domingo, 28 de febrero de 2021

QUINTO DOMINGO EN HONOR DE SAN JOSÉ

     

PREPARACIÓN


               Este ejercicio piadoso en honra del Glorioso San José apenas te llevará unos minutos; procura hacerlo teniendo cerca una imagen suya, que bien puede ser la que acompaña este artículo. Luego, recogido de las preocupaciones cotidianas, intenta adentrarte en espíritu en la casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?





INICIO


               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO


               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ


          -Quinto Doloren su afán de educar y servir al Hijo del Altísimo, especialmente en la huída a Egipto

        "El Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: Levántate, toma al Niño y a Su Madre, y huye a Egipto, y estate allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al Niño para matarlo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 13).


              -Quinta Alegríaal tener siempre con él a Dios mismo, y viendo la caída de los ídolos de Egipto

      "De Egipto llamé a mi hijo" (Evangelio de San Mateo, cap. 2, vers. 15)



ORACIÓN


          Oh Bienaventurado Patriarca, Glorioso San José, escogido para ser Padre Adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el Dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en Alegría celestial al oír el armonioso concierto de los Ángeles y al contemplar las maravillas de aquella Noche tan resplandeciente.

          Por este Dolor y aquella Alegría, alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los Ángeles y a gozar de los resplandores de la Gloria Celestial.

         Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria, para terminar diciendo

         Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

        Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




sábado, 27 de febrero de 2021

...LOS OJOS DE DIOS SIEMPRE ME ESTÁN MIRANDO...

  



Celebra hoy la Santa Iglesia la memoria de San Gabriel de la Dolorosa;
para leer una breve semblanza de este joven Santo solo tienes que tocar AQUÍ




EL PLAN DE VIDA CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA. Parte 3: Reza el Santo Rosario

   



               EL PLAN DE VIDA que te presento está compuesto por siete puntos; todos ellos muy sencillos de realizar pero que entrañan una sincera Consagración a la que es Madre de Dios. Aún así, quiero desgranar cada práctica contenida en EL PLAN DE VIDA, para que comprendas mejor la necesidad de cumplirlo con fidelidad y sobre todo, con piedad sincera. 




              A cambio de ser fiel en todas esas obras de amor que contiene EL PLAN DE VIDA, te aseguro que a cambio, no te faltará la asistencia de la Santa Virgen en los momentos difíciles ni Su celestial ayuda cuando creas que ya no puedes hacer más. 

               Precisamente ése y no otro, debe ser el espíritu que te mueva: hacerlo todo en María, con María, por María y para María, desterrando tu propio yo y las muchas limitaciones que le adornan; obrando así, buscando solo la Gloria de Dios y el Amor de la Purísima Virgen, Ella, que jamás abandona a Sus devotos, cuidará y velará por tus intereses y sabrá premiar tu entrega y el apostolado que hagas en Su favor, especialmente, con tu ejemplo personal...




               Vive en María, búscala en tu día a día, no te canses de invocarla a través del rezo diario del Ángelus y de las Tres Avemarías. No olvides de hablar de Ella, defenderla cuando otros la nombren para blasfemar o reírse. Imita Sus virtudes, en especial, Su humildad y pureza... solo así podrás vivir plenamente en Dios, porque a Él solo se puede llegar a través de Su Bendita Madre. 




viernes, 26 de febrero de 2021

VENID A MÍ, PUESTO QUE YO VOY A VOS... Aniversario del Cardenal Merry del Val

  



"Nuestras mejores comuniones no son aquellas 
en las cuales nos parece experimentar 
un gran sentimiento de ternura hacia Jesús 
en Su Santa Eucaristía, sino aquellas 
en las cuales nos acercamos a Él 
con mayor humildad, contrición y confianza"



Toca sobre la imagen para verla en su tamaño original


Para leer una síntesis biográfica del Cardenal Merry del Val
sólo tienes que tocar AQUÍ




Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo... el Santo Cuerpo en brazos de Su Madre

 



MEDITACIONES SOBRE LA PASIÓN 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

"Habiendo descendido el santo Cuerpo, lo envolvieron 
y lo pusieron en los brazos de su Madre, 
que se los tendía poseída de dolor y de amor..."

Por la Mística Ana Catarina Emmerich


               El cielo estaba todavía oscuro y nebuloso cuando José y Nicodemus se fueron al Calvario: allí se encontraron con sus criados y las santas mujeres que lloraban sentadas en frente de la Cruz. Casio y muchos soldados, que se habían convertido, estaban a cierta distancia, tímidos y respetuosos. José y Nicodemus contaron a la Virgen y a Juan todo lo que habían hecho para librar a Jesús de una muerte ignominiosa, y cómo habían obtenido que no rompiesen los huesos al Señor. 

               Entre tanto llegó el centurión Abenadar, y luego comenzaron la piadosa obra del descendimiento de la Cruz, para embalsamar el sagrado cuerpo del Señor. Casio se acercó también, y contó a Abenadar la milagrosa curación de la vista. Todos se sentían muy conmovidos, llenos de tristeza y de amor. Nicodemus y José pusieron las escaleras detrás de la Cruz, subieron y arrancaron los clavos. En seguida descendieron despacio el Santo Cuerpo, bajando escalón por escalón con las mayores precauciones. Fue un espectáculo muy tierno; tenían el mismo cuidado, las mismas precauciones como si hubiesen temido causar algún dolor a Jesús. Todos los circunstantes tenían los ojos fijos en el Cuerpo del Señor y seguían sus movimientos, levantaban las manos al cielo, derramaban lágrimas y daban señales del más profundo dolor. 

              Todos estaban penetrados de un respeto profundo, hablando sólo en voz baja para ayudarse unos a otros. Mientras los martillazos se oían, María, Magdalena y todos los que estaban presentes a la crucifixión, tenían el corazón partido. El ruido de esos golpes les recordaba los padecimientos de Jesús; temían oír otra vez el grito penetrante de sus sufrimientos. 

               Habiendo descendido el Santo Cuerpo, lo envolvieron y lo pusieron en los brazos de Su Madre, que se los tendía poseída de dolor y de amor. Así la Virgen Santísima sostenía por última vez en Sus brazos el Cuerpo de Su querido Hijo, a quien no había podido dar ninguna prueba de su amor en todo su martirio; contempló sus heridas, cubrió de ósculos su cara ensangrentada, mientras Magdalena reposaba la suya sobre sus pies. 

               Después de un rato, Juan, acercándose a la Virgen, le suplicó que se separase de Su Hijo para que le pudieran embalsamar, porque se acercaba el Sábado. María se despidió de Él en los términos más tiernos. Entonces los hombres lo tomaron de los brazos de Su Madre y lo llevaron a un sitio más bajo que la cumbre del Gólgota, que ofrecía gran comodidad para hacer el embalsamamiento. Lo hicieron en seguida y envolvieron después el Santo Cuerpo en un gran lienzo blanco. 

              Cuando todos se arrodillaron para despedirse de Él, se operó delante de sus ojos un gran milagro: el Sagrado Cuerpo de Jesús, con Sus heridas, apareció representado sobre el lienzo que lo cubría, como si hubiese querido recompensar su celo y su amor, y dejarles un retrato a través de los velos que lo cubrían. Era un retrato sobrenatural, un testimonio de la divinidad creadora, que residía siempre en el Cuerpo de Jesús...



jueves, 25 de febrero de 2021

BESAR LA MANO DE AQUEL QUE NOS DA LA VIDA SOBRENATURAL


Por la mano de los Apóstoles eran hechos 

muchos milagros y prodigios en el pueblo 

Hechos de los Apóstoles, cap. 5, vers. 12


               Las manos del Sacerdote son consagradas con el Santo Crisma por el Obispo que lo ordena; a partir de entonces, las manos del Sacerdote administrarán el Poder y la Gracia de Dios en la Santa Misa, el perdón de los pecados mediante la absolución sacramental y el impartir los demás Sacramentos. Son por tanto manos que reparten presencia de Dios, salud en las almas, por eso, desde tiempo inmemorial, es costumbre besar las manos del Sacerdote: en las palmas el día de su Ordenación y en su primera Misa, mientras que para el saludo cotidiano besamos el dorso de la mano derecha del Sacerdote. 




               Es impropio besar al Sacerdote en la cara, salvo que exista un vínculo familiar muy estrecho; el Presbítero, como los Religiosos que han hecho votos, son PERSONAS SAGRADAS, unidas a Dios por un vínculo superior al Matrimonio.

               También resulta indecoroso tomar excesivas confianzas con un Ministro de Dios, ya que su corazón está velado, libre de todo afecto humano y consagrado únicamente al servicio del Señor.


LA INEFABLE GRANDEZA 

DEL SACERDOCIO CATÓLICO

( por el Papa Pío XI )


               ...los Apóstoles y sus sucesores en el Sacerdocio comenzaron a elevar al Cielo la ofrenda pura profetizada por Malaquías, por la cual el Nombre de Dios es grande entre las gentes; y que, ofrecida ya en todas las partes de la tierra, y a toda hora del día y de la noche, seguirá ofreciéndose sin cesar hasta el Fin del Mundo.

               Verdadera acción sacrificial es ésta, y no puramente simbólica, que tiene eficacia real para la reconciliación de los pecadores en la Majestad divina: Porque, aplacado el Señor con la oblación de este Sacrificio, concede Su Gracia y el don de la penitencia y perdona aun los grandes pecados y crímenes.

               Por donde se ve clarísimamente la inefable grandeza del Sacerdote Católico que tiene potestad sobre el Cuerpo mismo de Jesucristo, poniéndolo presente en nuestros Altares y ofreciéndolo por manos del mismo Jesucristo como Víctima infinitamente agradable a la Divina Majestad. 



 "El Cristiano, casi a cada paso importante de su 
mortal carrera, encuentra a su lado al Sacerdote..." 

              Además de este poder que ejerce sobre el Cuerpo Real de Cristo, el Sacerdote ha recibido otros Poderes sublimes y excelsos sobre su Cuerpo Místico. Y tan excelsos Poderes conferidos al Sacerdote por un sacramento especialmente instituido para esto, no son en él transitorios y pasajeros, sino estables y perpetuos, unidos como están a un carácter indeleble, impreso en su alma, por el cual ha sido constituido Sacerdote para siempre a semejanza de Aquel de cuyo eterno Sacerdocio queda hecho partícipe. Carácter que el Sacerdote, aun en medio de los más deplorables desórdenes en que puede caer por la humana fragilidad, no podrá jamás borrar de su alma.

              El Cristiano, casi a cada paso importante de su mortal carrera, encuentra a su lado al Sacerdote en actitud de comunicarle o acrecentarle con la potestad recibida de Dios esta gracia, que es la Vida Sobrenatural del alma. Apenas nace a la vida temporal, el Sacerdote lo purifica y renueva en la fuente del agua lustral, infundiéndole una vida más noble y preciosa, la Vida Sobrenatural, y lo hace hijo de Dios y de la Iglesia; para darle fuerzas con que pelear valerosamente en las luchas espirituales, un Sacerdote revestido de especial dignidad lo hace Soldado de Cristo en el Sacramento de la Confirmación; apenas es capaz de discernir y apreciar el Pan de los Ángeles, el Sacerdote se lo da, como alimento vivo y vivificante bajado del Cielo; caído, el Sacerdote lo levanta en Nombre de Dios y lo reconforta por medio del Sacramento de la Penitencia; si Dios lo llama a formar una familia y a colaborar con Él en la transmisión de la vida humana en el mundo, para aumentar primero el número de los fieles sobre la tierra y después el de los elegidos en el Cielo, allí está el Sacerdote para bendecir sus bodas y su casto amor; y cuando el Cristiano, llegado a los umbrales de la Eternidad, necesita fuerza y ánimos antes de presentarse en el Tribunal del Divino Juez, el Sacerdote se inclina sobre los miembros doloridos del enfermo, y de nuevo le perdona y le fortalece con el Sagrado Crisma de la extremaunción; por fin, después de haber acompañado así al Cristiano durante su peregrinación por la tierra hasta las Puertas del Cielo, el Sacerdote acompaña su cuerpo a la sepultura con los ritos y oraciones de la esperanza inmortal, y sigue al alma hasta más allá de las puertas de la Eternidad, para ayudarla con cristianos sufragios...


Encíclica Ad Catholici Sacerdotii

20 de Diciembre 1935



miércoles, 24 de febrero de 2021

LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, por el Padre Paul O´Sullivan. Parte VI

 



PODEMOS PEDIRLO TODO EN EL NOMBRE DE JESÚS


               Los Ángeles son nuestros más queridos y mejores amigos y son los que están más preparados y pueden ayudamos en toda dificultad y peligro .

              Es una pena que muchos Católicos no conocen, ni aman, ni piden la ayuda de los Ángeles. La manera más fácil de hacerlo es decir el Nombre de Jesús en su honor. Esto les da gran alegría y ellos, como respuesta, nos ayudarán en todos nuestros problemas y nos salvarán de muchos peligros.

               Digamos el Nombre de Jesús en honor de todos los Ángeles, pero especialmente en honor de nuestro querido Ángel de la Guarda, que tanto nos quiere.

               Nuestro Dulce Salvador está presente en millones de Hostias consagradas en innumerables iglesias católicas del mundo. Durante muchas horas del día y durante las largas horas de la noche, Él es olvidado y dejado sólo.

              Podemos hacer mucho para consolarle y confortarte diciendo: "Jesús te quiero, te adoro en todas las Hostias consagradas del mundo, y te doy gracias con todo mi corazón por haberte quedado en todos los Altares del mundo por amor nuestro". Entonces di veinte, cincuenta veces o aún más el Nombre de Jesús con esta intención. Podemos hacer la más perfecta penitencia por nuestros pecados ofreciendo la Pasión y Sangre de Jesús muchas veces al día con esta intención.

              La Preciosa Sangre purifica nuestras almas y nos eleva a un alto grado de santidad. ¡Es todo tan fácil! Tenemos solamente que repetir amorosa, alegremente y con reverencia "Jesús, Jesús, Jesús".

              Si estamos tristes o deprimidos, si estamos preocupados con miedos y dudas, este Divino Nombre nos dará una deliciosa paz. Si somos débiles e indecisos nos dará nueva fuerza y energía.

               Cuando Jesús estaba en la tierra, ¿no fue a consolar y confortar a todos aquellos que eran infelices? Aún lo hace todos los días por aquellos que lo piden.

               Si estamos sufriendo por problemas de salud y tenemos dolores, si alguna enfermedad está afectando a nuestros pobres cuerpos, Él puede curamos. ¿Acaso Él no curó a los enfermos, los cojos, los ciegos, los leprosos? No nos dijo: "Venid a Mí vosotros los que estáis cansados, y abrumados que Yo os aliviaré". Muchos podrían tener buena salud si solamente pidieran a Jesús por ella.

               No obstante, consulta a los médicos, usa los remedios que te den pero por encima de todo ¡pídele a Jesús!

               El Nombre de Jesús es la más corta, la más fácil, la más poderosa de todas las plegarías. Nuestro Señor nos dice que podemos pedir al Padre en Su Nombre, por ejemplo, en el Nombre de Jesús, y recibiremos. Todas las veces que decimos ''Jesús", estamos diciendo una fervorosa oración por todo, todo lo que necesitamos.

               Las Ánimas del Purgatorio. Es muy lamentable que muchos cristianos olviden y abandonen a las ánimas del Purgatorio. Es posible que algunos de nuestros más queridos amigos estén sufriendo en ese terrible fuego, esperando nuestras oraciones y ayuda, que pudiéramos dársela tan fácilmente y no se la damos.




               Tenemos pena de los pobres que vemos en las calles, por los hambrientos y por todos aquellos que sufren. Nadie sufre más terriblemente como las Ánimas de Purgatorio por el fuego, como Santo Tomás nos dice, ¡es lo mismo que el fuego del infierno!

               ¿Con qué frecuencia, querido lector, rezas tú por las Santas Ánimas? ¡Días, semanas, quizás meses pasan y haces poco por ellas ó quizás nada !

               Puedes ayudarlas fácilmente si dices con frecuencia el Nombre de Jesús, porque a) tu así ofreces por ellas la Preciosa Sangre y sufrimientos de Jesucristo, como hemos explicado, b) ganas 300 días de indulgencia cada vez que dices "Jesús".

               Ten la costumbre de repetir el Santo Nombre a menudo y podrás como Santa Matilde aliviar miles de Almas que desde entonces no cesarán de rezar por ti con increíble fervor.




lunes, 22 de febrero de 2021

SANTA MARGARITA DE CORTONA, LA TERCERA LUZ DE LA ORDEN FRANCISCANA




                Margarita nació en la ciudad de Laviano, en la región de Toscana (Italia), a mediados del siglo XIII. De su primera infancia nada se sabe, salvo que perdió a su madre cuando tenía siete u ocho años.

                Como sucede con cierta frecuencia, la madrastra que vino a ocupar el lugar de su progenitora, dos años después de su muerte, comenzó a tratarla mal, encontrando defectos en todo lo que ella hacía. Pues bien, Margarita tenía un corazón tierno y una naturaleza ardiente. Y al no encontrar en casa el afecto que necesitaba, fue a buscarlo afuera. Se volvió una adolescente hermosa, llena de gracias y encantos. Esto constituyó su desgracia. Cuando tenía quince años, el hijo del Señor de Montepulciano se enamoró de ella y la convenció para ir a vivir con él pecaminosamente, prometiéndole que se casarían en un futuro.

                En medio del lujo, las fiestas, los paseos, Margarita reprimía su consciencia, que de tiempo en tiempo como un aguijón la torturaba. Más tarde dirá: “En Montepulciano perdí la honra, la dignidad, la paz; perdí todo, menos la Fe”. Y era esa Fe que afloraba, la que le hacía soñar con otra vida muy diferente de la que entonces llevaba. Algunas veces, por ejemplo, viendo ciertos lugares recogidos, comentaba: “¡Cómo sería bueno rezar aquí! Qué lugar propio para llevar una vida penitente y solitaria”. Pero nuevas joyas, nuevas fiestas, nuevas promesas sofocaban esos buenos movimientos de su corazón.

                Cierta vez en que algunas señoras elogiaban su belleza, ella respondió proféticamente: “No hagan caso de eso. Llegará el día en que ustedes me tratarán como santa e irán, con el bastón en la mano, a visitar mi tumba”.

                Así, Margarita vivió nueve años en esa unión ilícita, contraria a la Ley de Dios, cuando sobrevino un acontecimiento dramático que debería cambiar su vida.

               Cierto día su concubino no regresó a casa, y tampoco al día siguiente. Afligida, Margarita vio llegar sola a su perrita favorita que, sollozando tristemente, la jalaba del vestido, indicándole que la siguiese. Margarita, ansiosa, siguió al animal hasta un bosque en las inmediaciones, donde encontró un montón de ramas que el animalito se esforzaba en levantar. Quitando las ramas de encima, se deparó con el cadáver de su concubino apuñalado, envuelto en sangre, y que ya comenzaba a dar las primeras señales de putrefacción. Ante esta espeluznante visión, dio un grito y cayó desmayada.




                Fue el golpe de Misericordia de la Providencia. Al volver en sí, Margarita pensó en el destino eterno de aquél de quien fuera cómplice en el pecado. Se llenó de tal horror por su existencia pecaminosa que, en aquel momento, hizo el propósito de cambiar de vida.

                Después del entierro del infeliz joven, Margarita vendió todo lo que tenía, lo distribuyó entre los pobres y, vestida muy simplemente de negro regresó a la casa de su padre, pidiendo perdón y abrigo. Su padre se conmovió, pero a su lado estaba la madrastra, que inmediatamente exclamó: “¡O ella, o yo!”. La puerta de la casa paterna le fue entonces cruelmente cerrada.

                 Desolada y sin saber qué hacer, sin recursos y sin residencia, en el auge de la probación, Margarita se sentó en un tronco a la vera del camino. El demonio pronto entró en escena, tentándola: “Tienes apenas 26 años y estás en el auge de la hermosura. Muchos otros pretendientes surgirán. ¡Vamos, levanta la cabeza y comienza de nuevo la vida de fausto y de alegría!”“¡No! –protestó Margarita, con resolución- Ya ofendí mucho a Nuestro Señor, que vertió su sangre inocente por mí. Más vale la pena mendigar el pan que volver al pecado”. En ese momento otra voz, la de la gracia, se hizo oír: “En Cortona los hijos de San Francisco se compadecerán de ti y te dirán qué hacer”.

                En esa época Cortona era una República, con administración autónoma. Era próspera y tenía una intensa vida religiosa. La pobre Margarita, sin conocer a nadie, buscó el convento de los Frailes Franciscanos. Dos damas del lugar, Marinaria y Raniera Moscari, la encontraron y quedaron conmovidas al ver su profunda tristeza y el sufrimiento que se expresaba en su rostro. Con bondad, le preguntaron si necesitaba de algo. Margarita les abrió el alma, contó sus pecados y su inspiración de buscar a los Franciscanos de la ciudad. Las dos nobles señoras le ofrecieron abrigo en su casa, y ellas mismas la presentaron a Fray Bevegnati, varón venerable por su virtud, que después escribiría la Historia de Margarita. Ésta, entre lágrimas y suspiros, hizo una confesión general tan minuciosa, que duró ocho días. Pidió después su admisión en la Tercera Orden Franciscana, también llamada de la Penitencia.

                Preocupada en evitar una recaída en el pecado, Margarita cortó su hermosa cabellera, que tanto orgullo le causaba, expuso el rostro al sol para perder su frescor, y examinaba cómo reparar su escándalo. Pasó a dormir en el suelo y a alimentarse apenas de hierbas.

               Cierto Domingo apareció en Laviano a la hora de la Misa más frecuentada, con una cuerda al cuello, y allí, en alta voz, pidió perdón a sus conciudadanos por el mal ejemplo que les diera. Otra vez, en Cortona, Margarita se hizo arrastrar con una cuerda al cuello por las calles de la ciudad, mientras una mujer gritaba:

               “Ésta es Margarita que perdió a tantas almas; ésta es la pecadora que profanó tanto nuestra ciudad”.

               En su intento de humillarse, muchas más cosas habría hecho, si la obediencia se lo hubiese permitido.

               Margarita pasaba horas y horas de rodillas delante del Crucifijo, llorando por sus pecados. Su arrepentimiento fue tan profundo y sincero, que un día el Crucificado le dijo: “Tus pecados te son perdonados”.

                Otra vez, cuando meditaba en llantos sobre la Pasión de Nuestro Señor, Éste le preguntó: “¿Qué quieres, mi pobre pecadora?” Y Margarita, en un transporte de amor, respondió: “Señor Jesús, no quiero sino a Vos, y no busco sino a Vos”.




                  En poco tiempo Margarita pasó a ser visitada por elevadas gracias místicas. Narra su confesor y biógrafo: “Me pidió que no me ausentase del convento, porque Dios le preparaba algo extraordinario. Después de la Misa conventual, ella fue arrebatada en espíritu. A su vista se desarrolló el drama de la Pasión. Vio al Salvador vendido por el beso de Judas, negado por San Pedro, abandonado por los Apóstoles, insultado por los pretorianos. Oyó los golpes de los azotes, los gritos del populacho, el ruido del martillo cuando le clavaban manos y pies. Me explicó las escenas de la Pasión, sin conocer la presencia de la población de Cortona, que había venido para asistir a tan extraordinario hecho. Tenía los brazos en cruz, y las contracciones de su rostro reflejaban la violencia de sus emociones. A la misma hora en que expiró la víctima del Calvario, inclinó su cabeza y pareció también que ella expiraba. Los que estaban presentes no cesaban de sollozar”.

                En otra ocasión, apesadumbrada por el peso de las tentaciones, gemía a los pies del Crucifijo. Nuestro Señor le dijo: “Ten animo, hija mía, por más violentos que sean los esfuerzos del demonio, pues Yo estoy contigo en el combate, y siempre saldrás victoriosa. Sé fiel a todos los consejos de tu director; confía cada día más y más en mi bondad, desconfía de ti misma, y con el socorro de mi gracia triunfarás del enemigo”.

                De varios lugares, desde Roma hasta España, venían personas a ver a la que se tornó “la taumaturga de Cortona”, por la fama de los milagros por ella operados. Se pedía, por su mediación, la conversión de pecadores, la cura de enfermos, la liberación de endemoniados.

                Fue gracias a Margarita que los güelfos, partidarios de los Papas, hicieron las paces con los gibelinos, partidarios del Emperador alemán, después que ella por orden de Dios corrió por las calles de Cortona gritando: “Cortonenses, haced penitencia y reconciliaos con vuestros enemigos”. Nuestro Señor le afirmó en esa ocasión: “Cortona merecía ser castigada, pero por el amor que te tengo Yo la perdonaré”.

                El Divino Salvador le hizo también el siguiente elogio: “Tú eres la tercera luz dada a la Orden de mi bienamado Francisco. Él fue la primera, entre los Frailes Menores; Clara fue la segunda, entre las monjas; tú eres la tercera, en la Orden de la penitencia”.

               En medio de una celestial Aparición Nuestro Señor le recomendó: “Manifestad cada día, con un tributo de alabanza, vuestra respetuosa devoción a la Bienaventurada Virgen María y a San José, Mi padre nutricio”.

                Con las limosnas recibidas Margarita fundó el Hospital de Santa María de la Misericordia, para cuidar a los pobres de la ciudad, a cargo de sus hermanas de la Tercera Orden Franciscana reunidas en una congregación por ella fundada, la de las Poverelle. 

               Muchos milagros, que el límite de este artículo no permite transcribir, fueron obrados por intercesión de la penitente de Cortona, fallecida a los 48 años, el día 22 de Febrero de 1297. Su cuerpo, transcurridos más de 700 años de su muerte, continúa incorrupto. Y puede ser visto en un relicario de cristal, expuesto en la Basílica dedicada a su honra, en Cortona.    


Fray Justo Pérez de Urbel O.S.B.



domingo, 21 de febrero de 2021

CUARTO DOMINGO EN HONOR DE SAN JOSÉ

    

PREPARACIÓN


               Este ejercicio piadoso en honra del Glorioso San José apenas te llevará unos minutos; procura hacerlo teniendo cerca una imagen suya, que bien puede ser la que acompaña este artículo. Luego, recogido de las preocupaciones cotidianas, intenta adentrarte en espíritu en la casa de Nazareth, y situado en medio de la Sagrada Familia, contempla la figura paternal de San José, que cuida al Niño, lo besa, lo educa, lo mima... ¿qué podrá negar Jesús Nuestro Señor al que así lo acunó en Su Santa Infancia?





INICIO


               Por la señal + de la Santa Cruz, etc.

               En el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén

               Señor mío, Jesucristo, Dios y Hombre verdadero, Creador, Padre y Redentor mío, por ser Vos quien sois, Bondad infinita y porque os amo sobre todas las cosas, (se golpea el pecho 2 veces) a mí me pesa, pésame, Señor, de todo corazón haberos ofendido; yo os propongo firmemente la enmienda de nunca más pecar, y apartarme de todas las ocasiones de ofenderos; confesarme y cumplir la penitencia que me fuere impuesta.

              Os ofrezco, Señor, mi vida, obras y trabajos, en satisfacción de todos mis pecados, y, así como os lo suplico, así confío en Vuestra Divina Bondad y Misericordia infinita, me los perdonaréis, por los merecimientos de Vuestra Preciosísima Sangre, Pasión y Muerte, y me daréis gracia para enmendarme y perseverar en Vuestro santo servicio hasta el fin de mi vida. Amén.


OFRECIMIENTO


               Glorioso Patriarca San José, eficaz consuelo de los afligidos y seguro refugio de los moribundos; dignaos aceptar el obsequio de este Ejercicio que voy a rezar en memoria de vuestros Siete Dolores y Gozos. Y así como en vuestra feliz muerte, Jesucristo y Su Madre María os asistieron y consolaron tan amorosamente, así también Vos, asistidme en aquel trance, para que, no faltando yo a la fe, a la esperanza y a la caridad, me haga digno, por los méritos de la Sangre de Nuestro Señor Jesucristo y vuestro patrocinio, de la consecución de la vida eterna, y por tanto de vuestra compañía en el Cielo. 


DOLORES Y GOZOS DE SAN JOSÉ


          -Cuarto Dolor: La Profecía de Simeón, al predecir los sufrimientos de Jesús y María.

        "Simeón los bendijo, y dijo a María, Su Madre: Mira, Éste ha sido puesto como signo de contradicción para que se descubran los pensamientos de muchos corazones" (Evangelio de San Lucas, cap. 2, vers. 34-35).


              -Cuarta Alegría: La predicción de la Salvación y la gloriosa resurrección de innumerables almas.

      "Porque han visto mis ojos tu salvación, la que preparaste ante todos los pueblos; luz para iluminar a las naciones" (Evangelio de San Lucas, cap. 2, vers. 30-31)




ORACIÓN


          Oh Bienaventurado Patriarca, Glorioso San José, escogido para ser Padre Adoptivo del Hijo de Dios hecho hombre: el Dolor que sentisteis viendo nacer al Niño Jesús en tan gran pobreza se cambió de pronto en Alegría celestial al oír el armonioso concierto de los Ángeles y al contemplar las maravillas de aquella Noche tan resplandeciente.

          Por este Dolor y aquella Alegría, alcanzadnos que después del camino de esta vida vayamos a escuchar las alabanzas de los Ángeles y a gozar de los resplandores de la Gloria Celestial.

         Ahora, reza con piedad un Padrenuestro, un Avemaría, el Ave de San José y un Gloria, para terminar diciendo

         Jaculatoria: San José, Modelo y Patrono de aquellos que aman al Sagrado Corazón de Jesús, ruega por nosotros.

        Y terminamos este ejercicio piadoso signándonos en el Nombre del Padre, y del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.




sábado, 20 de febrero de 2021

EL PLAN DE VIDA CON LA PURÍSIMA VIRGEN MARÍA. Parte 2: El Ángelus y las Tres Avemarías

  



               EL PLAN DE VIDA que te presento está compuesto por siete puntos; todos ellos muy sencillos de realizar pero que entrañan una sincera Consagración a la que es Madre de Dios. Aún así, quiero desgranar cada práctica contenida en EL PLAN DE VIDA, para que comprendas mejor la necesidad de cumplirlo con fidelidad y sobre todo, con piedad sincera. 




              A cambio de ser fiel en todas esas obras de amor que contiene EL PLAN DE VIDA, te aseguro que a cambio, no te faltará la asistencia de la Santa Virgen en los momentos difíciles ni Su celestial ayuda cuando creas que ya no puedes hacer más. 

               Precisamente ése y no otro, debe ser el espíritu que te mueva: hacerlo todo en María, con María, por María y para María, desterrando tu propio yo y las muchas limitaciones que le adornan; obrando así, buscando solo la Gloria de Dios y el Amor de la Purísima Virgen, Ella, que jamás abandona a Sus devotos, cuidará y velará por tus intereses y sabrá premiar tu entrega y el apostolado que hagas en Su favor, especialmente, con tu ejemplo personal...




               Vive en María, búscala en tu día a día, no te canses de invocarla a través del rezo diario del Ángelus y de las Tres Avemarías. No olvides de hablar de Ella, defenderla cuando otros la nombren para blasfemar o reírse. Imita Sus virtudes, en especial, Su humildad y pureza... solo así podrás vivir plenamente en Dios, porque a Él solo se puede llegar a través de Su Bendita Madre. 




viernes, 19 de febrero de 2021

Sobre la Pasión de Nuestro Señor Jesucristo... sufriré con paz y alegría todas las penas que me sobrevengan

 



MEDITACIONES SOBRE LA PASIÓN 
DE NUESTRO SEÑOR JESUCRISTO

"Mira a menudo y contempla 
la imagen de Jesús Crucificado..."

Por San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia

             El Amador de las almas, nuestro adorable Redentor, declaró que había bajado del Cielo a la tierra para encender en el corazón de los hombres el fuego de Su Santo Amor. “Fuego vine a traer a la tierra”, dice San Lucas, “¿y qué he de querer sino que arda?  .¡Ah! ¡y qué incendios de caridad no ha levantado en muchas almas, especialmente al patentizar por los dolores de Su Pasión y Muerte el amor inmenso que nos tiene!.

             ¡Cuántos enamorados corazones ha habido en las Llagas de Cristo, como en hogueras de amor, se han inflamado de tal suerte, que para corresponderle con el suyo no titubearon en consagrarle sus bienes, su vida y todas sus cosas, superando con gran entereza de ánimo todas las dificultades que les salían al paso para estorbarles el cumplimiento de la ley divina, guiados por el amor de Jesús, que no obstante ser Dios, quiso padecer tanto por amor nuestro!.

             Por esto el enamorado San Agustín, contemplando a Jesús Crucificado y cubierto de llagas, exclama: “Graba, Señor, Tus Llagas en mi corazón, para que me sirvan de libro donde pueda leer Tu dolor y Tu Amor; Tu dolor, para soportar por Ti toda suerte de dolores; Tu Amor, para menospreciar por el tuyo todos los demás amores.”

             Porque teniendo ante mis ojos el retablo de los muchos trabajos que por mí, Dios Santo has padecido, sufriré con paz y alegría todas las penas que me sobrevengan, y en presencia de las pruebas de infinito amor que en la Cruz me diste, ya nada amaré ni podré amar fuera de Ti. 

             ¿De dónde, decidme, sacaron los Santos valor y entereza para soportar tanto género de tormentos, de martirios y de muertes, sino de la Pasión de Jesús Crucificado?

             Al ver a San José de Leonisa, religioso capuchino, que querían atarle con cuerdas, porque el cirujano tenía que hacerle una dolorosa operación, el Santo, tomando en las manos el Crucifijo, exclamó: “¡Cuerdas!, ¿para qué las quiero yo? Aquí tengo a mi Señor Jesucristo clavado en la Cruz por mi amor, estas son las cadenas que me atan y me obligan a soportar cualquier tormento por Su Amor”. Y tendido en la mesa, sufrió la operación sin exhalar una queja (1) pensando en Jesús, que como profetizó Isaías, “guardaba silencio, sin abrir siquiera la boca, como el corderito que está mudo delante del que le esquila” .

             ¿Quién podrá decir que padece sin razón al ver a Jesús “despedazado por nuestras maldades?” . ¿Quién rehusará sujetarse a obediencia, so pretexto de que le mortifica, al recordar que Jesús fue obediente hasta morir?.

             ¿Quién se atreverá a hurtar el cuerpo de la humillación viendo a Jesús tratado como loco, como rey de burlas y como malhechor; al verle abofeteado, escupido y clavado en un patíbulo infame?.

             ¿Y quién podrá amar a las criaturas y olvidarse del amor de Jesús al verle morir sumergido en el piélago de dolores y desprecios para ganar nuestro amor?



jueves, 18 de febrero de 2021

LAS MARAVILLAS DEL SANTO NOMBRE, por el Padre Paul O´Sullivan. Parte V

 

LA PASIÓN


               El segundo significado de la palabra "Jesús" es "Jesús muriendo en la Cruz". San Pablo nos dice que Nuestro Señor mereció este Santísimo Nombre por sus sufrimientos y muerte.

               Entonces, cuando decimos "Jesús" deberíamos de ofrecer también la Pasión y Muerte de Nuestro Señor al Eterno Padre por su excelsa gloria y por nuestras propias intenciones.




               Nuestro Señor se hace hombre por cada uno de nosotros, como si fuéramos el único hombre sobre la tierra. Así que el murió no por todos los hombres en general, pero por cada uno en particular. Cuando Él estaba colgando de la Cruz me vio a mi y te vio a ti, querido lector, ofreció todas las angustias de su horrible agonía, cada gota de su Preciosa Sangre, todas sus humillaciones, todos los insultos y atrocidades, Él las ofreció por mi, por ti, ¡por cada uno de nosotros! Él nos dio todos estos méritos infinitos como si fueran nuestros. Podemos ofrecer cientos y cientos de veces al día al Eterno Padre--por nosotros mismos y por el mundo.

               Hacemos esto, cada vez que decimos "Jesús". Al mismo tiempo, demos gracias a Dios por todo lo que ha sufrido por nosotros.

               Llama la atención que muchos cristianos sepan tan poco del Santo Nombre y de todos sus significados. Como resultado, están perdiendo sus preciosas gracias todos los días y están perdiendo los más grandes premios en el Cielo. ¡Triste, deplorable ignorancia!


COMPARTIR TODAS LAS SANTAS MISAS


               La tercera intención que debemos tener al decir "Jesús" es ofrecer todas las Misas que se han dicho en todo el mundo por la Gloria de Dios, por nuestras propias necesidades y por el mundo en si. Al rededor de 500,000 Misas son celebradas diariamente, y nosotros podemos y deberíamos compartir en todas.

               La Misa nos trajo Jesús. El, de nuevo, se hace hombre. Se renueva la Encamación en cada Misa tan realmente como cuando se hizo hombre en el vientre de su Madre. También se sacrifica en el altar tan real y verdaderamente como lo hizo en el Calvario aunque de una manera mística, sin sangrar. La Misa se dice no solamente para los que asisten a ella en la iglesia, sino para todos que desean oírlo y ofrecerlo con el sacerdote.

               Todo lo que tenemos que hacer es decir con reverencia "Jesús, Jesús" con la intención de ofrecer estas Misas y participar en ellas. Haciendo esto, compartimos en todas ellas.

               Es una gracia maravillosa asistir y ofrecer una Misa, pero ¿no sería mejor ofirecer y Compartir en 500,000 Misas todos los días?

               Entonces cada vez que decimos "Jesús" sea esta nuestra intención:

          1 . Ofrecer a Dios todo el infinito amor y méritos de la Encamación.

          2. Ofrecer a Dios la Pasión y Muerte de Jesucristo.

          3 . Ofrecer a Dios todas las 500,000 Misas celebradas en el mundo por su gloria y nuestras propias intenciones.

              Todo lo que tenemos que hacer es decir la palabra "Jesús", pero sabiendo lo que hacemos.

               Santa Matilde estaba acostumbrada a ofrecer la Pasión de Jesús en unión con todas las Misas del mundo por las ánimas del Purgatorio.

               Nuestro Señor le mostró una vez el Purgatorio abierto y miles de la almas subían al cielo como resultado de su pequeña oración.

               Cuando decimos "Jesús" podemos ofrecer la Pasión y las Misas del mundo no solamente por nosotros sino también por las ánimas del Purgatorio o por la intención que queremos.

               Siempre habrá que ofrecerlas por el mundo entero y por nuestro propio país en particular.




miércoles, 17 de febrero de 2021

MIÉRCOLES DE CENIZA, INICIO DE LA SANTA CUARESMA

 

             Hoy, Miércoles de Ceniza, es el principio de las penitencias cuaresmales, a semejanza de los cuarenta días de ayuno que Nuestro Señor practicó antes de comenzar Su Vida Pública. La Santa Iglesia nos impresiona saludablemente imponiendo sobre nuestras cabezas la ceniza bendecida; nos recuerda que venimos del polvo y que nuestro cuerpo se deshará en ceniza después de la muerte.




             Para completar la lección sobre la nada de las glorias humanas, conviene saber que la ceniza de hoy se obtiene quemando los olivos, palmas y laureles bendecidos en el Domingo de Ramos del año anterior.

             Antiguamente, en el día de hoy, aquellos fieles que habían causado escándalo público, se postraban humildemente en tierra en presencia del resto de cristianos, cubriendo su cabeza con cenizas. Edificados por tal ejemplo de humilde arrepentimiento, muchos quisieron imitarles; al fin la Iglesia extendió esta imposición a los que quisieran; y esta práctica ha sustituido, a pesar de haber sido suprimida la penitencia pública que fue su origen ocasional.


LO QUE ENSEÑA EL CATECISMO TRADICIONAL 

SOBRE LA SANTA CUARESMA


¿Por qué el primer día de Cuaresma se llama día de CENIZA? 

               - El primer día de Cuaresma se llama día de Ceniza porque en este día pone la Iglesia sobre la cabeza de los fieles la sagrada Ceniza.

¿Por qué la Iglesia impone la sagrada Ceniza al principio de la Cuaresma? 

               - La Iglesia, al principio de la Cuaresma, acostumbra poner la sagrada Ceniza para recordarnos que somos compuestos de polvo y a polvo hemos de reducirnos con la muerte, y así nos humillemos y hagamos penitencia de nuestros pecados, mientras tenemos tiempo.

¿Con qué disposiciones hemos de recibir la sagrada Ceniza? 

               - Hemos de recibir la sagrada Ceniza con un corazón contrito y humillado, y con la santa resolución de pasar la Cuaresma en obras de penitencia.

¿Qué hemos de hacer para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia? 

               - Para pasar bien la Cuaresma según la mente de la Iglesia hemos de hacer cuatro cosas: 1ª, guardar exactamente el ayuno y la abstinencia, y mortificarnos no sólo en las cosas ilícitas y peligrosas, sino también en cuanto podamos en las lícitas, como sería moderándonos en las recreaciones; 2ª, darnos a la oración y hacer limosnas y otras obras de cristiana piedad con el prójimo más que de ordinario, 3ª, oír la palabra de Dios, no ya por costumbre o curiosidad, sino con deseo de poner en práctica las verdades que se oyen; 4ª, andar con solicitud en prepararnos a la confesión para hacer más meritorio el ayuno y disponernos mejor a la Comunión pascual.


(Catecismo Mayor del Papa San Pío X )




NORMAS SOBRE EL AYUNO Y LA ABSTINENCIA 

CÓDIGO DE DERECHO CANÓNICO 

(pío-benedictino, de 1917)


Canon 1250 

                La ley de la abstinencia prohíbe comer carne y caldo de carne, pero no prohíbe comer huevos, lacticinios y cualesquiera condimentos, aunque sean de grasa de animales.

Canon 1251

               1 La ley del ayuno prescribe que no se haga sino una sola comida al día; pero no prohíbe tomar algún alimento por la mañana y por la tarde, con tal que se observe, respecto de la cantidad y la calidad, la costumbre aprobada en cada lugar.

               2 Tampoco está prohibido mezclar carne y pescado en la misma comida; ni cambiar la colación de la noche con la comida del mediodía.

Canon 1252

                1 La ley de sola la abstinencia se ha de observar TODOS los Viernes del año.

                2 Obliga la ley de la abstinencia con ayuno el Miércoles de Ceniza, los Viernes y Sábados de Cuaresma y los tres días de las Cuatro Témporas, las vigilias de Pentecostés, de la Asunción de la Madre de Dios, de la Fiesta de Todos los Santos y de la Natividad del Señor.

Canon 1253

                Estos cánones no cambiarán los indultos particulares, los votos de cualquier persona física o moral, las constituciones y reglas de cada religión o instituto aprobado, tanto de hombres como de mujeres, que lleven vida en común, incluso sin realizar votos).

Canon 1254

                1 Están obligados a guardar abstinencia cuantos hayan cumplido los siete años de edad.

                2 Obliga la ley del ayuno a todos desde que han cumplido veintiún años de edad hasta que hayan comenzado los sesenta.