martes, 21 de noviembre de 2017

EL ÁNGELUS


               En los pueblos o ciudades, tres veces al día, o sea, al amanecer, al mediodía y al anochecer, el dulce tañido de la campana desde lo alto de las Iglesias o catedrales invitaba a los cristianos a elevar al cielo la sublime plegaria del Ángelus para saludar a María y recordarle la escena más grandiosa de su vida: la anunciación del ángel en Nazareth y el misterio de la Encarnación del Verbo en sus en sus virginales entrañas: “El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo...”

                El Papa Benedicto XIII, el 14 de Septiembre de 1724, con el breve Iniunctae nobis, concedía cien días de indulgencia por cada vez que se rezara y una indulgencia plenaria al mes al que lo rezase diariamente de rodillas por la mañana, a mediodía y por la tarde al toque de las campanas.




                Más adelante, el Pontífice Benedicto XIV estableció el 20 de Abril de 1742 que durante el Tiempo Pascual se sustituyese el Ángelus por la antífona: Regina Caeli.

                Finalmente, el Papa Pío VII en 1815, añadió al Ángelus tres “Glorias al Padre...” en acción de gracias por los dones copiosamente otorgados por la Santísima Trinidad a la Virgen, particularmente por su Gloriosa Asunción a los Cielos.

                 En el mes de Noviembre, los más piadosos acaban el Ángelus con la jaculatoria "Dales Señor, el descanso eterno y brille sobre Ellas la luz eterna", dedicada a las Benditas Ánimas del Purgatorio, aunque se puede hacer a lo largo del año.

                El toque característico del Ángelus consiste en el tañido de tres campanadas antes de cada Avemaría, seguidas, finalmente de nueve campanadas algo más rápidas que las tres rítmicas anteriores.





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