jueves, 11 de enero de 2024

UNIFÍCATE CONMIGO QUE SOY LA MISMA PUREZA, de las Revelaciones al Hno. Estanislao José.

 


              "El Corazón Eucarístico de María me hace ver la delicadeza de conciencia que han de tener los Apóstoles del Reinado Eucarístico, trabajando siempre con miras sobrenaturales, por puro amor y el gran bien que harán en las almas. Me hace ver por todas partes multitud de hombres, mujeres, jóvenes y niños trabajando en variedad de oficios y ninguno lo hace con un fin sobrenatural. ¡Triste espectáculo! ¡Cuántos sudores, penas y trabajos sólo por fines económicos… por el dinero! ¡No saben añadir la intención de hacerlo por Dios…! Qué pena, trabajar sólo, por fines temporales, como si hubieran sido creados sólo para este mundo; sólo buscan la añadidura. 

               La Virgen le dice: "Mira, hijo Mío, he aquí la gran misión de los Apóstoles del Reinado Eucarístico, este es el campo de batalla en que han de trabajar en favor de las almas sin cesar, hasta convertir el mundo entero, hoy engañado, materializado, esclavizado. Hay que cristianizarlo, llevándolo por la Verdad, por la Vida Sobrenatural, por la verdadera Libertad… y esto sólo pueden hacerlo las almas eucarísticas, los Apóstoles del Reinado Eucarístico, los que buscan lo más perfecto, es decir, los que buscan a Dios".

               El Demonio, el gran enemigo de las almas se ha enfrentado muchas veces contra el Hermano Estanislao José, no pudiendo resistir que le arrebate millares de almas que tenía por seguras, y cuando menos lo esperaba, dejaban su bandera para pasarse a la bandera de Cristo Salvador. Para resarcirse de estos perjuicios que le hacía, planeó una gran batalla que le presentó larga y denodadamente. Dejemos que nos lo cuente él mismo con el patetismo que pone en estos hechos: "Furioso se presenta el Demonio y con ademán sacrílego me insulta con bárbaro atrevimiento, lo primero que me dice es: "Varias veces he jurado a Dios tu condenación y voy a poner en práctica todos los medios posibles para conseguirlo".

               El alma a toda costa está unida a su Dios, centro de su amor, y el Demonio no cesa de impedir esa unión; pone en práctica cuantos medios están a su alcance para robarme el fruto de alguna buena obra; si no consigue nada, renueva sus esfuerzos con multiplicada furia y con tenaz constancia trabaja sin cesar día y noche.

               Queda el alma dolorida y apenada porque todos los momentos del día los emplea en batallar contra el Demonio que le ha declarado dura guerra. Atormentada como está recurre a María, centro de su amor a quien cuenta todas sus luchas. Esta Madre tan amada me dice: "Alma grande, aliméntate de cosas dignas de ti; no temas al Enemigo, pelea con valor. Alma pura, come y bebe pureza, báñate en pureza, habla, canta y escribe pureza… Unifícate Conmigo que Soy la misma Pureza". Esto me deja enardecido de amor a la pureza, cuando de repente después de haberme despedido de mi Madre, el Demonio se me presenta con disfraz tal, que me deja horrorizado… Pasa una batalla y se prepara otra a la que tengo que resistir sin tomar descanso; cesa ésta y ya el Demonio no deja de acecharme y se me presenta horrible en forma de mujer… Siento una fuerza diabólica que quiere apoderarse de mí y trata de borrar de mi alma el recuerdo de Dios y de los bienes de Él recibidos. 

               Ya está el Demonio preparado para el paso definitivo y ya parece estar también el alma para darlo y seguir el camino de las almas vulgares, cuando he aquí que de repente se presenta mi Madre con ademán de pelear y… fijando su mirada en el ser inmundo que pretendía robar al hijo de sus entrañas, le hace desaparecer de una manera sorprendente y no deja de mirarle hasta que el espíritu inmundo se encuentra metido en lo más profundo del Infierno. 

                Ejecutada esta acción vengadora tiende la mirada sobre la pobre alma de su hijo atribulado y seco, queda bañado en un mar de luz y respira de nuevo mi alma en un ambiente celestial, y entonces cual cándida paloma, vuela a sus brazos que me aprietan contra Su Corazón y me dice que la cuente lo que me ha pasado. Mi Madre me besa en la frente y queda el alma purificada y envuelta en Dios de Amor que se encuentra Sacramentado en mi pecho". 


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