lunes, 15 de enero de 2024

EL CIELO, LA ORACIÓN, EL RECOGIMIENTO Y PENITENCIA; "YO EN DIOS o EL CIELO", por el Padre Valentín de San José, Carmelita Descalzo de Las Batuecas, capítulo 3, puntos 14-16

 


               14- Tímidamente llamé con suavidad a su puerta, y una voz apacible y acogedora me facilitó la entrada. Tenía delante de sí, estribado sobre la cruz, este letrero: Vive en tu celda y considérala como un paraíso. Desecha todo recuerdo de mundo (1), y sobre la sencillísima mesa leía en un libro: Columba cantaba esta antífona, que es como un suspiro, un deseo y una profecía: Ábreme, Señor, las puertas de Tu Paraíso para que vuelva a aquella Patria donde la muerte no existe, donde la dulzura del gozo es perpetua. 

               El ardor con que Le deseo abre en mi carne y en mi alma una desgarradora herida, que sólo podrá curarme una mirada Suya en el Cielo (2). Me miró con ojos de bondad. La de su alma se traslucía por ellos. Medio avergonzado y tímido, dirigí yo los míos a los suyos, al libro, a la cruz, al letrero. Emocionado por la impresión y la veneración, no acertaba a expresar cuanto venía a exponerle y consultarle. Lo había pensado y ordenado muy bien y había escogido aquel lugar de retiro, silencio y santidad para consultar al hombre santo y prudente. 

               15- Como si viera mi aturdimiento interior y le fueran manifiestos mis pensamientos, me insinuó con amorosa sencillez lo que él hacía: Estaba -me dijo- pensando y deleitándome en la luz del Cielo, en las armonías del Cielo, en la compañía que tendremos en el Cielo y ya tenemos en este retiro. Esclarecen mi entendimiento y alegran y encienden mi voluntad los hechos de estos Santos cuyas vidas diariamente leo. Ellos sufrieron y vivieron pensando en el Cielo, y ahora están allí para siempre gozando en dicha y recogen en delicia el fruto de sus sufrimientos y virtudes. 

               Otros encuentran sus complacencias en recrearse con la compañía y vista de los hombres, con los acontecimientos y diversiones, con los juegos o espectáculos. Yo encuentro mi contento y recibo fortaleza y enseñanza mirando, escuchando o pensando y leyendo en la hermosura y felicidad del Cielo que espero y en la amable compañía de los Ángeles y de los Santos que están gloriosos en Dios. Gusto de tratar con ellos ahora en este mi retiro. De este trato saco fortaleza en la Fe y sabiduría sobrenatural para amar cada día más los sufrimientos, la penitencia y el recogimiento. Con su compañía y trato encuentro el bienestar espiritual en la atención callada de ofrecimiento a Dios, aunque diste aún mucho de la abundancia y gozo con que la vivía el santo que dijo esas palabras -y señalaba al letrero que delante de sí tenía. Pero ahora -le indiqué yo- no suele tenerse por tan perfecta esa doctrina de que no se recuerde ni se trate con el mundo, sino la contraria, de que vayamos al mundo y le tratemos, pues su trato hará mucho bien a la vida espiritual de cada uno y se hará mucho bien a los que viven en el mundo. Que huir del mundo es egoísmo y cobardía. Perdone -añadí- me haya atrevido a exponerle esta insinuación interrumpiendo lo que me enseñaba. He venido hasta aquí, temiendo quitarle su quietud y silencio, para conocer su pensamiento sobre esto y que me esclareciera esta duda y confusión, que en los momentos actuales me enseñan. -¡Ay!, amadísimo - me dijo, sonriendo con amabilidad -yo no poseo la ciencia para exponértelo con claridad y hermosura, como ello merece y tú crees y esperas en tu benignidad conmigo. Pero sí tengo la Fe firme y el conocimiento cierto de lo que Jesucristo nos enseñó y mandó, del ejemplo de Su Vida y de la Doctrina y hechos de los Santos que nos han precedido desde Jesucristo hasta estos tiempos. 

               Mira bien que las opiniones de los hombres y sus juicios cambian, pero los hechos de Jesús y Sus Palabras en el Evangelio no cambian y permanecerán hasta el Fin de los Tiempos. Yo no me atrevo a dejar de ir por el camino que anduvo Jesús y que siguieron los Santos. Veo que es camino seguro para el Cielo y Jesús vino a enseñármelo, y esto me mandan Sus Palabras. Los Santos se santificaron por ese camino y aun por ese camino convirtieron el mundo. Dios hizo milagros para reafirmar ese modo de vida. La Palabra de Dios es invariable, a pesar de cuanto digan o interpreten los hombres. Aseguremos el Cielo. 

               16- Porque el Cielo, para el cual hemos sido criados, es una maravilla tan grande y sobrenatural, es algo tan insoñable y sobreexcedente, que no puede compararse con él cosa alguna ni puede criatura alguna de suyo merecerlo. 

               Nos lo da Dios y ha tenido Dios la bondad de criamos para esa luz, para esa belleza, para esa felicidad, que no sólo no podemos soñar, pero ni aun tener idea proporcionada hasta que Dios nos la dé con Su Visión en la Gloria. Dios nos ha criado para el Cielo y se lo da a todos los que van por el camino que nos tiene prefijado y anduvo Jesucristo. 

               No se llega al Cielo por otro camino, y va infinita ganancia en ir por camino seguro o pierde infinito el alma que va por camino errado y nunca puede llegar al Cielo. El mismo Jesucristo nos mandó: Entrad por la puerta angosta, porque la puerta ancha y el camino espacioso son los que conducen a la perdición y son muchos los que entran por él. ¡Oh, qué angosta es la puerta y cuán estrecha la senda que conduce a la vida eterna, y qué pocos los que atinan con ella! (Mt 7, 13-14). 

               Y Jesucristo también nos lo señaló cuando dijo: Yo Soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie viene al Padre si no es, por Mí (Jn 14, 6). Y aún precisó más el camino necesario con estas palabras: Si alguno quiere venir en pos de Mí, niéguese a sí mismo y cargue con su cruz y sígame..., porque ¿de qué le sirve al hombre el ganar todo el mundo si pierde su alma? O ¿con qué cambio podrá el hombre rescatarla una vez perdida? (Mt 19, 21). 

               Todas son palabras del mismo Jesucristo; quiso expresar con toda claridad y aun repetir varias veces Su deseo y Su mandato para que no hubiera tergiversación. Porque conocieron claramente su deseo, su doctrina y su mandato, se alejaron del mundo y de las disipaciones y regalos mundanos cuantos aspiraron a la perfección y a un trato más amoroso e íntimo con Dios y se retiraron al recogimiento, oración y mortificación para asegurar el Cielo. 

               Recuerda el hecho extraordinario de San Pablo, que había de ser el Apóstol más caracterizado de los gentiles y el más activo y dinámico; cuando recibió la luz de la Verdad de los labios de Jesús, se retiró del mundo y se fue a la soledad, donde permaneció con Dios tres años (Gal 1, 17). Y aquel San Antonio Abad, que fue como la personificación perfecta y atrayente de las almas entregadas a Dios y a la contemplación en retirada soledad, tomó la determinación de vender cuantos bienes tenía, dárselos a los pobres y alejarse del mundo y del trato de la sociedad cuando oyó leer en la iglesia las palabras que Jesús dijo al joven que guardaba los preceptos de Dios desde su niñez: Si quieres ser perfecto, anda y vende cuanto tienes y dáselo a los pobres, y tendrás un tesoro en el Cielo; después ven y sígueme (Gal 1, 17). San Antonio lo hizo, y con su ejemplo y su santidad llevó en pos de sí muchos miles de hombres que, como él, renunciaron a todo y se fueron a vivir en pobreza y oración a la soledad, y con su ejemplo y santidad influyeron en la propagación de la Fe por el mundo y en la conversión de las almas con eficacia maravillosa, Dios aprobaba su vida con milagros. Y el maravilloso misionero San Francisco Javier, cuando fue destinado a convertir las almas a la India, movido de esta Doctrina, ni aun fue a Javier a despedirse de su familia, ofreciendo a Dios este sacrificio por lo mucho que le amaba. ¿Y quién en la actualidad superará su celo ni su amor? ¿Quién llevará a Dios tantas almas como él llevó? Esos Santos obraron maravillas o Dios en ellos y por ellos. Imitaron a Jesucristo. No fueron mundanos y huyeron del mundo. Yo no los conceptúe ni cobardes ni egoístas.


NOTAS

1) Fray Justo Pérez de Urbel: Año Cristiano, 7 de Febrero. 
2) Isabel Flores de Lemus: Año Cristiano Ibero Americano, 18 de Septiembre.




No hay comentarios:

Publicar un comentario

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.