martes, 29 de septiembre de 2020

SAN MIGUEL ARCÁNGEL, GLORIOSO PRÍNCIPE DE LAS MILICIAS CELESTIALES

 


              Príncipe de los Ángeles fieles al Señor. Su nombre significa: «¿Quién como Dios?». En la Sagrada Escritura, aparece en el Libro del Profeta Daniel, en la Epístola del Apóstol Judas y en el Libro del Apocalipsis. Como a San Gabriel y a San Rafael, se le llama "Arcángel".



               San Miguel es figura principal entre los que sirven inmediatamente al Trono del Señor y bajan a la tierra para anunciar o hacer cumplir Sus designios. Protector del Pueblo de Dios, de Israel, en la Antigua Ley; de la Iglesia de Cristo en el Nuevo Testamento. En la Sagrada Escritura ha hallado su fundamento la piedad popular de todos los tiempos para erigir a San Miguel en Príncipe de los Ejércitos Celestiales, Guerrero Victorioso en las luchas cósmicas contra el espíritu rebelde, el Dragón de las tinieblas.

               Daniel, el Profeta de las revelaciones angélicas, nos da a conocer el nombre de nuestro Arcángel. Miguel, llamado Gran Jefe de los israelitas, que luchan por la liberación del Pueblo de Dios, desterrado y sometido al dominio persa. Allí mismo se habla de los príncipes de Persia y de Grecia, refiriéndose, según el común sentir, a los Ángeles Guardianes de estas naciones.

               El Apocalipsis, nos presenta a San Miguel en su misión definitiva, culminante. Ante la Aparición de la Mujer, símbolo de María y de la Iglesia, con Su Hijo, en el Cielo se traba una batalla. Miguel y el Dragón frente a frente, el Arcángel fiel contra el soberbio ángel de la luz. Cada uno manda un ejército de ángeles. Vence Miguel y el Dragón es sepultado en los infiernos. (1)

               De esta visión de San Juan, Profeta de Patmos, se derivan las imágenes medievales del guerrero de alas brillantes con labrada armadura, al que no le falta la lanza que destruye al dragón, vencido a sus pies. La Iglesia misma le reconoce el título de defensor de sus huestes, por eso le llama "Ángel del Paraíso", "Príncipe de las Milicias Celestiales", y en las Letanías de los Santos le asigna el primer lugar detrás de la Santísima Virgen. Su protección no nos abandona hasta después de la muerte.

               En el momento solemne de ofrecer el Santo Sacrificio de la Misa por sus difuntos, la Iglesia le invoca para que presente las almas a la Luz Santa del Juicio Divino. La devoción popular, que ha influido notablemente en estos textos litúrgicos, le considera como "pesador de las almas", y así le vemos en curiosas miniaturas de la Edad Media, con la balanza de la Justicia Divina en las manos, felizmente inclinado un platillo hacia la Gloria del Cielo.

               Sus Apariciones más famosas son las del Monte Gárgano en Italia, alrededor del año 500, y la del Monte Adriano, donde el año 611 el Papa Adriano IV le construye un oratorio, sobre el que sería más tarde Castillo de Sant' Angelo.

              En España alcanzó renombre su aparición en la serranía navarra de Aralar para ayudar al Noble Caballero Don Teodosio de Goñi en lucha contra el dragón infernal.

               Hoy día el Arcángel se mantiene fiel a su Misión de Custodio de la Iglesia, como lo proclama la oración a él dirigida al final de la Santa Misa, súplica preceptuada por el Papa León XIII.


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NOTAS ACLARATORIAS

   (1)   En la historia de las Apariciones Marianas, vemos que el Arcángel San Miguel -u otro Ángel o Espíritu Celestial- a veces puede jugar un papel importante antes de las manifestaciones de Nuestra Señora, como en Fátima, Portugal, o en San Sebastián de Garabandal, España.

  (2)  Como si fuese una verdadera profecía, el Papa León XIII intuyó y plasmó en esta oración la terrible realidad de nuestros días, la usurpación de la Cátedra de San Pedro, en consonancia al Secreto de La Salette


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