domingo, 8 de septiembre de 2019

LA NATIVIDAD DE LA SANTÍSIMA VIRGEN MARÍA, la criatura más amada por Dios


"El día de la Natividad de la Madre de Dios 
es Festividad de alegría universal, 
pues a través de Ella 
se renovó todo el género humano, 
y la aflicción de la madre Eva 
se convirtió en alegría"

San Juan Damasceno





ORÍGEN DE LA NATIVIDAD
 DE MARÍA NUESTRA SEÑORA
de las primeras Festividades de la Iglesia Católica


               La Fiesta de la Natividad de la Santísima Virgen María se comenzó a celebrar oficialmente con el Papa San Sergio (finales del siglo VII) al establecer que se celebraran en Roma cuatro Fiestas en Honor de Nuestra Señora: la Anunciación, la Asunción, la Natividad y la Purificación.

          Se desconoce el lugar donde nació la Virgen María. Algunos dicen que nació en Nazaret, pero otros opinan que nació en Jerusalén, en el barrio vecino a la piscina de Bethesda. Ahí, ahora, hay una cripta, en la Iglesia de Santa Ana que se venera como el lugar en el que nació la Madre de Dios.


          Si el nacimiento de la madre en una familia, señala una fecha de fiesta y regocijo, día de júbilo es también el presente para toda la Familia Católica, que tiene por Madre a la que es también Madre de Dios, la Santísima Virgen María.

          Y es que el nacimiento de la Purísima Virgen María tiene para el mundo entero una alta significación y trascendencia; al nacer Ella, despunta la aurora de la liberación del linaje humano, perdido por Eva, pero que será restaurado con ventaja por esta segunda Eva, que es verdadera Madre de los Vivientes, nacida libre del pecado original de nuestros primeros padres.


LA VIRGEN MARÍA NO FUE
 UNA MUJER CORRIENTE
pues fue elegida desde siempre 
para ser Madre del Redentor


          Aquella Niña era hermosa. Sus facciones proporcionadas y su cuerpo bello. Si Jesús Nuestro Señor, según canta el salmista, “fue el más hermoso de los hijos de los hombres” (1), ¿por qué no admitir lo mismo en favor de su Madre? De la extraordinaria belleza de Jesús es lógico deducir la extraordinaria belleza de María.

          María Santísima es inseparable de Su Hijo Jesús en el Plan Divino; en efecto, así como Cristo Nuestro Señor preside toda la Obra de la Creación, así preside en ella la Soberana Virgen María, porque habiendo sido escogida desde toda la Eternidad para darnos al Salvador, Ella con Su Hijo fue lo que Dios tuvo primero en vista al crear el mundo.

          Si Dios no ha negado a la Santísima Virgen gracia alguna de las que ha concedido a las criaturas, no puede negarse que María tuvo uso de razón y libre albedrío desde el instante de Su Concepción. Dotada de tal facultad adquirió inmediatamente el conocimiento de Dios, y por tanto, con un simple deseo de Su albedrío se lanzó con todo el afecto de Su Corazón Purísimo hacia Él, cumpliendo un acto perfectísimo de amor. De este modo, mediante Su acción personal, se dispuso a Su propia santificación.




          El Evangelio nos habla de este uso de razón en San Juan Bautista. Y si a él se lo dio, ¿le negaría Dios algo que le era debido a Su dignidad? ¿Permitiría que Su Madre fuese inconsciente de lo que el Altísimo obra en Ella?

         Si la Santísima Virgen tuvo el uso de razón y la libertad desde el momento de Su Concepción, es lógico que tuviera ciencia y, lo que es todavía mejor, que en ocasiones tuviera Visión Beatífica.

          Hay muchas opiniones sobre esta Visión Beatífica, pero coinciden los teólogos en que le fue concedida varias veces: al nacer, en la Encarnación, y en la Resurrección de Jesús.

          En cuanto a la ciencia infusa per se, le fue dada de una manera habitual y permanente. Así se explica que desde que nació y durante toda Su Infancia tuvo uso de razón acerca de las cosas divinas; que Su Alma desde Su creación no interrumpiese Sus actos de amor de Dios, y que aún durante el sueño tuviese altísima contemplación.

          También tuvo la Virgen María la gracia de la ciencia infusa per accidens, que es perfeccionamiento de la anterior, ya que la tuvo Adán desde su nacimiento y habitualmente. Recibió, infusas, desde Su Concepción, las virtudes morales naturales, las cuales necesitan para su perfeccionamiento de las virtudes intelectuales naturales.

          De la ciencia adquirida dicen los teólogos que, teniendo uso de razón desde el momento de su concepción pasiva, sus facultades sensibles se pondrían al unísono con las facultades intelectuales y desde que nació empezó a adquirir ciencia con su propio trabajo.


LA VIRGEN MARÍA JAMÁS 
COMETIÓ PECADO ALGUNO
ni hubo en Ella ningún error,
pues fue y es la criatura más amada de Dios


          Desde Su Concepción hasta la de Su Hijo no cometió tampoco pecado mortal ni venial, siendo así confirmada en el bien y en la gracia.

          La Santísima Virgen no tuvo imperfección voluntaria desde Su nacimiento, ya que ésta tiene parentesco con el pecado venial, y jamás lo cometió.

          Fue exenta del pecado original desde el primer instante de Su Concepción y recibió, por consiguiente, la gracia santificante, que actuó en Su Alma y la preparó para la Divina Maternidad.

          Ni los Ángeles ni los Santos recibieron en su concepción más gracias. Jamás amó Dios a nadie como a Ella, y como Él da tanta Bondad como Amor tiene a una persona, a María Santísima le dio más que a ninguna.

          La Virgen María recibió, desde Su Concepción, más gracia que la gracia final que recibiera cualquier Ángel o cualquier Santo.

          Recibió en su primera santificación todas las virtudes infusas y dones del Espíritu Santo: la Fe, la Esperanza y la Caridad, así lo enseña el Concilio Tridentino, y lo mismo sucede con las “virtudes morales”.


NOTAS ACLARATORIAS


  (1) Salmo 45, vers. 2   "Eres el más hermoso de los hijos de los hombres; la gracia se derramó en tus labios; por tanto Dios te ha bendecido para siempre".





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