efímeros y vanos, a no ceder ante la seducción del vicio, sino, por el contrario, a luchar  con firmeza, por muy arduo y difícil que sea el camino que lleva a la perfección cristiana, perfección a la que todos podemos llegar tarde o temprano con nuestra fuerza de voluntad, ayudada por la gracia de Dios, esforzándonos, trabajando y orando.




           No todos estamos llamados a sufrir el Martirio, pero sí estamos todos llamados a la consecución (acción y efecto de conseguir) de la virtud cristiana. Pero esta virtud requiere una fortaleza  que, aunque no llegue a igualar el grado cumbre de esta angelical doncella, exige, no obstante, un largo, diligentísimo e ininterrumpido esfuerzo, que no terminará sino con nuestra vida. Por esto, semejante esfuerzo puede equipararse a un lento y continuado Martirio, al que nos amonestan aquellas palabras de Jesucristo: El Reino de los Cielos se abre paso a viva fuerza, y los que pugnan por entrar lo arrebatan.

           Animémonos todos a esta lucha cotidiana, apoyados en la gracia del Cielo; sírvanos de estímulo la Santa Virgen y Mártir María Goretti; que ella, desde el Trono Celestial, donde goza de la Felicidad Eterna, nos alcance del Redentor Divino, con sus oraciones, que todos, cada cual según sus peculiares condiciones, sigamos sus huellas ilustres con generosidad, con sincera voluntad y con auténtico esfuerzo.


(Papa Pío XII, en el Sermón de la Canonización 
de Santa María Goretti, el 24 de Junio de 1950)



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.