lunes, 27 de noviembre de 2017

LA MEDALLA MILAGROSA, REGALO DE NUESTRA SEÑORA


    Después del Crucifijo y el Escapulario de Nuestra Señora del Carmen, la Medalla Milagrosa es probablemente el sacramental más popular que usan los católicos. Junto con el Rosario y el Escapulario marrón, comparte la especial distinción de haber sido diseñada en el Cielo mismo. 
     El uso de medallas como objetos devocionales data de los primeros días del cristianismo. Las medallas religiosas fueron útiles en la instrucción de los conversos a la fe y para inculcar la devoción cristiana. Quizá también se les permitió contrarrestar la costumbre pagana de utilizar amuletos o fetiches alrededor del cuello.
     Durante el siglo XVI, las medallas religiosas se volvieron cada vez más una devoción popular. Toda clase de gente usaba medallas que representaban santos, santuarios y símbolos cristianos. Las medallas también fueron acuñadas como protección contra la plaga y la pestilencia.  Alrededor de las figuras que se representaban en las medallas a menudo se inscribían varias letras simbólicas, de manera similar a las dibujadas en la Medalla de San Benito. 



APARICIÓN DEL 27 DE NOVIEMBRE DE 1830

   La tarde del sábado 27 de Noviembre de 1830, Sor Catalina se encontraba haciendo su meditación diaria, cuando le pareció oír el roce de un traje de seda que le hizo recordar la aparición anterior.
   Entonces aparece la Virgen Santísima, vestida de blanco con mangas largas y túnica cerrada hasta el cuello. Cubría su cabeza un velo blanco que sin ocultar su figura caía por ambos lados hasta los pies. Cuando después Santa Catalina quiso describir su rostro, solo acertó a decir que era la Virgen María en su mayor belleza.

   Sus pies se posaban sobre un globo blanco, del que únicamente se veía la parte superior, y aplastaban una serpiente verde con pintas amarillas. Sus manos, elevadas a la altura del corazón sostenían otro globo pequeño de oro, coronado por una crucecita.

   La Stma. Virgen mantenía una actitud suplicante, como ofreciendo el globo. A veces miraba al cielo y a veces a la tierra. De pronto sus dedos se llenaron de anillos adornados con piedras preciosas que brillaban y derramaban su luz en todas direcciones, circundándola en este momento de tal claridad, que no era posible verla.

   Tenia tres anillos en cada dedo; el mas grueso junto a la mano; uno de tamaño mediano en el medio, y uno mas pequeño, en la extremidad. De las piedras preciosas de los anillos salían los rayos, que se alargaban hacia abajo; llenaban toda la parte baja.

   Mientras Sor Catalina contemplaba a la Virgen, ella la miró y dijo a su corazón:

   “Este globo que ves (a los pies de la Virgen) representa al mundo entero, especialmente Francia y a cada alma en particular. Estos rayos simbolizan las gracias que yo derramo sobre los que las piden. Las perlas que no emiten rayos son las gracias de las almas que no piden.”

   Con estas palabras La Virgen se da a conocer como la mediadora de las gracias que nos vienen de Jesucristo. El globo de oro (la riqueza de gracias) se desvaneció de entre las manos de la Virgen. Sus brazos se extendieron abiertos, mientras los rayos de luz seguían cayendo sobre el globo blanco de sus pies.


LA MEDALLA MILAGROSA

   En este momento se apareció una forma ovalada en torno a la Virgen y en el borde interior apareció escrita la siguiente invocación: "María sin pecado concebida, rogad por nosotros, que recurrimos a Vos"

   Estas palabras formaban un semicírculo que comenzaba a la altura de la mano derecha, pasaba por encima de la cabeza de la Santísima Virgen, terminando a la altura de la mano izquierda .

   Oyó de nuevo la voz en su interior: "Haz que se acuñe una medalla según este modelo. Todos cuantos la lleven puesta recibirán grandes gracias. Las gracias serán mas abundantes para los que la lleven con confianza".

   La aparición, entonces, dio media vuelta y quedo formado en el mismo lugar el reverso de la medalla. En el aparecía una M, sobre la cual había una cruz descansando sobre una barra, la cual atravesaba la letra hasta un tercio de su altura, y debajo los corazones de Jesús y de María, de los cuales el primero estaba circundado de una corona de espinas, y el segundo traspasado por una espada. En torno había doce estrellas.

   La misma aparición se repitió, con las mismas circunstancias, hacia el fin de diciembre de 1830 y a principios de enero de 1831. Nuestra Señora dijo a Catalina: "En adelante, ya no me veras , hija mía; pero oirás mi voz en la oración".

   Un día que Sor Catalina estaba inquieta por no saber que inscripción poner en el reverso de la medalla, durante la oración, la Virgen le dijo: "La M y los dos corazones son bastante elocuentes".


SÍMBOLOGÍA Y MENSAJE DE LA MEDALLA MILAGROSA

En el Anverso:

-María aplastando la cabeza de la serpiente que esta sobre el mundo. Ella, la Inmaculada, tiene todo poder en virtud de su gracia para triunfar sobre Satanás.

-El color de su vestuario y las doce estrellas sobre su cabeza: la mujer del Apocalipsis, vestida del sol.

-Sus manos extendidas, transmitiendo rayos de gracia, señal de su misión de madre y mediadora de las gracias que derrama sobre el mundo y a quienes pidan.

-Jaculatoria: dogma de la Inmaculada Concepción (antes de la definición dogmática de 1854). Misión de intercesión, confiar y recurrir a la Madre.

-El globo bajo sus pies: Reina del cielos y tierra.

-El globo en sus manos: el mundo ofrecido a Jesús por sus manos.

En el reverso:

-La cruz: el misterio de redención- precio que pagó Cristo. obediencia, sacrificio, entrega

-La M: símbolo de María y de su maternidad espiritual.

-La barra: es una letra del alfabeto griego, "yota" o I, que es monograma del nombre, Jesús.

Agrupados ellos: La Madre de Jesucristo Crucificado, el Salvador.

-Las doce estrellas: signo de la Iglesia que Cristo funda sobre los apóstoles y que nace en el Calvario de su corazón traspasado.

-Los dos corazones: la Corredención. Unidad indisoluble. Futura devoción a los dos y su reinado.

   Aunque la Medalla se llamaba originalmente "de la Inmaculada Concepción", al expandirse la devoción y haber tantos milagros concedidos a través de ella, se le llamó popularmente "La Medalla Milagrosa".



sábado, 25 de noviembre de 2017

EL VOTO DE AMOR PARA RESCATE DE LAS BENDITAS ALMAS DEL PURGATORIO

     Las Almas retenidas en el Purgatorio son mendigas que no pueden valerse por sí mismas; abandonadas, no pueden hacer otra cosa más que pedir socorro con lágrimas y sollozos. Son amadas de Dios y por ello también lo han de ser nosotros.



     El Catecismo Tradicional nos enseña que “la oración por los difuntos es más agradable a los ojos de Dios que la que se ofrece por los vivos, porque aquellos tienen grandísima necesidad de ella y no pueden socorrerse a sí mismos como estos.” El Omnipotente deja en nuestras manos el rescate de las Almas del Purgatorio.



Los católicos que de veras quieren socorrer a las Almas de la Iglesia Purgante, no dejan de rezar ni un solo día por estas pobres almas que un día compartieron vida terrenal en medio de nosotros; la mejor manera, la más caritativa, es RENUNCIAR a cuantas indulgencias pudiésemos lucrar en nuestro favor, para OFRECERLAS por las Almas del Purgatorio. Pero no es necesario tener siempre en el pensamiento esta intención, basta con hacer una sola vez el llamado VOTO DE ÁNIMAS.

Este voto consiste en la oblación o voluntaria donación que el fiel hace del fruto satisfactorio de sus obras, durante su vida, y de los sufragios que se le aplicarán después de su muerte, poniéndolas en manos de la Santísima Virgen para que las aplique, según su beneplácito, a las almas del Purgatorio.

El Padre Gaspar Oliden, sacerdote teatino, devoto que vivió a principios del siglo XVIII, predicó la práctica de un tipo de caridad conocido como el Acto Heroico de Caridad hacia las Almas en el Purgatorio. Esta devoción fue aprobada por la Iglesia en la figura del Papa Benedicto XIII, el 23 de Agosto de 1728 y ricamente indulgenciada por los Papas Pío VI y Pío IX.



Así, todo cuanto un católico pueda hacer para la salvación de su propia alma, como son oraciones, ayunos penitencias, indulgencias, jubileos, e incluso las Santas Misas que por el ofrecieran después de haber fallecido, todos estos sufragios los ofrece a favor de la Benditas Ánimas del Purgatorio.

Como nuestros pecados son muchos y seguro nuestras debilidades aún mayores, como buenos hijos y Esclavos de Nuestra Señora, ponemos este ofrecimiento en Sus Purísimas Manos, para que Ella haga llegar mejor este Voto a Dios y distribuya las gracias entre aquellas Almas del Purgatorio que más lo necesitasen.


BENEFICIOS ESPIRITUALES
 QUE OBTENEMOS POR EL VOTO DE ÁNIMAS

Es sumamente importante saber que aquellos que hacen el VOTO DE ÁNIMAS, ganan indulgencia plenaria todos los lunes del año a condición de asistir al Santo Sacrificio de la Misa con intención de dar reposo y consuelo a las Benditas Almas del Purgatorio; también si ofrecemos el Santo Rosario a la Virgen con el mismo fin caritativo.




martes, 21 de noviembre de 2017

EL ÁNGELUS


               En los pueblos o ciudades, tres veces al día, o sea, al amanecer, al mediodía y al anochecer, el dulce tañido de la campana desde lo alto de las Iglesias o catedrales invitaba a los cristianos a elevar al cielo la sublime plegaria del Ángelus para saludar a María y recordarle la escena más grandiosa de su vida: la anunciación del ángel en Nazareth y el misterio de la Encarnación del Verbo en sus en sus virginales entrañas: “El ángel del Señor anunció a María, y concibió por obra y gracia del Espíritu Santo...”

                El Papa Benedicto XIII, el 14 de Septiembre de 1724, con el breve Iniunctae nobis, concedía cien días de indulgencia por cada vez que se rezara y una indulgencia plenaria al mes al que lo rezase diariamente de rodillas por la mañana, a mediodía y por la tarde al toque de las campanas.




                Más adelante, el Pontífice Benedicto XIV estableció el 20 de Abril de 1742 que durante el Tiempo Pascual se sustituyese el Ángelus por la antífona: Regina Caeli.

                Finalmente, el Papa Pío VII en 1815, añadió al Ángelus tres “Glorias al Padre...” en acción de gracias por los dones copiosamente otorgados por la Santísima Trinidad a la Virgen, particularmente por su Gloriosa Asunción a los Cielos.

                 En el mes de Noviembre, los más piadosos acaban el Ángelus con la jaculatoria "Dales Señor, el descanso eterno y brille sobre Ellas la luz eterna", dedicada a las Benditas Ánimas del Purgatorio, aunque se puede hacer a lo largo del año.

                El toque característico del Ángelus consiste en el tañido de tres campanadas antes de cada Avemaría, seguidas, finalmente de nueve campanadas algo más rápidas que las tres rítmicas anteriores.





jueves, 16 de noviembre de 2017

ORACIÓN QUE LIBERA 1000 ALMAS DEL PURGATORIO


ORACIÓN QUE LIBERA 1000 ALMAS DEL PURGATORIO
revelada a Santa Gertrudis



     Santa Gertrudis se adelantó a su tiempo en ciertos puntos, como la Comunión frecuente, la Devoción a San José y sobre todo, la Devoción al Sagrado Corazón. Con frecuencia hablaba del Sagrado Corazón con Santa Matilde y se cuenta que en dos visiones diferentes reclino la cabeza sobre el pecho del Señor y oyó los latidos de Su Corazón.

     Santa Gertrudis sufrió diez años de penosas enfermedades y murió el 17 de Noviembre de 1301 o 1302. Tenía alrededor de los cuarenta y cinco años.

     A la Santa se le atribuyen cinco libros que componen el "Heraldo de la amorosa bondad de Dios" (Comúnmente llamados "Revelaciones de Santa Gertrudis"). El primero fue escrito por amigos íntimos de la santa después de su muerte, el segundo fue escrito por la santa y los restantes fueron compuestos bajo su dirección.

     Sus escritos relatan visiones, comunicaciones y experiencias místicas. Habla de un rayo de luz, como una flecha, que procedía de la herida del costado de un crucifijo. Cuenta también que su alma, derretida como la cera, se aplicó al pecho del Señor como para recibir la impresión de un sello y alude a un matrimonio espiritual en el que su alma fue como absorbida por el corazón de Jesús. Enseña al mismo tiempo que "la adversidad es el anillo espiritual que sella los esponsales con Dios".

     Ni Santa Gertrudis ni su hermana fueron canonizadas formalmente, pero el Papa Inocencio XI introdujo el nombre de Gertrudis en el Martirologio Romano en 1677. También el Papa Clemente XII ordenó que se celebrase su fiesta en toda la Iglesia de Occidente.




sábado, 11 de noviembre de 2017

LAS INDULGENCIAS, TESORO DE LA IGLESIA

 "El que gana indulgencias no se libra absolutamente de la pena que merece, 
sino que se le conceden los medios para saldarla"

 (Santo Tomás de Aquino)




     Bienaventuradas serán las Almas del Purgatorio que en su vida fueron devotas del Escapulario del Carmen; a bien seguro serán liberadas por Nuestra Señora el Sábado siguiente a su muerte, como Ella mismo prometió. Sin embargo, las que no tuvieron la dicha de llevar sobre sus hombros la Librea de la Virgen, ahora se pueden aprovechar de los beneficios del Bendito Escapulario.

      Pero, ¿cómo? Muy fácil: porque la Santa Madre Iglesia, ha concedido una serie de indulgencias sobre aquellos que vestimos cotidianamente el Escapulario Carmelitano; ahora bien, nosotros, en nuestra caridad para con las Almas del Purgatorio, podemos renunciar a esas indulgencias en favor de esas pobres Almas, que ya nada pueden hacer para su propia remisión. Esas indulgencias, serían como un gran rocío sobre las llamas que de continuo acrisolan a aquellos seres difuntos detenidos en el Purgatorio. 

      ¡Qué hermoso acto de caridad! Renunciar a la remisión de nuestros castigos para aplicar aquellas indulgencias a nuestras Hermanas del Purgatorio. ¿Acaso crees que cuando gracias a tu generosidad, algún Alma quede liberada, no se convertirá en una segura intercesora tuya ante el Trono de Dios?



TENGAMOS CLARO QUÉ SON LAS INDULGENCIAS


           En el Sacramento del Bautismo se perdona no solamente la culpa del pecado, sino también toda la pena adjunta al pecado. En el Sacramento de la Confesión se remueve la culpa del pecado y, conjuntamente con ella, también la pena eterna merecida por el mismo; pero el castigo temporal requerido por la Justicia Divina permanece, y este requerimiento debe ser satisfecho sea en esta vida o en la vida futura, es decir, en el Purgatorio. La Indulgencia ofrece al pecador arrepentido la posibilidad de saldar o aligerar esta deuda durante su vida en la tierra.

          El verdadero significado es que las Indulgencias, hace que el penitente, después de recibir el perdón sacramental de la culpa de su pecadose libera también, por la Indulgencia, del castigo temporal (San Roberto Belarmino, sobre las Indulgencias). En otras palabras, el pecado es totalmente perdonado, es decir, sus efectos totalmente borrados, sólo cuando se ha realizado la completa reparación, lo que significa perdón de la culpa y remisión de la pena.


Bendición Apostólica de Su Santidad Pío XII, concediendo 
Indulgencia Plenaria en el  momento de la muerte.




          La satisfacción de nuestros pecados, comúnmente llamada PENA, impuesta por el confesor cuando éste administra la absolución es parte integral del Sacramento de la Confesión; una Indulgencia, por el contrario, es extra-sacramental: presupone los efectos obtenidos por la confesión, la contrición y la satisfacción sacramental. También se distingue de las obras penitenciales que se puedan realizar por iniciativa del penitente -como son la oración, el ayuno y la limosna-, dado que estas son obras personales del penitente, y su valor depende del mérito de éste, mientras que LA INDULGENCIA brinda al penitente los méritos de Nuestro Señor Jesucristo, de la Virgen Purísima y de los Santos.

          La Indulgencia es válida tanto en el Tribunal Eclesiástico cuanto en el Tribunal de Dios: no sólo libra al penitente de sus deudas ante la Iglesia o de la obligación de cumplir con una pena canónica, sino que también lo libra del castigo temporal del que sea ha hecho merecedor ante Dios, castigo que, sin la indulgencia, el pecador debería recibir a fin de satisfacer la Justicia Divina. La Iglesia, entonces, no deja al penitente irremediablemente en su deuda, ni lo libra de tener que responsabilizarse por sus obras; al contrario, la Iglesia le permite cumplir con las obligaciones que contrajo.

          Aplicando las Indulgencias, la Santa Iglesia no pierde de vista tanto los designios de la Misericordia de Dios como los requerimientos de la Justicia de Dios. Así, la Santa Iglesia determina la cantidad de cada concesión, como también las condiciones que el penitente debe cumplir si desea ganar la Indulgencia.




domingo, 5 de noviembre de 2017

LAS SAGRADAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS

LA VENERACIÓN A LAS SAGRADAS RELIQUIAS DE LOS SANTOS

     

     La Liturgia Católica conmemora hoy los sagrados restos de los Santos y Mártires reconocidos por la Iglesia a lo largo de los siglos. Pese a que tras en el nefasto "Concilio Vaticano II" la devoción por las Reliquias decayó entre el pueblo fiel, comprobamos que en los últimos años, hay un nuevo resurgir en ese amor por aquellos benditos recuerdos de las Almas Bienaventuradas; seamos sensibles y cuidadosos con las Reliquias de los Santos: cuidemos especialmente las que estén a nuestra veneración, teniendo sincero cariño por aquellas que pertenecieron a los Santos de nuestra particular devoción.





     En la Sagrada Escritura, en el II Libro Reyes, (en el capítulo 13, versículos 20-21) podemos leer sobre un hombre muerto que es traído de nuevo a la vida después de que su cadáver estuviera en contacto con los retos del Santo Profeta Elías:

   “...tan pronto como el hombre toco los huesos de Elías, revivió, y se puso de pie.”

   En el Nuevo Testamento encontramos esta historia en el Evangelio de San Marcos, en el capítulo 5, versículos 25-34:

  “Entonces, una mujer que padecía flujo de sangre desde hacía doce años, y que había sufrido mucho con muchos médicos y había gastado todos sus bienes sin provecho alguno, antes bien, yendo a peor, habiendo oído lo que se decía de Jesús, se acercó por detrás entre la gente y tocó su manto.

   Pues decía: ‘Si logro tocar aunque sólo sea sus vestidos, me salvaré’.

   Inmediatamente se le secó la fuente de sangre y sintió en su cuerpo que quedaba sana del mal”.

   E
n Hechos de los Apóstoles cuenta como los cristianos le preguntaron a San Pablo si podían tocar sus pañuelos y las demás ropas.

    Y cuando estás ropas fueron dadas a los enfermos o a los poseídos, “…bastaba aplicar a los enfermos los pañuelos o mandiles que había usado y se alejaban de ellos las enfermedades y salían los espíritus malos” (Libro de los Hechos, capítulo 19, versículo 12).





    Aun en tiempos de persecución los primeros Cristianos hacían un esfuerzo para recuperar los restos de los mártires así podrían darles santa sepultura.

    Una carta del año 156 d.C. describe el Martirio del Obispo de Esmirna, San Policarpo. Las autoridades romanas ordenaron que su cuerpo fuera quemado, pero los Cristianos de Esmirna buscaron entre las cenizas algún rastro del Santo que no hubiera sido consumido por las llamas.

   “Buscamos sus huesos”, escribió el autor anónimo de la carta, “los cuales son más valiosos incluso que piedras preciosas o más finos que el oro más puro, y los colocamos en un lugar adecuado, donde el Señor nos permita reunirnos, mientras seamos capaces, con alegría y regocijo, celebrar el día de nuestro mártir.”

    También se convirtió en una costumbre entre los primeros Cristianos reunirse en la tumba de un mártir para celebrar sobre ella el Santo Sacrificio de la Misa.

    Ese es el origen de la tradición de celebrar la Santa Misa sobre las Reliquias de un Mártir, contenidas en la piedra ara del altar; también se extendió la tradición de conservar algunos huesos en los altares de iglesias que recién se consagraban al culto. 


LAS RELIQUIAS EN EL ALTAR

     De acuerdo con "Pontifical Romano” (De Eccles. Consecratione) dentro del Altar han de ir las Reliquias de dos Mártires canonizados, aunque la Sagrada Congregación de Ritos (16 feb. 1906) decidió que si se coloca en ella la reliquia de un solo Mártir, la consagración es válida. A éstos se puede añadir correctamente las Reliquias de otros santos, especialmente de aquellos a cuyo honor se ha consagrado la iglesia donde está el Altar. Estas Reliquias deben ser partes reales de los cuerpos de los Santos, no sólo de sus prendas de vestir o de otros objetos que puedan haber usado o tocado; las reliquias, además, deben ser autenticadas


Hueco preparado en la piedra ara del altar, 
para colocar en el reliquias


     Si el altar es fijo o inmóvil, las reliquias se colocan en un relicario de plomo, plata, u oro, que debe ser lo suficientemente grande para contener, además de las reliquias, tres granos de incienso y un pequeño trozo de pergamino en el que está escrita una atestación de la consagración. Este pergamino es generalmente encerrado en un recipiente de cristal o pequeño vial, para evitar su descomposición. 



Pequeño altar "de viaje" dotado de la piedra ara,
sin la cual no se puede celebrar la Santa Misa


     El tamaño de la cavidad varía en función del tamaño del relicario. Si se trata de un altar portátil, las reliquias y los granos de incienso se colocan inmediatamente en la cavidad, es decir, sin un relicario. Esta cavidad debe ser labrada en la piedra natural del altar. Por lo tanto, a menos que el altar sea un solo bloque de piedra, se inserta un bloque de piedra natural con la finalidad de apoyo.



jueves, 2 de noviembre de 2017

LOS FIELES DIFUNTOS, LA SANTA IGLESIA PURGANTE



     La piedad maternal de la Santa Iglesia Católica, que diariamente hace mención, singular y universal de los Fieles Difuntos, principalmente en el Santo Sacrificio de la Misa, después de la Fiesta de ayer, recuerda en sus plegarias a todos los fieles que, destinados al Cielo, se hallan detenidos todavía en el Purgatorio. 

      Los sufragios van destinados a aquellos difuntos por quienes nadie ruega determinadamente. San Odilón, Abad de Cluny, en el año 998, introdujo tan caritativa costumbre en su monasterio.

     No hay en el mundo nada más hermoso y más digno de poseerse que la verdadera caridad. Éste es el Mandamiento Supremo del buen cristiano: 
"Amar a Dios sobre todas las cosas y al prójimo como a nosotros mismos". Por eso, la Santa Iglesia, en el siglo XIV, decretó obligatoria esta obra de caridad.

     No siempre podemos practicar en este mundo la caridad tal y como querría nuestro corazón, pero sí podemos ser todos GRANDES BENEFACTORES DE LAS ALMAS DEL PURGATORIO. 
 Mayores y pequeños, enfermos y sanos, todos podemos socorrerles con nuestras oraciones, Misas, Comuniones, limosnas... 

      En algunas regiones de España estaba permitido celebrar dos Misas en este día tan señalado, y hasta tres en el siglo siguiente. El Papa Benedicto XV, después de la I Guerra Mundial, hizo extensible este privilegio a todos los sacerdotes del mundo católico, mediante la Bula "Incruentum altaris", 
sobre las celebraciones litúrgicas del Día de Difuntos (10 de agosto de 1915).


¿Qué podemos ofrecer por las Almas del Purgatorio?


      Todas las obras buenas que practicamos en estado de gracia santificante, tienen la virtud de producir cuatro efectos: meritorio, propiciatorio, impetratorio y satisfactorio.

   -El efecto meritorio, de nuestras buenas obras consiste en aumentar la gracia y la gloria del que la practica, y este efecto no puede cederse a nadie.

   -El efecto propiciatorio es hacer a Dios propicio, aplacando la ira de su Divina Justicia.

   -El efecto impetratorio está en alcanzarnos gracias y favores de parte de Dios.

   -El efecto satisfactorio, es aquel que nos permite pagar la pena temporal que merecemos por nuestros pecados. Sólo este último efecto -el satisfactorio- es el que podemos ofrecer a las Almas del Purgatorio mediante este Voto, a fin de que les sirva para completar la pena temporal que por sus pecados deben a la Justicia Divina y que están pagando en el Purgatorio. Sin embargo, ofreciendo este efecto satisfactorio, no nos quedaremos en la indigencia, sino que nos quedamos con los otros tres efectos de nuestras buenas obras. 






Indulgencia plenaria que podemos lucrar hoy


     Existe, con motivo de la Fiesta de los Fieles Difuntos, la posibilidad de ganar una indulgencia plenaria aplicable a las Benditas Almas del Purgatorio. Sólo se puede ganar una indulgencia plenaria por día.

OBRAS PRESCRITAS PARA GANAR LAS INDULGENCIAS:

1.- El día 2 de Noviembre:
     Visitar una Iglesia u Oratorio público, y rezar allí un Pater Noster y un Credo.

2.- Desde el día 1º al 8 de Noviembre:
     Visitar un Cementerio y rezar allí por los difuntos.

CONDICIONES PARA GANAR LAS INDULGENCIAS:

  1.- Estar bautizado y no estar excomulgado.



  2.- Tener la intención al menos general de ganar la indulgencia.

  3.- Confesión: puede ser hecha dentro de los ocho días anteriores o posteriores al día en cuestión.

  4.- Recibir la Santa Comunión en el día.

  5.- Rezar por la Restauración del Papado un Pater Noster y un Ave María (u otra oración). Esas intenciones son las siguientes:


   -Exaltación de la Santa Iglesia Católica Apostólica Romana.
   -Extirpación de las herejías.
   -Propagación de la Fe.
   -Conversión de los pecadores.
   -Paz y concordia entre los príncipes cristianos.
   -Los demás bienes del pueblo cristiano.

  6.- No tener afecto actual a ningún pecado, ni venial.

  7.- Cumplir con la obra particular prescrita.