miércoles, 23 de febrero de 2022

LA TERRIBLE REALIDAD DEL INFIERNO. Parte IV. En las revelaciones de Sor Josefa Menéndez (II)


(Continuación del artículo del 14 de Febrero)




               En la vida de Sor Josefa Menéndez tuvo lugar un fenómeno muy raro en la mística de los Santos: conocer en carne propia los sufrimientos del Infierno. Dios permitió al diablo que la bajase hasta el infierno. Allí, pasa largas horas, algunas veces una noche entera, en una indescriptible agonía. A pesar de que fue llevada al Infierno más de un centenar de veces, a ella le parece que cada vez es la primera, y cada una le semeja tan larga como una eternidad. Soporta todas las torturas del Infierno, con una sola excepción: el odio a Dios. No fue el menor de estos tormentos oír las estériles confesiones de los condenados, sus gritos de odio, de dolor y de desesperación...

               "Hoy vi un vasto número de gente caer dentro del ardiente abismo... Parecían unos vividores acostumbrados a los placeres del mundo, y un demonio gritó con estruendo: "El mundo está maduro para mí... Yo sé que la mejor manera de conseguir el control de las almas es acrecentar su deseo por la diversión y el disfrute de los placeres... "Ponme a mí en primer lugar..."; "Yo antes que los demás..."; "Y sobre todo nada de humildad para mí, sino que déjame disfrutar a mis anchas...". Esta clase de palabras asegura mi victoria... y ellos mismos se lanzan en multitudes al fondo del infierno"." (4 de Octubre de 1922) 

               "Hoy -escribe Sor Josefa- "no bajé al infierno, sino que fui transportada a un lugar donde todo estaba oscuro, pero en el centro había un enorme y espantoso fuego rojo. Me dejaron inmóvil y no podía hacer ni el más mínimo movimiento. Alrededor de mí había siete u ocho personas, sus cuerpos negros estaban desnudos, y yo podía verlos sólo por los reflejos del fuego. Estaban sentados y hablaban. "Un diablo dijo a otro: "Tenemos que ser muy cuidadosos para que no nos perciban. Podríamos ser fácilmente descubiertos". "El diablo respondió: "Insinuaos procurando que el descuido y la negligencia se apoderen de ellos, pero manteniéndoos en la sombra, para que no os descubran... gradualmente, ellos se volverán más y más descuidados, indiferentes al bien y al mal, sin ningún tipo de compasión ni amor, y vosotros seréis capaces de inclinarlos hacia el mal. Tentad a estos otros con la ambición, con el amor por sí mismos, que no busquen nada más que su propio interés, con adquirir riquezas sin trabajar... de forma legal o no. Excitad a aquellos otros hacia la sensualidad y el amor al placer. Dejad que el vicio los ciegue"."(Aquí usaron palabras obscenas) "Y con el resto... explorad sus corazones... así conoceréis sus inclinaciones... haced que amen apasionadamente... Actuad sin ningún escrúpulo... no descanséis... no tengáis piedad... El mundo debe ir hacia la condenación... y que las almas no se me escapen". 

               De vez en cuando -continúa narrando Sor Josefa- los discípulos de Satán respondían: "Somos tus esclavos... trabajaremos sin descanso. Sí, muchos luchan contra nosotros, pero trabajaremos noche y día. ¡Conocemos tu poder!" Hablaban todos a la vez, y el que yo entendí que era Satán usaba palabras espantosas. En la distancia, pude oír un bullicio de fiesta, el tintineo de las copas, y gritó: "¡Dejad que ellos mismos se junten en sus comidas! Eso lo pondrá todo más fácil para nosotros. Dejadlos que vayan a sus banquetes. El amor al placer es la puerta por la que vosotros os apoderaréis de ellos... Y esas almas ya no serán capaces de escapar de mí"." Añadió cosas tan horribles que nunca podrían ser escritas ni dichas. Luego, como sumergidos en un remolino de humo, se desvanecieron. (3 de Febrero de 1923) 

               El demonio gritaba rabiosamente por un alma que se le escapaba: "Llenad su alma de miedo, llevadla a la desesperación. ¡Si ella pone su confianza en la Misericordia de ese... (aquí usó palabras blasfemas contra Nuestro Señor). todo estará perdido! Pero no;llévala a la desesperación, no la dejéis ni por un instante, por encima de todo, haced que se desespere..." Entonces el infierno resonó con gritos frenéticos, y cuando finalmente el diablo me arrojó fuera del abismo, se fue amenazándome. Entre otras cosas, decía: "¿Es posible que tales enclenques criaturas tengan más poder que yo, que soy tan poderoso?... Debo enmascarar mi presencia, trabajar en la sombra, cualquier esquina será buena para tentarlos... susurrando a un oído... en las hojas de un libro... debajo de una cama... Algunas almas no me prestan atención, pero hablaré y hablaré, y a fuerza de hablar, alguna palabra quedará... ¡Sí, debo ocultarme en lugares en los que no pueda ser descubierto!" (7 y 8 Febrero de 1923)




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