sábado, 31 de mayo de 2025

EL IMPERIO DE LA MADRE DE DIOS. Fiesta de Santa María Reina

 

...el Reino de la Virgen María 
está principalmente en el interior del hombre, 
es decir, en su alma. Ella es glorificada sobre todo 
en las almas juntamente con Su Hijo más que 
en todas las criaturas visibles, de modo que 
podemos llamarla con los Santos:
Reina de los corazones

San Luis María Grignión de Montfort


  

               El 11 de Octubre de 1954, el Papa Pío XII en su Encíclica "Ad Caeli Reginam" decretó e instituyó la Fiesta de Santa María Reina del Universo para el 31 de Mayo, a la vez que dispuso que el mismo día se renovase la Consagración al Inmaculado Corazón de María...

               A la Reina del Cielo, ya desde los primeros siglos de la Iglesia Católica, elevó el Pueblo Cristiano suplicantes oraciones e himnos de loa y piedad, así en sus tiempos de felicidad y alegría como en los de angustia y peligros; y nunca falló la esperanza en la Madre del Rey divino, Jesucristo, ni languideció aquella Fe que nos enseña cómo la Virgen María, Madre de Dios, reina en todo el mundo con maternal Corazón, al igual que está coronada con la Gloria de la realeza en la Bienaventuranza celestial.

               ...aunque es cierto que en sentido estricto, propio y absoluto, tan sólo Jesucristo —Dios y hombre— es Rey, también María, ya como Madre de Cristo Dios, ya como asociada a la obra del Divino Redentor, así en la lucha con los enemigos como en el triunfo logrado sobre todos ellos, participa de la dignidad real de Aquél, siquiera en manera limitada y analógica. De hecho, de esta unión con Cristo Rey se deriva para Ella sublimidad tan espléndida que supera a la excelencia de todas las cosas creadas: de esta misma unión con Cristo nace aquel regio poder con que ella puede dispensar los tesoros del Reino del Divino Redentor; finalmente, en la misma unión con Cristo tiene su origen la inagotable eficacia de su maternal intercesión junto al Hijo y junto al Padre.

               No hay, por lo tanto, duda alguna de que María Santísima supera en dignidad a todas las criaturas, y que, después de Su Hijo, tiene la primacía sobre todas ellas.

               Gloríense, por lo tanto, todos los Cristianos de estar sometidos al Imperio de la Virgen Madre de Dios, la cual, a la par que goza de Regio Poder, arde en Amor Maternal.

               ...con Nuestra Autoridad Apostólica decretamos e instituimos la Fiesta de María Reina, que deberá celebrarse cada año en todo el mundo el día 31 de Mayo. Y mandamos que en dicho día se renueve la Consagración del género humano al Inmaculado Corazón de la Bienaventurada Virgen María. En ello, de hecho, está colocada la gran esperanza de que pueda surgir una Nueva Era tranquilizada por la Paz Cristiana y por el Triunfo de la Religión.


Carta Encíclica Ad Caeli Reginam, 
Papa Pío XII, 11 de Octubre de 1954



               Nuestra Señora Reina es un título que expresa el siguiente hecho. Siendo Ella Madre de la Segunda Persona de la Santísima Trinidad y Esposa de la Tercera Persona, Dios, para honrarla, le dio el imperio sobre el universo: todos los Ángeles, todos los Santos, todos los hombres vivos, todas las almas del Purgatorio, todos los réprobos del Infierno y todos los demonios obedecen a la Santísima Virgen. De suerte que hay una mediación de poder, y no apenas de gracia, por la cual Dios ejecuta todas sus obras y realiza todas sus voluntades por intermedio de su Madre.

             María no es apenas el canal por donde el imperio de Dios pasa, sino es también la Reina que decide por una voluntad propia, consonante a los designios del Rey. Nuestra Señora es una obra-prima de lo que podríamos llamar la habilidad de Dios para tener misericordia en relación a los hombres...

             San Luis Grignión de Montfort hace referencia a esa linda invocación que es Nuestra Señora Reina de los Corazones. Como corazón se entiende, en el lenguaje de las Sagradas Escrituras, la mentalidad del hombre, sobre todo su voluntad y sus designios.

             Nuestra Señora es Reina de los corazones como teniendo un poder sobre la mente y la voluntad de los hombres. Este imperio, María lo ejerce, no por una imposición tiránica, sino por la acción de la gracia, en virtud de la cual Ella puede liberar a los hombres de sus defectos y atraerlos, con soberano agrado y particular dulzura, para el bien que Ella les desea.

             Ese poder de Nuestra Señora sobre las almas nos revela cuán admirable es su omnipotencia suplicante, que todo obtiene de la misericordia divina. ¡Tan augusto es este dominio sobre todos los corazones, que él representa incomparablemente más que ser Soberana de todos los mares, de todas las vías terrestres, de todos los astros del cielo, tal es el valor de un alma, aunque sea la del último de los hombres! 

             Vale notar, sin embargo, que la voluntad (esto es, el corazón) del hombre moderno, con alabables excepciones, es dominada por la revolución. Aquellos, por tanto, que quieren escapar de ese yugo, deben unirse al Corazón por excelencia contra-revolucionario, al Corazón de mera criatura en el cual, abajo del Sagrado Corazón de Jesús, reside la Contra-Revolución; al Sapiencial e Inmaculado Corazón de María.

             Hagamos, entonces, a Nuestra Señora este pedido: "Mi Madre, sois Reina de todas las almas, incluso de las más duras y empedernidas que quieran abrirse a Vos. Os suplico, pues: sed Soberana de mi alma; quebrad las rocas interiores de mi espíritu y las resistencias abyectas del fondo de mi corazón. Disolved, por un acto de vuestro imperio, mis pasiones desordenadas, mis voliciones pésimas, y el residuo de mis pecados pasados que en mí puedan haber quedado. Limpiadme, oh Madre mía, a fin de que yo sea enteramente vuestro".


Doctor Plinio Corrêa de Oliveira



jueves, 29 de mayo de 2025

LA GLORIOSA ASCENSIÓN DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

  

"Varones de Galilea, ¿por qué os asombráis mirando al Cielo?; 
del mismo modo que lo habéis visto subir al Cielo, así vendrá"

(Hechos de los Apóstoles, cap. 1, vers. 11)




DE LA ASCENSIÓN DEL SEÑOR
(Tomado del Catecismo de San Pío X)


¿Qué se celebra en la fiesta de la ASCENSIÓN? 

         En la Fiesta de la Ascensión se celebra el Glorioso día en que Jesucristo, a vista de Sus Discípulos, subió por Su propia virtud al Cielo, cuarenta días después de su Resurrección.

¿Por qué subió al Cielo Jesucristo? 


         Jesucristo subió al Cielo: 1°, para tomar posesión del Reino Eterno que conquistó con Su Muerte; 2°, para prepararnos el lugar y servirnos de Mediador y Abogado ante el Padre; 3°, para enviar el Espíritu Santo a Sus Apóstoles.

¿Entró solo Jesucristo en el Cielo el día de la Ascensión? 


         El día de la Ascensión, Jesucristo no entró solo en el Cielo, sino que entraron con Él las almas de los Antiguos Padres que había sacado del Limbo.

¿Cómo está Jesucristo en el Cielo? 


         Jesucristo está en el Cielo sentado a la diestra de Dios Padre, es decir, como Dios es igual al Padre en la gloria, y como hombre está elevado por encima de todos los Ángeles y Santos y hecho Señor de todas las cosas.

¿Qué hemos de hacer para celebrar dignamente la fiesta de la Ascensión? 


         Para celebrar dignamente la Fiesta de la Ascensión hemos de hacer tres cosas: 1ª, adorar a Jesucristo en el Cielo como mediador y abogado nuestro; 2ª, despegar enteramente nuestro corazón de este mundo como de lugar de destierro y aspirar únicamente al Cielo, nuestra verdadera patria; 3ª , determinarnos a imitar a Jesucristo en la humildad, en la mortificación y en los padecimientos, para tener parte en su gloria.

¿Qué han de hacer los fieles el tiempo que corre de la fiesta de la Ascensión a la de Pentecostés? 


         De la Fiesta de la Ascensión a Pentecostés, los fieles, a ejemplo de los Apóstoles, han de prepararse a recibir el Espíritu Santo con el retiro, con recogimiento interior y con perseverante y fervorosa oración.

¿Por qué el día de la Ascensión, leído el Evangelio de la Misa solemne, se apaga y después se quita el cirio pascual? 


         El día de la Ascensión, leído el Evangelio de la Misa solemne, se apaga y después se quita el cirio pascual, para representar que Cristo partió dejando a los Apóstoles.






               En el Monte de los Olivos, donde había iniciado Su Pasión, Nuestro Señor, en presencia de Su Santísima Madre y los Apóstoles, después de haberles dado Su Bendición, se elevó a los cielos donde entró para posicionarse de Su Gloria, sentado a la diestra del Padre.

               La Ascensión de Cristo es también la nuestra, porque así como entró en el Cielo, seguido del ejército de Patriarcas y Profetas y todos los Santos y Justos del Antiguo Testamento, siendo Él nuestra cabeza  y nosotros miembros de Su Cuerpo Místico, hemos de estar seguros de que, correspondiendo a Sus Auxilios, nos admitirá en Su compañía en el Paraíso.

               Nota característica de esta Fiesta, una de las más antiguas de la Liturgia, es la ceremonia de apagar el Cirio Pascual al terminar el Evangelio, significando visiblemente que Jesucristo, cuya mística representación ostentaba dicho Cirio, se ha ausentado ya de nosotros.





sábado, 24 de mayo de 2025

MARÍA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS

 


                La Iglesia celebra hoy la Fiesta de María “Auxilio de los Cristianos”. La invocación fue introducida en las Letanías de la Santísima Virgen por el Papa San Pío V, en agradecimiento por la gran victoria de las armas católicas en la Batalla de Lepanto (7 de Octubre de 1571), que quebró definitivamente el poderío naval otomano. Y la Fiesta fue instituida por el Papa Pío VII, en acción de gracias por su regreso a Roma el 24 de mayo de 1814, tras haber permanecido durante cinco años prisionero de Napoleón Bonaparte.

                Napoléon había ocupado en 1806 el Reino de Nápoles, expulsando a los Borbones y poniendo sobre el trono a su hermano José. La flota inglesa, sin embargo, era todavía fuerte en el Mediterráneo. Al negarse Pío VII a sumarse al bloqueo continental contra Gran Bretaña, dejando abiertos a sus barcos el puerto de Civitavecchia y los del Adriático, el emperador francés ordenó al general Miollis que ocupara Roma, en la que entraron sus fuerzas el 2 de Febrero de 1808.

               Mientras tanto, Francia invadía Portugal y de paso se apoderaba del trono español, que dio Napoleón a su hermano José, el cual dejó el trono de Nápoles a Murat, su cuñado. Desde Viena, el 27 de Mayo de 1809 (cinco días después de esa batalla), el que ya era dueño de la situación en toda Europa, decretaba la anexión al Imperio Francés de los Estados de la Iglesia, declarando a Roma ciudad libre imperial y dejándosela al Papa como residencia. Pío VII reaccionó haciendo publicar, el 10 de Julio, la bula Quam memorandum, la excomunión contra los violadores de los derechos de la Iglesia; el general Miollis ordenó la captura del Pontífice. El papa Chiaramonti no quiso que se derramara la sangre de sus valientes defensores de la Guardia Suiza y se rindió a sus captores. Radet dispuso la salida inmediata de Roma del Papa.

              El viaje fue un verdadero viacrucis para el enfermizo Pío VII, que había superado los 67 años; llegó confinado a Savona a finales de año. Aquí recibió Pío VII las expresiones de fidelidad de la población, permaneciendo hasta 1812.

               Napoleón quiso aprovechar el cautiverio del Papa para arrancarle inauditas concesiones que constituían graves atentados a la independencia de la Iglesia del poder civil. Quería, además, que se estableciese su sede en París, haciendo de la capital imperial también la del Catolicismo. Pío VII se resistió a tales pretensiones, a pesar que se le quiso forzar alejando de él a todos los prelados fieles y secuestrando su correspondencia. El 27 de Mayo de 1812, Napoleón ordena el traslado del Papa de Savona a Fontainebleau. La travesía de los Alpes casi le costó la vida al Pontífice, al que administraron la extremaunción y el viático ante el temor que falleciese.



Toca sobre la imagen para verla en su tamaño original

               En medio del tira y afloja entre el Papa y el Emperador de los Franceses, ocurrió la derrota de éste en la Batalla de Leipzig. Pensando que el prisionero de Fontainebleau atraía sobre él las iras del Cielo, ordenó inesperadamente su liberación el 23 de Enero de 1814. En Marzo el Papa partía de regreso a Roma en un viaje triunfal. Mientras tanto, el 20 de Abril, en el mismo palacio que había servido de encierro a Pío VII, su antiguo carcelero firmaba el acta de abdicación de su corona imperial. El 24 de Mayo de 1814, entre lágrimas de los piadosos romanos, regresaba el Papa a la Ciudad Eterna. En recuerdo de esta fecha instituyó la Festividad de Santa María bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos.



jueves, 22 de mayo de 2025

SANTA RITA DE CASIA, Mística y estigmatizada

 


              Nació en Mayo del año 1381. Su casa estaba cerca del pueblecito de Cascia, entre las montañas, a unas 40 millas de Asís, en la Umbría, región del centro de Italia.

              Sus devotos padres eran Antonio Mancini y Amata Ferri a los que se conocía como los "Pacificadores de Jesucristo", pues los llamaban para apaciguar peleas entre vecinos. Ellos no necesitaban discursos poderosos ni discusiones diplomáticas, solo necesitaban el Santo Nombre de Jesús, su perdón hacia los que lo crucificaron y la paz que trajo al corazón del hombre. Sabían que solo así se pueden apaciguar las almas.

             Enseñaron a Rita desde niña todo acerca de Jesús, la Virgen María y los más conocidos santos. Rita, al igual que Santa Catalina de Siena nunca fue a la escuela a aprender a escribir o a leer; para Santa Rita su único libro era el Crucifijo.

FORZADA AL MATRIMONIO

             Queriendo ser religiosa toda su vida, sus padres escogieron para ella un esposo, Paolo Ferdinando, lo cual no fue una decisión muy sabia. Pero Rita obedeció. Quiso Dios así darnos en ella el ejemplo de una admirable esposa, llena de virtud, aun en las mas difíciles circunstancias. 

             Después del matrimonio, su esposo demostró ser bebedor, mujeriego y abusador. Rita le fue fiel durante toda su vida de casada. Encontró su fortaleza en Jesucristo, en una vida de oración, sufrimiento y silencio.  Tuvieron dos gemelos, los cuales sacaron el temperamento del padre. Rita se preocupó y oró por ellos.

             Finalmente, después de veinte años de matrimonio y oración por parte de Rita, el esposo se convirtió, le pidió perdón y le prometió cambiar su forma de ser. Rita perdona y el deja su antigua vida de pecado y pasaba el tiempo con Rita en los caminos de Dios. Esto no duró mucho, porque mientras su esposo se había reformado, no fue así con sus antiguos amigos y enemigos. Una noche Paolo no fue a la casa. Antes de su conversión esto no hubiera sido extraño, pero en el Paolo reformado esto no era normal. Rita sabía que algo había ocurrido. Al día siguiente, lo encontraron asesinado.

             Su pena fue aumentada cuando sus dos hijos, que ya eran mayores, juraron vengar la muerte de su padre. Las súplicas no lograban disuadirlos. Fue entonces que Santa Rita, comprendiendo que mas vale salvar el alma que vivir mucho tiempo, rogó al Señor que salvara las almas de sus dos hijos y que tomara sus vidas antes de que se perdieran para la eternidad por cometer un pecado mortal. El Señor respondió a sus oraciones. Los dos padecieron una enfermedad fatal. Durante el tiempo de enfermedad, la madre les habló dulcemente del amor y el perdón. Antes de morir lograron perdonar a los asesinos de su padre. Rita estuvo convencida de que ellos estaban con su padre en el Cielo.

MILAGROSA ENTRADA EN EL CONVENTO

             Al quedar viuda no se deja vencer por la tristeza y el sufrimiento. Santa Rita quiso entrar con las hermanas Agustinas, pero no era fácil lograrlo. No querían una mujer que había estado casada. La muerte violenta de su esposo dejó una sombra de duda. Ella se volvió de nuevo a Jesús en oración.  Ocurrió entonces un milagro. 

             Una noche, mientras Rita dormía profundamente, oyó que la llamaban ¡Rita, Rita, Rita! esto ocurrió tres veces, a la tercera vez Rita abrió la puerta y allí estaban San Agustín, San Nicolás de Tolentino y San Juan el Bautista del cual ella había sido devota desde muy niña; le pidieron que los siguieran. Después de correr por las calles de Roccaporena, en el pico del Scoglio, donde Rita siempre iba a orar sintió que la subían en el aire y la empujaban suavemente hacia Cascia. Se encontró arriba del Monasterio de Santa María Magdalena en Cascia. Entonces cayó en éxtasis. Cuando salió del éxtasis se encontró dentro del Monasterio, ante aquel milagro las monjas Agustinas no pudieron ya negarle entrada.  Es admitida y hace la profesión ese mismo año de 1417, y allí pasa 40 años de consagración a Dios.

             Durante su primer año, Rita fue puesta a prueba no solamente por sus superioras, sino por el  mismo Señor. Le fue dado el pasaje de la Escritura del joven rico para que meditara. Ella sentía en su corazón las palabras, ¡Si quieres ser perfecta!

             Santa Rita meditaba muchas horas en la Pasión de Cristo, meditaba en los insultos, los rechazos, las ingratitudes que sufrió en su camino al Calvario.

RECIBE LA CORONA DE ESPINAS

             Durante la Cuaresma del año 1443 fue a Cascia un predicador llamado Santiago de Monte Brandone, quién dio un sermón sobre la Pasión de Nuestro Señor que tocó tanto a Rita que a su retorno al monasterio le pidió fervientemente al Señor ser participe de sus sufrimientos en la Cruz. Recibió los estigmas y las marcas de la Corona de Espinas en su cabeza. A la mayoría de los santos que han recibido este don este don exuden una fragancia celestial. Las llagas de Santa Rita, sin embargo despedían olor a podrido, por lo que debía alejarse de la gente...

             Durante 15 años vivió sola, lejos de sus hermanas monjas. El Señor le dio una tregua cuando quiso ir a Roma para el primer Año Santo. Jesús removió la estigma de su cabeza durante el tiempo que duró la peregrinación. Tan pronto como llegó de nuevo a casa el  estigma volvió a aparecer y teniéndose que aislar de nuevo.

             Los últimos años de su vida fueron de expiación.  Una enfermedad grave y dolorosa la tuvo inmóvil sobre su humilde cama de paja durante cuatro años.  Ella observó como su cuerpo se consumía con paz y confianza en Dios. Al morir la celda se ilumina y las campanas tañen solas.

MUERTE Y ENTRADA EN EL PARAÍSO

             Su muerte, acaecida el 22 de Mayo de 1457, cuando tenía 76 años, fue su triunfo. La herida del estigma desapareció y en lugar apareció una mancha roja como un rubí, la cual tenía una deliciosa fragancia. Debía haber sido velada en el convento, pero por la muchedumbre tan grande se necesitó la iglesia. Permaneció allí y la fragancia nunca desapareció. Por eso, nunca la enterraron. El ataúd de madera que tenía originalmente fue reemplazado por uno de cristal y ha estado expuesta para veneración de los fieles desde entonces.  Multitudes todavía acuden en peregrinación a honrar a la santa y pedir su intercesión ante su cuerpo que permanece incorrupto. 

          Fue Beatificada por  el Papa Urbano VIII en 1627 y el 24 de Mayo de 1900 sería canonizada por el Papa León XIII. 



sábado, 17 de mayo de 2025

CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN DE SANTA TERESITA, 1925-2025

 

                    Justo hoy, hace 100 años, el 17 de Mayo de 1925, el Romano Pontífice Pío XI, rodeado de 23 Cardenales y 250 Obispos, procedió a la Solemne Canonización de Teresita de Lisieux. De los 50.000 fieles que de todas partes del mundo llegaron a Roma para la ceremonia, tan solo 5.000 pudieron entrar en la Basílica de San Pedro y escuchar al Papa pronunciar la fórmula infalible de la canonización, declarando que en adelante podríamos llamar a la humilde Carmelita de Lisieux: “Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz”.



Apoteosis de Santa Teresita, pintada por su hermana Celina
como estandarte para la Canonización la nueva Santa carmelita


                    ...agradecemos a Dios porque hoy se nos permite, como Vicario de Su Unigénito, de repetir e inculcar en todos ustedes, desde esta Cátedra de la Verdad y durante este solemne rito, un recordatorio muy saludable de las enseñanzas del Divino Maestro. Después de que los discípulos le interrogaron sobre quién era el mayor en el Reino de los Cielos, Él, “llamando a un niño lo puso en medio de ellos” y pronunció aquellas memorables palabras: “En verdad os digo, que si no os convertís y os hacéis como niños, no entraréis en el Reino de los Cielos”.  (Evangelio de San Mateo, cap. 18, vers. 2)

                    Teresa, la nueva Santa, habiendo vivamente absorbido esta doctrina evangélica, la traduce a la práctica de la vida cotidiana; de hecho, con la palabra y con el ejemplo enseñó a las novicias de su monasterio esta vía de la Infancia Espiritual, y a todos que por medio de sus escritos, escritos que, se han difundido por todo el mundo y que después de leer se siguen leyendo una y otra vez por el máximo beneficio y alegría que dan al alma. De hecho, esta joven que floreció en el claustro del Carmelo, y que agregó a su nombre el del Niño Jesús, volvió sobre sí misma Su imagen; entonces hay que decir que cualquier persona que venera a Teresa, venera y alaba el divino ejemplo que ella copio en sí.

                    Hoy en día, por lo tanto, esperamos que en la mente de los Fieles pueda venir el deseo de practicar esta Infancia Espiritual, que consiste en esto: que todo lo que el niño piensa y hace por naturaleza, nosotros lo hagamos en ejercicio de la virtud. Los niños pequeños no están perturbados por los pecados e cegados por las pasiones y disfrutan de la paz en la posesión de su inocencia (y sin ningún medio de engaño o hipocresía expresan sinceramente sus pensamientos y obras, de forma que se muestran como realmente son), por lo que Teresa mostraba una naturaleza más angélica que humana, y conquistó la simplicidad del niño, según la Ley de la Verdad y la Justicia.

                    La Doncella de Lisieux tenía siempre presente en la memoria la invitación y las promesas de su Esposo Divino: “Quien sea pequeño (Libro de los Proverbios, cap. 9, vers. 4), venga a Mí. Será llevado a Mi pecho y os acariciaré sobre Mis rodillas como lo hace una madre, así os consolaré” (Profeta Isaías, cap. 64, vers. 12-13), por lo que Teresa es consciente de su debilidad, se encomendó a la Divina Providencia a fin de que, apoyándose únicamente en Su ayuda, podría lograr la perfecta Santidad de la vida, incluso cuando experimentaba dificultades, y de una absoluta abdicación, pero gozosa, de su propia voluntad...


Extracto del Sermón del Papa Pío XI con motivo 
de la Canonización de Santa Teresa de Lisieux, en la 
Basílica de San Pedro del Vaticano, el 17 de Mayo de 1925


LOS MILAGROS 
DE LA CANONIZACIÓN


"Lo que me impulsa a ir al Cielo 
es el pensamiento de poder 
encender en amor de Dios 
una multitud de almas 
que le alabarán eternamente"



Reproducción de una estampa editada en 1925 donde aparecen 
las dichosas agraciadas por un milagro de Santa Teresita


                    Para pasar de la Beatificación a la Canonización de un Bienaventurado, se requerían dos milagros durante el proceso de Canonización; una vez autenticados estos milagros, la canonización puede ser proclamada por el Papa que autoriza y recomienda el culto de este nuevo santo en la Iglesia Universal.

               En el Proceso de Canonización de Santa Teresita, los dos milagros aprobados para su canonización fueron los siguientes: 

          1º- La curación de Sor Gabrielle Trimusi, de las Hijas Pobres de los Sagrados Corazones de Jesús y María (Parma, Italia), de tuberculosis de las vértebras, sanada por intercesión de la Santa de Lisieux en 1923.

          2º- La curación de María Pellemans, Católica belga que acudió en peregrinación a la tumba de la entonces Beata Teresa del Niño Jesús, a la que se encomendó para curar de una tuberculosis intestinal que padecía desde 1919.


Seguro te interesará conocer más 
sobre Santa Teresita de Lisieux... 

(toca sobre el título para acceder al artículo)


      - VIVIR EN UN ACTO DE PERFECTO AMOR, Oración a la Santísima Trinidad compuesta por Santa Teresita

     - LA VIRGEN ALCANZA LA CURACIÓN DE SANTA TERESITA, mientras se hallaba en casa de sus tíos maternos, Santa Teresita cayó gravemente enferma, víctima de temblores nerviosos. La niña solo tenía diez años y hacía cinco que había perdido a su madre, Celia Guérin.

     - ¡QUÉ DULCE FUE EL PRIMER BESO DE JESÚS A MI ALMA...! En el Aniversario de la Primera Comunión de Santa Teresita



jueves, 15 de mayo de 2025

martes, 13 de mayo de 2025

NUESTRA SEÑORA DEL ROSARIO DE FÁTIMA

  



                  Fátima es una región ubicada en el centro de Portugal, unos 100 kilómetros al norte de Lisboa. Consta de numerosas pequeñas aldehuelas escondidas en la elevación conocida como la Sierra de Aire. Una tal aldehuela se llama Aljustrel; y es aquí, y más precisamente en los rocosos pastizales circundantes, que nuestra historia toma lugar. Allí, cuando Europa vivía en medio de la Gran Guerra, Nuestra Señora quiso manifestarse a tres niños: dos hermanos,  Jacinta (7 años) y Francisco Marto (8 años), y su prima Lucía Dos Santos (10 años), de familias muy humildes, eran medio analfabetos, de profesión pastores y dotados de una profunda religiosidad. 

                  Aunque los tres eran Videntes, pues observaron a Nuestra Señora como gracia espiritual, tan sólo Lucía hablaba con Ella; Jacinta solo la escuchaba y su hermano Francisco también gozaba de la visión pero no podía escuchar a la Virgen.


RELATO DE LAS APARICIONES
según las "Memorias" de Sor Lucía Dos Santos


PRIMERA APARICIÓN DEL ÁNGEL

               Por este tiempo, (Primavera de 1916) Francisco y Jacinta pidieron y obtuvieron permiso de sus padres para comenzar a guardar sus rebaños. Entonces acordamos pastorear nuestros rebaños en las propiedades de mis tíos y de mis padres, para no juntarnos en la sierra con los otros pastores.

               Un bello día fuimos con nuestras ovejas a una propiedad de mis padres, situada al fondo de dicho monte, mirando al saliente. Esa propiedad se llama «Chousa Velha». Alrededor de media mañana comenzó a caer una lluvia fina, algo más que orvallo. Subimos la falda del monte seguidas por nuestras ovejas, buscando un resguardo que nos sirviese de abrigo.

               Allí pasamos el día, a pesar de que la lluvia había cesado y el sol había aparecido, hermoso y claro. Comimos nuestra merienda, rezamos nuestro Rosario, y no recuerdo si no fue uno de aquellos Rosarios que solíamos rezar, cuando teníamos ganas de jugar, pasando las cuentas y diciendo solamente las palabras: “Padre nuestro y Ave María”. Terminado nuestro rezo, comenzamos a jugar a las chinas. Hacía poco tiempo que jugábamos, cuando un viento fuerte sacudió los árboles y nos hizo levantar la vista para ver lo que pasaba, pues el día estaba sereno. Vemos, entonces, que, desde el olivar  se dirige hacia nosotros un joven de unos 14 ó 15 años, más blanco que la nieve, el sol lo hacía transparente, como si fuera de cristal, y de una gran belleza. Al llegar junto a nosotros, dijo: 

               – ¡No temáis! Soy el Ángel de la Paz. Rezad conmigo.

               Y arrodillándose en tierra, dobló la frente hasta el suelo y nos hizo repetir por tres veces estas palabras: 

               – ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y Os amo. Os pido perdón por los que no creen, no adoran, no esperan y no Os aman. 

              Después, levantándose, dijo: 

              – Rezad así. Los Corazones de Jesús y de María están atentos a la voz de vuestras súplicas. 

              Sus palabras se grabaron de tal forma en nuestras mentes, que jamás se nos olvidaron. Y, desde entonces, pasábamos largos ratos así, postrados, repitiéndolas muchas veces, hasta caer cansados. 




SEGUNDA APARICIÓN DEL ÁNGEL

              Pasado bastante tiempo, en un día de verano, en que habíamos ido a pasar el tiempo de siesta a casa, jugábamos al lado de un pozo que tenía mi padre en la huerta. De repente vimos junto a nosotros la misma figura o Ángel, como me parece que era, y dijo: 

               – ¿Qué hacéis? Rezad, rezad mucho. Los Santísimos Corazones de Jesús y de María tienen sobre vosotros designios de misericordia. Ofreced constantemente al Altísimo oraciones y sacrificios. 

               – ¿Cómo nos hemos de sacrificar? – le pregunté. 

               – En todo lo que podáis, ofreced a Dios un sacrificio como acto de reparación por los pecados con que El es ofendido y como súplica por la conversión de los pecadores. Atraed así sobre vuestra Patria la paz. Yo soy el Ángel de su guarda, el Ángel de Portugal. Sobre todo, aceptad y soportad, con sumisión, el sufrimiento que el Señor os envíe. 

TERCERA APARICIÓN DEL ÁNGEL 

              Pasó bastante tiempo y fuimos a pastorear nuestros rebaños a una propiedad de mis padres, que queda en la falda del mencionado monte, un poco más arriba que los Valinhos. Es un olivar al que llamábamos «Pregueira». Después de haber merendado, acordamos ir a rezar a la gruta que queda al otro lado del monte; para lo cual, dimos una vuelta por la cuesta y tuvimos que subir un roquedal que queda en lo alto de la «Pregueira». Las ovejas consiguieron pasar con muchas dificultades.

             Después que llegamos, de rodillas, con los rostros en tierra, comenzamos a repetir la oración del Ángel: ¡Dios mío! Yo creo, adoro, espero y os amo, etc. No sé cuántas veces habíamos repetido esta oración, cuando vimos que sobre nosotros brillaba una luz desconocida. Nos levantamos para ver lo que pasaba y vimos al Ángel, que tenía en la mano izquierda un Cáliz, sobre el cual había suspendida una Hostia, de la que caían unas gotas de Sangre dentro del Cáliz. En Ángel dejó suspendido en el aire el Cáliz, se arrodilló junto a nosotros, y nos hizo repetir tres veces. 

               – Santísima Trinidad, Padre, Hijo, Espíritu Santo, Os adoro profundamente y Os ofrezco el Preciosísimo Cuerpo, Sangre, Alma y Divinidad de Nuestro Señor Jesucristo, presente en todos los Sagrarios de la tierra, en reparación de los ultrajes, sacrilegios e indiferencias con que Él mismo es ofendido. Y por los méritos infinitos de Su Sacratísimo Corazón y del Corazón Inmaculado de María, os pido la conversión de los pobres pecadores. 

              Después se levanta, toma en sus manos el Cáliz y la Hostia. Me da la Sagrada Hostia a mí y la Sangre del Cáliz la divide entre Jacinta y Francisco, diciendo al mismo tiempo: 





               – Tomad y bebed el Cuerpo y la Sangre de Jesucristo, horriblemente ultrajado por los hombres ingratos. Reparad sus crímenes y consolad a vuestro Dios. 

              Y, postrándose de nuevo en tierra, repitió con nosotros otras tres veces la misma oración: «Santísima Trinidad... etc.», y desapareció. Nosotros permanecimos en la misma actitud, repitiendo siempre las mismas palabras; y cuando nos levantamos, vimos que era de noche y, por tanto, hora de irnos a casa.

PRIMERA APARICIÓN DE NUESTRA SEÑORA, 13 DE MAYO DE 1917

               Estando jugando con Jacinta y Francisco encima de la pendiente de Cova de Iría, haciendo una pared alrededor de una mata, vimos, de repente, como un relámpago. 

             – Es mejor irnos ahora para casa –dije a mis primos–, hay relámpagos; puede venir tormenta. – Pues sí. Y comenzamos a descender la ladera, llevando las ovejas en dirección del camino. 

              Al llegar poco más o menos a la mitad de la ladera, muy cerca de una encina grande que allí había, vimos otro relámpago; y, dados algunos pasos más adelante, vimos sobre una carrasca una Señora, vestida toda de blanco, más brillante que el sol, irradiando una luz más clara e intensa que un vaso de cristal, lleno de agua cristalina, atravesado por los rayos del sol más ardiente. Nos detuvimos sorprendidos por la aparición. Estábamos tan cerca que nos quedábamos dentro de la luz que la cercaba, o que Ella irradiaba. Tal vez a metro y medio de distancia más o menos. Entonces Nuestra Señora nos dijo: – No tengáis miedo. No os voy a hacer daño.

              – ¿De dónde es Vd.? – le pregunté.

              – Soy del Cielo.

              – ¿Y qué es lo que Vd. quiere?

              – Vengo a pediros que vengáis aquí seis meses seguidos, el día 13 a esta misma hora. Después os diré quién soy y lo que quiero. Después volveré aquí aún una séptima vez (1).

               – Y yo, ¿también voy al Cielo?

               – Sí, vas.

               – Y, ¿Jacinta?

               – También.

               – Y ¿Francisco?

               – También; pero tiene que rezar muchos Rosarios.

               Entonces me acordé de preguntar por dos muchachas que habían muerto hacía poco. Eran amigas mías e iban a mi casa a aprender a tejer con mi hermana mayor.

                – ¿María de las Nieves ya está en el Cielo?

                – Sí, está. (Me parece que debía de tener unos dieciséis años).

                – Y, ¿Amelia?

                – Estará en el Purgatorio hasta el Fin del Mundo. (Me parece que debía de tener de dieciocho a veinte años).

               –¿Queréis ofreceros a Dios para soportar todos los sufrimientos que El quisiera enviaros, en acto de desagravio por los pecados con que es ofendido y de súplica por la conversión de los pecadores?

               – Sí, queremos.

               – Tendréis, pues, mucho que sufrir, pero la gracia de Dios será vuestra fortaleza.



Toca sobre la imagen para verla en su tamaño original;
se recomienda su copia y difusión, sin fines comerciales 

               Fue al pronunciar estas últimas palabras (la gracia de Dios, etc...) cuando abrió por primera vez las manos comunicándonos una luz tan intensa como un reflejo que de ellas se irradiaba, que nos penetraba en el pecho y en lo más íntimo del alma, haciéndonos ver a nosotros mismos en Dios que era esa luz, más claramente que nos vemos en el mejor de los espejos. Entonces por un impulso íntimo, también comunicado, caímos de rodillas y repetíamos íntimamente: 

               – Oh Santísima Trinidad, yo Os adoro. Dios mío, Dios mío, yo Os amo en el Santísimo Sacramento. 

               Pasados los primeros momentos, Nuestra Señora añadió: 

             – Rezad el Rosario todos los días, para alcanzar la paz para el mundo y el fin de la guerra

               En seguida comenzó a elevarse suavemente, subiendo en dirección al naciente, hasta desaparecer en la inmensidad de la lejanía. La luz que la rodeaba iba como abriendo camino en la bóveda de los astros, motivo por el cual alguna vez dijimos que habíamos visto abrirse el Cielo.


NOTAS ACLARATORIAS

              1- Esta «séptima vez» tuvo lugar la mañana del día 16 de Junio de 1921, cuando Lucía se despedía de la Cova de Iría. Se trataba de una Aparición particular y personal.


LA VIRGEN ALCANZA LA CURACIÓN DE SANTA TERESITA. Centenario de la Canonización de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, 1925-2025

  



                 El 25 de Marzo de 1883, mientras se hallaba en casa de sus tíos maternos, Santa Teresita cayó gravemente enferma, víctima de temblores nerviosos. La niña solo tenía diez años y hacía cinco que había perdido a su madre, Celia Guérin.

               A partir de entonces Teresa, dueña de un carácter alegre y feliz, pasó abruptamente a otro, tímido y triste. La enfermedad la tenía angustiada, más, después de la recaída que había experimentado el 7 Abril, al día siguiente de que su querida hermana Paulina tomase los hábitos.

               Y postrada se hallaba en su cama cuando desesperada y abatida por su condición, volteó el rostro hacia la imagen de Nuestra Señora de las Victorias que se hallaba sobre su mesa de luz y le imploró por su pronta curación. (1) 

               Era el 13 de Mayo de 1883, Domingo, Fiesta de Pentecostés, cuando Teresa suplicó con fuerza a la Virgen. Seguramente pensó en muchas cosas y rezó por otras, ignorando que un día como ese, treinta y cuatro años después, la Santísima Madre se le aparecería por primera vez a tres pequeños pastorcitos en la pequeña aldea de Fátima, Portugal, para anunciar al mundo que después de mucho sufrimiento, su Inmaculado Corazón iba a triunfar.

               Rogaba Santa Teresita a la Madre de Dios suplicándole piedad cuando, repentinamente, vio que el rostro de la bendita imagen le sonreía dulcemente.

               Leonia vigila a su hermana en la habitación. Como casi siempre, Teresa gime y llama indefinidamente: “Mamá…, Mamá..”, queriendo que María esté a su lado.

               La hija mayor atraviesa, por fin el jardín, pero la enferma no la reconoce.






               Todas sus hermanas se arrodillan alrededor de la cama. Entonces se produce lo inesperado:

               “De repente la Santísima Virgen me pareció bella, tan bella que nunca había visto cosa tan hermosa, su rostro respiraba una bondad y una ternura inefables, pero lo que llegó hasta el fondo de mi alma fue la arrebatadora sonrisa de la Santísima Virgen. 
En aquel momento todas mis penas se desvanecieron, dos gruesas lágrimas brotaron de mis párpados y corrieron silenciosamente por mis mejillas. Eran lágrimas de una alegría pura…”

          Santa Teresita de Lisieux necesitaba un milagro para curar sus males y llegó de la mano de la Virgen de las Victorias, de la que era fiel devota.

          A partir de ese día, la imagen que Santa Teresita tenía sobre la mesa de luz, pasó a ser llamada “Nuestra Señora de la Sonrisa”. 

           Quien, desde lo más profundo de su corazón, sonríe a los deprimidos y los enfermos de cuerpo y espíritu, aliviando sus dolencias y transmitiéndoles paz.

          Y es que al sonreír, la Reina del Cielo cicatriza nuestras heridas, alivia los dolores, calma los sufrimientos y escucha las súplicas. Su sonrisa transmite amor, disipa los temores, ablanda los corazones más duros, reflota las esperanzas e infunde valor.

          Desde aquel milagroso día, Santa Teresita tuvo esa imagen permanentemente a su lado, hasta el día de su muerte el 30 de Septiembre de 1897, en Lisieux.



Habitación de Santa Teresita en la casa familiar, 
con una réplica de la Virgen de las Victorias


NOTAS

               1  La hermosa imagen de la Virgen pertenecía al padre de Santa Teresita desde que éste era soltero. Al casarse, la talla ocuparía un lugar privilegiado en la casa familiar. En 1894, Celina llevaría a la Virgen de la Victorias al Carmelo de Lisieux, para ser colocada a la entrada de la celda de Santa Teresita; a ella se encomendaría con mucha frecuencia nuestra Santita, como cuando leemos en la primera página de su Historia de un alma"Antes de tomar la pluma, me arrodillé frente a la estatua de María, le rogué que me guiara la mano para que no dibujara una sola línea que le agradara..."