jueves, 3 de abril de 2025

EL DUEÑO DE LA LLAVE DEL SAGRARIO. Primer Jueves, recemos por la Santidad Sacerdotal

 

               Déjame que ante todo te pregunte como en otro tiempo a Mis apóstoles: ¿tú quién dices que Soy Yo?. Y después de esa pregunta Mía y de la respuesta tuya, igual seguramente a la de Pedro, insto: ¿Y te has puesto a pensar en lo que ese Padre es para Su Hijo y ese Hijo es para Su Padre?. ¡Lo que Mi Padre me quiere!. 



              Junta en una caricia todos los cariños buenos de la tierra de padres a hijos, de hijos a padres, de hermanos a hermanos, de amigos a amigos, reúne en un beso la explosión de todos los besos que han brotado de labios de madres desde el primer día que las hubo, pon en una llama todo el fuego que ha salido de corazones amantes desde el primer momento en que se amaron los hombres, y ni aquella caricia, ni aquel beso, ni esta llama llegarán a ser una sombra del Amor con que Mi Padre me ama. 

              Hablando tu lenguaje humano tan escaso de vocablos que expresen con propiedad lo grande y lo bello, y mucho menos lo Infinito, te diré que, si en Dios cupieran desatinos y locuras, Mi Padre Celestial me quiere hasta la locura y el desatino y tanto que Su única ocupación de Señor Eterno, infinitamente Sabio, Bueno, Poderoso, es esto: recrearse y complacerse en Su Hijo. 

              Y si sigues no escandalizándote de este lenguaje humano aplicado a hablar de cosas tan subidas e inefables, te diré que la Creación entera con sus Ángeles, sus hombres y sus insectos, con sus soles y sus arenas, con sus aires y sus aguas y sus tierras y sus fuegos, y la Redención con sus anonadamientos de Belén, Cenáculo y Calvario, con sus glorias de Tabor y Resurrección, con sus donaciones inefables de Eucaristía, de Virgen Madre y de Iglesia, no son otra cosa que explosiones de Amor del Padre Celestial para Su Hijo. 

               Sí, todo lo del Cielo, lo de la Tierra y lo de los abismos lo puso Mi Padre en Mis manos y lo hizo para Mí y lo sometió a Mi Juicio. (…) ¿No nada en placer tu alma al saber que el mundo con sus distintos reinos y jerarquías, no es otra cosa que un poema cantado y hecho cantar en honor de Su Hijo por el Amor de un Padre infinitamente Bueno, Sabio, Poderoso? ¿No desaparecen de ante tus ojos medrosos todos los miedos y horrores y tenebrosidades de la vida al enterarte de que toda ella no es en definitiva sino el festín de bodas aparejado por el gran Rey a Su Hijo y que toda tu misión en ella es sentarte a gozar del festín, comer de lo que te presenten y cantar?... ¿Comprendes ahora la palabra que tantas veces repetí en Mi Evangelio: TODO, ¿te enteras bien? TODO lo que pidan al Padre en Mi Nombre se lo dará para glorificar a Su Hijo, o bien: Yo se lo daré para que el Padre sea glorificado en el Hijo? 

               Sacerdote, después de meditar lo que el Hijo vale delante de Su Padre, ¿volverás a dejar que entre en tu corazón el miedo o el engreimiento?. ¿Tú, el dueño de la llave del Sagrario en que se quedó a vivir el Hijo?. ¿Tú, el que todas las mañanas puedes tomar entre tus dedos la Hostia Consagrada que es el Cuerpo, la Sangre, el Alma y la Divinidad del Hijo de Dios?. Siendo tuyo el Hijo de Dios, ¿te podrá negar algo el Padre Celestial?. Y si lo cuidas bien en tu Sagrario, buscándole mucha y buena compañía de almas, y en las almas preparándolas para que Él se sienta a gusto en ellas, ¿has pensado en la gratitud que te guardará Su Padre?.


Obispo Manuel González, en su libro "Aunque todos yo no"




domingo, 30 de marzo de 2025

CORA EVANS, del mormonismo a la Fe Verdadera

 

«Al prestarle a Jesús mi humanidad para que Él 
gobernara y morara dentro de mí, haría de mi vida 
una oración viva, porque Él era vida, vivía dentro de mí, 
y mi cuerpo ahora muerto para mí era Su Cruz viva, 
Su Cruz para llevar al Calvario»



                        Cora Evans nació el 9 de Julio de 1904 en el estado norteamericano de Utah, en el seno de una comunidad mormona, donde sería bautizada a los 8 años. Su infancia y juventud transcurrió como los de cualquier otra persona de esta comunidad, sin embargo, Cora nunca olvidaría que cuando tenía tres años tuvo una visión mística de la Virgen María que, en aquel momento, no entendió... Cora fue una niña de frágil salud, lo que le impidió poder seguir su formación elemental de manera normal, creciendo con una base educativa muy pobre.

                        Cuando Cora se casó en 1924 con Maclellan Evans, lo hizo por el rito mormón en el templo de Salt Lake City, donde descubrió los rituales secretos inspirados en la Masonería; pronto empezó a tener dudas sobre la fe en la que había sido educada desde niña y rechazó las enseñanzas mormonas. Durante los siguientes años de su vida, Cora se convirtió en una ama de casa al cuidado de sus hijos que no dejó de buscar respuestas a unas profundas preguntas que la atormentaban día y noche. En aquellos años de búsqueda, Cora tuvo que soportar la pérdida prematura de uno de sus hijos.

                        Cora quería encontrar la religión que encajara en una fe intensa que sentía en su interior. En un principio, esta respuesta no la encontró en la Iglesia Católica pero un día, en el invierno de 1934, postrada en la cama enferma, un simple programa de radio cambió su vida para siempre. Casualidad o no, Cora no quería oír aquella emisora, puesto que su aversión al Catolicismo inculcada durante su infancia en la comunidad mormona le había hecho despreciarla.

                        Pero en aquel momento no había nadie en casa y no podía levantarse a cambiar de emisora. Así que, quisiera o no, tuvo que escuchar unas palabras que serían clave en su vida. El programa se llamaba “La Hora Católica” y fue revelador para Cora. En cuanto pudo, fue en busca de un Sacerdote Católico que guió sus pasos hacia la conversión. La visita a la cercana Parroquia de San José cambió su vida para siempre. Tras varias conversaciones con el Padre Edward Vaughn se dio cuenta de que todas las cosas negativas que le habían enseñado sobre el Catolicismo no eran ciertas.

                        El 30 de Marzo de 1935, Cora Evans y sus hijos recibían el Santo Bautismo; al día siguiente, comulgaría por vez primera a Jesús Sacramentado. Su marido no tardaría en seguir sus pasos, así como otros familiares y amigos mormones de la familia Evans. Aquella decisión vital los obligó a alejarse del que había sido su hogar debido al rechazo que recibieron de la comunidad mormona. Así que en 1941, toda la familia se mudó a vivir a California.

                    Para Cora era mucho más importante encontrar lo que durante años había estado buscando. Ahora entendía aquella visión que de niña había tenido de la Virgen. No sería la única visión, desde entonces, y durante el resto de sus días, Cora Evans tuvo intensas visiones, experiencias místicas e incluso experimentó los estigmas de Cristo. 

                    El 24 de Diciembre de 1946, Cora Evans recibió una visión: Jesús se le apareció para pedirle que impulsase la devoción a la "Humanidad Mística de Cristo" o "Divina Inhabitación", según la cual Cristo está siempre entre nosotros y debemos comportarnos siempre como si estuviera presente, una espiritualidad muy centrada también en el Santo Sacrificio de la Santa Misa.

                        Cora Evans experimentó el fenómeno de la bilocación, tuvo experiencias y visiones místicas, oliendo las fragancias de rosas asociadas al olor de santidad.

                        Su intensa espiritualidad se plasmó en sus escritos. A pesar de ser una persona con escasa formación, Cora recibió la orden divina de escribir sobre todo aquello que experimentaba, tal y como ella misma expresó y recoge la página web dedicada a su persona (coraevans.com): "Me arrodillé en oración para agradecer a Jesús por su don de conocimiento y por el don de escribir que me había dado, mejor para describir su vida y su amor infinito en nuestro mundo."

                    Su principal obra, ‘The Refugee from Heaven’, recoge las visiones más importes que tuvo. Un libro extenso dividido en seis partes en las que explica aspectos de la vida de Jesús que no aparecen en la Biblia... otros más solemnes y trascendentales de la historia de Jesús Nuestro Señor, como Su Nacimiento, el encuentro con los Apóstoles y Su Muerte en la Cruz.

                    Cora también ponía de relieve la importancia de la Eucaristía: “En el poder del sacerdocio descansaba el tiempo real del mundo. Los sacerdotes, a quienes se confió el misterio de la Transustanciación, pudieron traer a Cristo al mundo en cualquier momento, y desde los altares influyó invisiblemente en el mundo, el cielo, las personas, el tiempo, la muerte y la paz”. También en sus visiones anunciaban las próximas apariciones de la Virgen.

                    Cora Evans falleció el 30 de marzo de 1957, Aniversario de su Bautismo. 


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miércoles, 26 de marzo de 2025

EL CUERPO DE TERESITA REGRESA AL CARMELO. Centenario de la Canonización de Santa Teresita del Niño Jesús y de la Santa Faz, 1925-2025

 


                    Tal día como hoy, el 26 de Marzo pero de 1923, en el Cementerio Municipal de Lisieux, tuvo lugar la exhumación de los restos mortales de Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, como paso previo a su Beatificación; fueron testigos y notarios de honor el Obispo Diocesano, Monseñor Lemonnier, el Reverendo Padre Postulador de la Causa de Santa Teresita y el Padre Provincial de los Carmelitas de París. 

                    Alrededor de las 11 de la mañana, tras sacar la tierra de la tumba, los trabajadores abren las cinco piedras grandes que sellaban los restos mortales de la santa carmelita. Un golpe de cincel crea una grieta, un sepulturero se pone de pie y pregunta: “¿Alguno de ustedes trae perfumes?”; ante la respuesta negativa de la comitiva, el obrero continúa con su trabajo. Pronto, el dulce olor se intensifica, los trabajadores, los clérigos, los policías y gendarmes, lo perciben: el aroma intermitente es innegable, es un olor muy característico de rosas frescas.



Exhumación del cuerpo de Santa Teresita

                    “Señor Alcalde, ¿no huele Vd. a rosas?”- en este momento, se exhala un perfume más penetrante de la tumba. El misterioso fenómeno continúa durante casi tres cuartos de hora, luego, durante la procesión, se renovará la fragancia a favor de varias personas privilegiadas.

                    Llegado el mediodía, solamente el Clero comenzó a ingresar al Cementerio junto con las autoridades civiles y los delegados de la prensa, ya que es evidente propagar la Santidad de la Hermana Teresita.

                    A las doce y media llega Monseñor Lemonnier, Obispo de Bayeux y Lisieux, vestido con la estola pastoral de tela dorada y la gran capa púrpura, seguido por el representante de la Santa Sede, Rev. Padre Rodrigue de Saint François de Paule, Carmelita Descalzo, también el Postulador de la Causa; Rev. Padre Constantino de la Inmaculada Concepción, Provincial de los Carmelitas de Francia, y del Rev. Padre Fajella, Postulador General de las Causas de la Compañía de Jesús. Monseñor Lemonnier toma su lugar en un sillón, al borde del pozo, desde donde puede seguir los últimos trabajos de excavación.

                    A su lado están los Vicarios Generales, Labutte, Decano del Capítulo y Archidiácono de Bayeux; Quirié, Archidiácono de Lisieux y Vicepresidente del Tribunal establecido en 1910 para el Juicio Informativo de la Causa; Théophile Duboscq, Superior del Gran Seminario y Promotor de la Fe, responsable como tal de garantizar el cumplimiento exacto de las reglas canónicas; Briere, Canciller del Obispado. Este último está sentado en una pequeña mesa, para la redacción de las actas de los actos que se realizarán

                    Las cuerdas se deslizan en el fondo de la bóveda, seis caballeros de la ciudad lo toman y con gran cuidado y respeto, traen a la superficie el cofre de madera con asas de plata que contiene los venerados restos de la Santa Carmelita.

                    El carro que debe llevarla por la ciudad y a su lugar de descanso está completamente cubierto de blanco. Por la blancura de su cúpula y sus plumas, el hermoso bordado de sus cortinas, la sonrisa de los retratos de Teresita, que aparecen en el lugar habitual de las insignias, ofrece la apariencia de un carro de triunfo. Está dibujado por cuatro caballos blancos, vestidos en el mismo color y guiados por mordedores con coloridos uniformes. El ataúd está cubierto con una magnífica tela dorada, forrada con seda roja, que el sol hace brillar.

                    A lo largo de la procesión, se concentra una multitud considerable; las laderas cubiertas de hierba que bordean el camino del cementerio fuera de la ciudad desaparecen bajo grupos de fieles; donde sea que un ser humano pudiera aguantar, lo hacía. La procesión continúa y se extiende por Lisieux. Pasa frente a la iglesia de Saint-Jacques, la parroquia del futuro Bendito, cuyos pasos desaparecen bajo una multitud de espectadores.



Procesión con los restos de Santa Teresita por Lisieux tras ser exhumados 
del cementerio, camino del Carmelo donde se santificó la Santa de las Rosas

                    A las 4 de la tarde en punto, el jefe de la procesión llega frente al Carmelo. El sombrío y modesto carro fúnebre que surgió de él, la mañana del 4 de Octubre de 1897, dirigido por la Superiora del Monasterio y seguido solo por unos pocos familiares y amigos de la que en vida se llamaba Sor Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Sin embargo, hoy, es una gran multitud que el servicio fúnebre debe esperar para permitir que el carruaje, ahora triunfante, pueda ingresar por la puerta de entrada por toda la multitud presente en el Carmelo.

                    La Capilla, brilla con mil luces, solo se abre al clero. Con gran esfuerzo, mientras las oraciones y las invocaciones se extienden fervientemente, quitan el ataúd pesado y, precedidos por el arzobispo Lemonnier, el arzobispo Chauvin y los prelados, lo introducen en el santuario. En ese momento entra la Santa de Dios. Apresúrate a la casa que ha sido preparada para ti.

                    La gente fiel sigue tus pasos con alegría, animados con sus himnos alegres. El nuevo órgano, que vibra por primera vez, saluda la entrada de la pequeña Santa con una marcha triunfal, seguida pronto por el himno “Jesu Corona Virginum”, el primer preludio, al parecer, de la próxima Beatificación.



lunes, 24 de marzo de 2025

BEATO DIEGO JOSÉ DE CÁDIZ

 


                    José Francisco López-Caamaño y García Pérez nació en Ubrique, provincia de Cádiz, el 30 de Marzo de 1743. Pertenecía a una ilustre familia. Su madre murió cuando él tenía 9 años y se estableció con su padre en la localidad gaditana de Grazalema. Cursó estudios con los dominicos de Ronda, Málaga. Pero a los 15 años eligió a los capuchinos de Sevilla, venciendo su rechazo a la vida religiosa, y a esta Orden en particular, para tomar el hábito y nombre con el que iba a ser encumbrado a los altares.

                    Dejando atrás la cierta aversión inicial al compromiso que estableció, años más tarde, al referirse retrospectivamente a su vocación se aprecia cuánto había cambiado. Puede que ni recordase el peso de sus emociones de adolescente cuando escribió: «Todo mi afán era ser capuchino, para ser misionero y santo».

                    En 1766 fue ordenado Sacerdote. Le acompañaba único anhelo: alcanzar la Santidad. Quería ser un gran apóstol sin excluir el martirio. Y dejó constancia de ello: «¡Qué ansias de ser santo, para con la oración aplacar a Dios y sostener a la Iglesia Santa!. ¡Qué deseo de salir al público, para, a cara descubierta, hacer frente a los libertinos. ¡Qué ardor para derramar mi sangre en defensa de lo que hasta ahora hemos creído!». Pero el camino de la Santidad generalmente Dios no se lo pone fácil a sus hijos.

                    Durante unos años las oscilaciones en su vida espiritual fueron habituales, hasta que sufrió una radical transformación con la gracia de Cristo. Ello no le libró de experiencias que suelen presentarse en el itinerario que conduce a la unión con la Santísima Trinidad. Pasó por contradicciones y oscuridades. Fueron frecuentes sus luchas contra las tentaciones de la carne y tuvo que combatir brotes de apatía en el cumplimiento de su misión, entre otras muchas debilidades que afrontó y superó. Nadie, solo Dios, sabía de las pugnas interiores de este gran apóstol, cuya entrañabilidad y peculiar sentido del humor era especialmente apreciado en las distancias cortas.

                    Desde 1771 y durante treinta años su actividad en misiones populares se extendió por casi toda la geografía española. Sus grandes dotes de oratoria y elocuencia pasadas por la oración obraban prodigios en las gentes a través una predicación de la que se ha subrayado, además de su rigor, la sencillez y dignidad.

                    Su contribución fue inestimable en un período marcado por el regalismo y el jansenismo que estaban en su apogeo, su grandeza espiritual y excepcionales cualidades puestas al servicio de la Fe y de la Iglesia en momentos de indudable dificultad.

                    Tratando de la oratoria religiosa, el gran Menéndez y Pelayo lo situó detrás de San Vicente Ferrer y de San Juan de Ávila. Y es que Diego José promovía una profunda renovación espiritual en su auditorio. 

                    La lucha de su vida fue contra las ideas ilustradas y el pensamiento laico en general. Esto le trajo muchas enemistades por parte de las autoridades, incluso eclesiásticas, donde las sociedades secretas, la Mas0nería,  habían arraigado con enorme fuerza. Decidió el Beato acabar con las persecuciones de raíz, y se presentó a la familia real; los hombres influyentes consiguieron que el fraile no tuviera acceso al Rey Carlos III, pero el Fray Diego José supo ganarse el ánimo de la Princesa de Asturias, la futura Reina María Luisa de Parma, esposa del que será Carlos IV. 

                    Pasaron los años y las ideas que iban a cuajar en la Revolución francesa siguieron cruzando los Pirineos. Fray Diego vio con claridad hacia dónde se iría a parar aceptando esas ideas, disfrazadas de maneras galantes: la pérdida de Dios en las inteligencias, a la que luego seguirá la pérdida de Dios en las costumbres. La España tradicional que se derrumba, y la España revolucionaria que se abre camino. De nuevo decidió volver a la Corte para influir en la clase dirigente. A mitad camino le dan la noticia de que Godoy había sido nombrado valido. Entonces perdió toda esperanza. Se dio media vuelta y afirmó: “No quiero que los reyes se acuerden de mí”. Cuando la familia real viajó a Sevilla, el capuchino no quiso acudir a verlos.

                    En medio de sus enfervorizados sermones públicos, el Beato Fray Diego José alentaba a los oyentes con la celebración de la penitencia y el rezo público del Santo Rosario. Suscitaba emociones por igual en Clérigos, plebeyos e intelectuales. Su fama le precedía y la muchedumbre que se citaba para oírle no cabía en las grandes catedrales. A veces durante varias horas tenía que hablar al aire libre a un auditorio conformado por cuarenta mil y hasta sesenta mil personas, que le consideraban un «enviado de Dios».

                    Ese imponente despliegue de multitudes que acudían a él enfervorecidas pone de manifiesto que los integrantes de la vida santa han sido los verdaderos artífices de las redes sociales. Un entramado de seguidores con alta sensibilidad –que muchos hoy día querrían para sí–, supieron identificar la grandeza de Dios y su belleza inigualable plasmada en las palabras de este insigne apóstol.

                    Fueron tres décadas de intensa dedicación llevando con singular celo la fe más allá de los confines de Andalucía en los que era bien conocido. Aranjuez, Madrid, poblaciones de Toledo y de Ciudad Real, Aragón, Levante, Extremadura, Galicia, Asturias, León, Salamanca, incluso Portugal y otras, fueron recorridas a pie por este incansable peregrino que impregnó con la fuerza de su voz, avalada por una virtuosísima vida, el corazón de las gentes.

                    Una gran mayoría en su época lo consideró un «nuevo San Pablo». Penitencia y oración continua fueron sus armas apostólicas, mientras su cuerpo se estremecía bajo un rústico cilicio.

                    Era un gran devoto de María bajo la advocación de la Divina Pastora, de la que fue encendido defensor y propagador, así fundó en 1771 la Congregación malagueña de la Divina Pastora. Fue además agraciado con carismas extraordinarios como el don de profecía y numerosos milagros que efectuaba con su proverbial sentido del humor y el gracejo andaluz que poseía. Su correspondencia epistolar, sermones, obras ascéticas y devocionales son incontables. Se le ha conocido como el «Apóstol de la Misericordia».



                    “Mi método en las Misiones es, publicarla con una simple procesión al modo de un rosario, en que va delante la Imagen de la Divina Pastora, y al fin el Sto. Crucifixo; se van cantando por dos eclesiásticos en tono de rogativa la Letanía de los Stos., y yo exhortando al Pueblo, y convidándolo a oír la voz de su Dios que le llama a Penitencia; se termina en la Iglesia, o en una Plaza, si el concurso no cabe en aquella; y hago una plática según me parece la requiere el Pueblo”. (El Beato Diego José de Cádiz en una carta del 15 de Junio de 1781)

                    Murió en la localidad malagueña de Ronda el 24 de Marzo de 1801, cuando se hallaba en un proceso ante la Inquisición donde fue llevado por quienes no supieron identificar en él al santo que fue. Le cubrieron con penosos signos de ingratitud que desembocaron en una injusta y humillante persecución. Por encima de los ciegos juicios humanos, Dios ya le había reservado la Gloria Eterna.

                    Fue beatificado infaliblemente por el Papa León XIII el 22 de Abril de 1894, quién le llamó el “Nuevo Apóstol Santiago”. Acudieron a Roma 14.000 españoles en una “Peregrinación Nacional Obrera”. Sus reliquias son veneradas en el Altar Mayor del Santuario de la Virgen de Paz, en la ciudad malagueña de Ronda. 



sábado, 22 de marzo de 2025

LAS APARICIONES DE LA VIRGEN DOLOROSA DE CASTELPETROSO, "vestigios de la Divina Misericordia"

 


                    La historia de las Apariciones de María Santísima Dolorosa de Castelpetroso se inició tal día como hoy, el 22 de Marzo pero de un lejano 1888Bibiana Cicchino y Serafina Valentino, dos campesinas de la zona, se encontraban en las cercanías de un lugar denominado “Cesa tra Santi” (Cesa entre los Santos) para trabajar en un pedazo de tierra; habían llevado con ellas a dos ovejas pero por la tarde se dieron cuenta que una había desaparecidodecidieron separarse para ir a buscarla. Removiendo entre las hierbas altas y arbustos, Fabiana ve a la oveja frente a una gruta de la cual provenía una extraña luz. Llena de curiosidad por el aquel resplandor la buena mujer se acercó y se encontró frente a una visión celestial; en la intensidad de la luz se reconocía la Imagen de la Dolorosa María Santísima, arrodillada con Su Hijo muerto ante Sus pies, la mirada hacia el Cielo y los brazos estirados, al modo sacerdotal, en señal de ofrenda de Su Hijo al Eterno Padre.

Segunda Aparición

                    Después de un primer momento, el 1° de Abril del mismo año de 1888, Domingo de Pascua, la Aparición se renovó y esta vez también Serafina pudo contemplar a la Virgen Dolorosa.

                    Las noticias sobre las Apariciones se difundieron muy pronto entre el pueblo, y no obstante a que muchos dijeron que las dos campesinas solo eran mentirosas, otros comenzaron a peregrinar hacia Lugar Santo, donde fue puesta una Cruz para recordar lo que había sucedido.

Tercera Aparición

                    Monseñor Francesco Macarone Palmieri, Obispo de Bojano, fue nombrado Delegado Apostólico por el mismo Santo Padre León XIII, que le encargó la tarea de inspeccionar la cueva de las Apariciones en nombre de la Santa Sede. El 26 de Septiembre de 1888, se dirigió al lugar de las Apariciones para indagar sobre las presuntas visiones y también tuvo la gracia de ver a la Virgen Dolorosa, tal y como se le había aparecido a las dos campesinas, dando fe de su testimonio por escrito con las siguientes palabras: "Con alegría puedo decir que los portentos de Castelpetroso son los últimos vestigios de la Divina Misericordia, para devolver a las almas perdidas al buen camino. También puedo testificar que, habiendo acudido yo mismo al lugar sagrado y concentrado en la oración, tuve la aparición de la Virgen".



Milagros

                    A las Apariciones se agrega otro evento extraordinario: a los pies del precipicio aparece una fuente de agua, que resultó ser milagrosa.

                    Las noticias sobre los hechos prodigiosos de Castelpetroso se difundieron rápidamente a través de la Estampa; particular atención fue dada de la revista boloñesa “El Siervo de María”, de la cual era director el Conde Carlo Acquaderni.

                    A finales de 1888, Acquaderni se dirigió personalmente a “Cesa tra Santi”, junto a su hijo, Augusto,  de 12 años, gravemente enfermo de tuberculosis ósea, para pedir la gracia de la curación. Augusto bebió el agua de la fuente a la vez que se encomendaba a la intercesión de la Virgen Dolorosa y de inmediato se sintió mejor; tras nuevos exámenes los médicos no aciertan a entender la inexplicable curación.

Cuarta Aparición

                    A los inicios de 1889, después de los estudios médicos que aprobaban la milagrosa curación, Acquaderni y Augusto regresaron nuevamente al acantilado para agradecer a la Virgen la curación del muchacho, y ésta vez fueron ellos los agraciados en verla, en la misma actitud de aquella de las visiones anteriores.



El Santuario

                    Y para darle las gracias a la Madre Dolorosa, quiso el Divino Espíritu Santo, manifestar al Conde Carlo Acquaderni la idea de edificar un Templo en honor de la Santísima Virgen. Encontrando soporte y colaboración con el Obispo Macarone Palmieri, juntos empezaron a movilizarse para buscar fondosle encargaron al ingeniero Francesco Gualandi de Bolonia para proyectar la majestuosa obra.

                    El 28 de Septiembre de 1890, se bendijo y colocó la primera piedra del Santuario de la María Santísima Dolorosa de CastelpetrosoMonseñor Francesco Macarone, con un encendido sermón, dio oficialmente el inicio a los trabajos.