lunes, 28 de enero de 2019

SAN PEDRO NOLASCO, de comerciante a redentor de cristianos cautivos


                 Pedro Nolasco nace en Mas de Saintes Puelles, Condado de Toulouse, entre el 1180. Avecindada la familia Nolasco en Barcelona, aprendió de su padre Bernardo el arte de mercader.

                 En el ejercicio de su actividad de comerciante descubre el cautiverio de los cristianos en tierras musulmanas. Desde entonces, dedicará su vida y utilizará sus bienes para devolverles la libertad. Poco a poco reuniría a su alrededor un buen número de jóvenes que le ayudarían en la labor de redimir cautivos.

                  Buscó en su fervorosa oración la inspiración divina para poder continuar la obra, y en esta circunstancia, la noche del 1 al 2 de Agosto de 1218, ocurrió la intervención especial de María Santísima en la vida de Pedro Nolasco.

                   Según una piadosa tradición, también se apareció la Virgen a San Raimundo de Peñafort, y al Rey Jaime I de Aragón, y les comunicó a los tres por separado Su deseo de fundar una Orden para redimir cautivos cristianos.




                  El hecho es que la Virgen María movió profundamente el corazón de Pedro Nolasco para fundar la Orden de la Merced; el 10 de Agosto de 1218 en el altar mayor de la Catedral de Barcelona, en presencia del Rey Jaime I de Aragón y del Obispo Berenguer de Palou, se crea la nueva institución. Pedro y sus compañeros vistieron el hábito y recibieron el escudo con las cuatro barras rojas sobre un fondo amarillo de la Corona de Aragón y la Cruz Blanca sobre fondo rojo, titular de la catedral de Barcelona. Pedro Nolasco reconoció siempre a María Santísima como la auténtica Fundadora de la Oden, bajo el título de la Merced. "Merced" significa "misericordia".

                   La nueva Orden fue laica en los primeros tiempos. Su primera ubicación fue el Hospital de Santa Eulalia, junto al palacio real. Allí recogían a indigentes y a cautivos que regresaban de tierras de moros y no tenían donde ir. Seguían la labor que ya antes hacían de crear conciencia sobre los cautivos y recaudar dinero para liberarlos. Eran acompañados con frecuencia de ex-cautivos, ya que, cuando uno era rescatado, tenía obligación de participar durante algún tiempo en este servicio. Normalmente iban cada año en expediciones redentoras. San Pedro continuó sus viajes personalmente en busca de esclavos cristianos. En Argelia, Africa, lo hicieron prisionero pero logró conseguir su libertad. Aprovechando sus dones de comerciante, organizó con éxito por muchas ciudades colectas para los esclavos.

                Los frailes hacían, además de los tres votos de la vida religiosa, pobreza, castidad y obediencia, un cuarto: dedicar su vida a liberar esclavos. Al entrar en la Orden los miembros se comprometían a quedarse en lugar de algún cautivo que estuviese en peligro de perder la Fe, en caso que el dinero no alcanzara a pagar su redención. Entre los que se quedaron como esclavos está San Pedro Ermengol, un noble que entró en la orden tras una juventud disoluta. Este cuarto voto distinguió a la nueva comunidad de mercedarios.




                El Papa Gregorio IX aprobó la Orden de la Merced mediante la Bula Devotionis vestrae, el 17 de Enero de 1235 y San Pedro Nolasco fue nombrado Superior General. 

                El Rey Jaime decía que si había logrado conquistar la ciudad de Valencia, ello se debía a las oraciones de Pedro Nolasco. Cada vez que obtenía algún triunfo lo atribuía a las oraciones de este Santo.

                Antes de morir, a los 77 años, pronunció el Salmo 76 "Tú, oh Dios, haciendo maravillas, mostraste Tu poder a los pueblos y con Tu brazo has rescatado a los que estaban cautivos y esclavizados".

              


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