lunes, 15 de julio de 2019

NOVENA A NUESTRA REINA Y MADRE LA VIRGEN DEL CARMEN; Día 9


          Esta Novena se podrá hacer en cualquier tiempo del año o en nueve días consecutivos, o en nueve sábados seguidos, escogiendo este día por estar dedicado a Nuestra Señora.

          Hagámos la Novena en un templo o capilla, o bien desde casa, delante de alguna imagen de Nuestra Señora del Carmen. Hagamos una INTENCIÓN PARTICULAR por la cual ofrecer esta Novena.

          Ofrezcamos a la Majestad de Dios, en Reverencia de María Santísima, cada día alguna especial obra de virtud, como una limosna, ayuno, asistir a la Santa Misa, etc.

           Puestos de rodillas, conscientes de la Presencia de Dios y Su Bendita Madre, empezaremos:



            Por la señal de la Santa Cruz + de nuestros enemigos + líbranos Señor + Dios Nuestro. 

                En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.

                Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois y porque Os amo sobre todas las cosas, me pesa de todo corazón haberos ofendido; propongo firmemente nunca más pecar, apartarme de todas las ocasiones de ofenderos, confesarme y cumplir la penitencia que me fuera impuesta.

                Ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como lo suplico, así confío en Vuestra Bondad y Misericordia infinita, que me los perdonaréis, por los méritos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte y me daréis gracia para enmendarme, y perseverar en Vuestro Santo Amor y servicio, hasta el fin de mi vida. Amén.




ORACIÓN INICIAL PARA CADA DÍA

               Oh Virgen María, Madre de Dios y Madre también de los pecadores, y especial Protectora de los que visten Tu sagrado Escapulario; por lo que Su Divina Majestad te engrandeció, escogiéndote para verdadera Madre Suya, te suplico me alcances de Tu querido Hijo el perdón de mis pecados, la enmienda de mi vida, la salvación de mi alma, el remedio de mis necesidades, el consuelo de mis aflicciones y la gracia especial que pido en esta Novena, si conviene para Su mayor Honra y Gloria, y bien de mi alma: que yo, Señora, para conseguirlo me valgo de Vuestra intercesión poderosa, y quisiera tener el espíritu de todos los Ángeles, Santos y Justos a fin de poder alabarte dignamente; y uniendo mis voces con sus afectos, te saludo:

Llevadnos con Vos, Virgen Inmaculada;
correremos tras el olor de Vuestros perfumes

Dios te salve, María, llena eres de gracia, etc...

Llevadnos, Virgen Sagrada María 
a la cima del Carmelo,
que es Cristo, Vida del Cielo

Dios te salve, María, llena eres de gracia, etc...

Interceded ante el Señor, Reina del Cielo,
para que cuantos murieron revestidos
con Vuestro Escapulario, 
vayan cuanto antes al Monte Santo de la Gloria

Dios te salve, María, llena eres de gracia, etc...



DÍA NOVENO

               ¡Oh Virgen del Carmen, María Santísima! que extendiendo Tu amor hacia los Carmelitas, aún después de la muerte, como piadosísima Madre de los que visten Tu Santo Escapulario consuelas sus almas, cuando están en el Purgatorio, y con Tus ruegos consigues salgan cuanto antes de aquellas penas, para ir a gozar de Dios, Nuestro Señor, en la Gloria. Te ruego, Señora, me alcances de Su divina Majestad cumpla yo con las obligaciones de cristiano y la Devoción del Santo Escapulario, de modo que logre este singularísimo favor. Así, Señora, te lo suplico humildemente, diciendo:


Dios te salve, Reina y Madre de Misericordia, vida, dulzura y esperanza nuestra, etc...


Pedir ahora la gracia particular 
que se desea conseguir en esta Novena



ORACIÓN FINAL PARA TODOS LOS DÍAS

               Virgen Santísima del Carmen; yo deseo que todos sin excepción se cobijen bajo la sombra protectora de Tu Santo Escapulario, que todos estén unidos a Ti, Madre mía, por los estrechos y amorosos lazos de esta Tu querida Insignia. ¡Oh Hermosura del Carmelo! Míranos postrados reverentes ante Tu sagrada imagen, y concédenos benigna Tu amorosa protección. 

                Te encomiendo las necesidades de la Iglesia Católica, Nuestra Madre, así como las de mi Nación y las de todo el mundo, las mías propias y las de mis parientes y amigos. Mira con ojos de compasión a tantos pobres pecadores, herejes y cismáticos, cómo ofenden a Tu Divino Hijo y a tantos infieles como gimen en las tinieblas del paganismo. Que todos se conviertan y te amen, Madre mía, como yo deseo amarte ahora y por toda la eternidad. Así sea.




Pues eres nuestro consuelo y Medianera con Dios, 
ruega, Señora, por nos, Virgen del Monte Carmelo




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