miércoles, 14 de julio de 2021

LA APOSTASÍA ACTUAL: EL PAPA NO PUEDE ENSEÑAR UNA NUEVA DOCTRINA, DE LO CONTRARIO NO ES PAPA


“Pedro, apacienta Mis corderos, 
apacienta Mis ovejas” 

(Evangelio de San Juan, cap, 21, vers. 16-17)


               El Concilio de Trento enseña que los Dogmas son reglas INFALIBLES de Fe, destinadas a TODOS los Fieles, para distinguir la Verdad del error y a los Católicos de los herejes. En Teología, el término común para esta infalibilidad es INDEFECTIBILIDAD: durante dos mil años, desde la época de los Apóstoles hasta el día de hoy, la Iglesia Católica ha enseñado constantemente la Verdadera Fe y Moral de Jesucristo y su Iglesia a los Fieles Católicos, y lo ha hecho sin la menor desviación, es decir, sin el menor defecto. Esta indefectibilidad no es un accidente de la Historia, sino una propiedad esencial de la Iglesia.

             


               Por tanto, todos los Fieles, desde los simples bautizados, Religiosos, Clérigos, Obispos y hasta el mismo Papa, han de profesar la Fe Católica en su Integridad, sin fisuras ni consenso alguno; apartarse del Dogma es negar la Enseñanza de Cristo y constituye una separación de facto de Su Cuerpo Místico que es la Iglesia Católica, única y verdadera. 

EL PAPA Y LA IGLESIA 

              “Ubi Petrus ibi Ecclesia” (Donde está Pedro allí está la Iglesia) San Ambrosio, Doctor de la Iglesia.

               "En cuanto al axioma "donde está el Papa está la Iglesia" vale cuando el Papa se comporta como Papa y Jefe de la Iglesia; en caso contrario, ni la Iglesia está en él, ni él en la Iglesia." (Cayetano, II-II, 39, 1, en cita del Padre Charles Journet, en su obra L ' Eglise du Verbe Incarné, vol. II, pp. 839-840).

              "El que no es Cristiano no puede de ninguna manera ser Papa... La razón de esto es que nadie puede ser cabeza de lo que no es miembro. Ahora bien, el que no es Cristiano no es miembro de la Iglesia, y el que se manifieste hereje no es un Cristiano, como claramente lo enseñan San Cipriano, San Atanasio, San Agustín, San Jerónimo, entre otros; por lo tanto, el hereje manifiesto no puede ser Papa" (San Roberto BelarminoDe Romano Pontifice, II, 30

¿SON CISMÁTICOS quienes no se someten a un falso Papa?

            Dios, que permitió la Pasión y la Muerte de Su Divino Hijo, permite también, para castigo nuestro, esas herejías, esos cismas, esas tragedias en Su Iglesia, que, a la postre, hacen brillar el poder y la infinita sabiduría, con que el Señor saca bienes de los mismos males y lleva adelante Sus inescrutables designios a pesar de las mismas perversiones de los hombres.

            El cisma, según el Derecho Canónico y la Historia de la Iglesia, consiste en la separación de la Iglesia Católica de alguno o algunos de sus miembros, por el hecho de negar la "debida" obediencia al Romano Pontífice, cabeza visible de la Iglesia y romper, de esta suerte, el vínculo de unión de la misma, que es la sobredicha sujeción al Vicario de Cristo. Dos cosas presupone un verdadero cisma: la primera que el Romano Pontífice sea un verdadero y legítimo Papa, pues es evidente que a un Papa espurio, que no representa la Persona y Autoridad de Cristo, no se le puede deber la obediencia y sujeción. La segunda es que el mandato de ese Papa legítimo no sea contrario a la Doctrina recibida, ni se oponga a la Voluntad Santísima de Dios, que nos consta ciertamente por otros caminos.



LA PAPOLATRÍA o culto desmesurado al Papa

               Ni faltan tampoco, por desgracia, los que, con una absurda papolatría, con una obediencia mal entendida, que, en realidad, es traición y es entreguismo, están contribuyendo a la obra satánica de la perdición de innumerables almas, que, sin conocimiento de causa, se han sumado incondicionalmente a la destrucción acelerada de la Iglesia.

               Recuerden, sin embargo, estos demoledores, que tanto se escandalizan de nuestra lucha, que ni Papas, ni Concilios, ni Obispos o sacerdotes pueden exigir nuestra obediencia cuando ellos, en sus mandatos, se apartan de la Verdad Revelada, contrariando las Enseñanzas Dogmáticas ya definidas por el Magisterio vivo, auténtico e infalible de la Iglesia, institucionalizada por el mismo Hijo de Dios o de la Doctrina, que, sin haber sido dogmáticamente definida por el Magisterio, semper et ubique tenuit Ecclesia, siempre y en todas partes ha sido profesada por la Iglesia de Occidente y de Oriente como Verdad revelada por Dios, como Doctrina Católica.

LA IGLESIA ESTÁ CON PEDRO, con los legítimos Pastores Católicos

              Pero, dirá alguno: LA IGLESIA ESTÁ DONDE ESTÁ PEDRO, DONDE ESTÁN LOS LEGÍTIMOS PASTORES. Así es, verdad; pero, hagamos énfasis en el epíteto: donde están los legítimos pastores, no los intrusos, no los traidores. La Iglesia está donde está PEDRO afirmando: "Tú eres el Cristo, Tú eres el Hijo de Dios vivo"; no donde está Pedro negando con imprecaciones conocer a su Maestro, ni donde está Pedro tratando de disuadir a Jesucristo a cumplir el mandato de Su Eterno Padre de morir por nosotros en la Cruz. En esta ocasión el mismo Cristo dijo a Pedro: "Retírate, Satanás".

              ¿Acaso puede estar la Iglesia con los que han traicionado su misión divina, haciendo el juego a los enemigos del nombre cristiano y conduciendo gradualmente al rebaño a la Apostasía, renegando de una manera más o menos clara, más o menos disimulada, del catolicismo tradicional, para acomodar la Obra de Cristo al mundo moderno impío y materialista; para entablar el "diálogo ecuménico" con los mayores enemigos de la Iglesia y del mismo Jesucristo?" Padre Joaquín Sáenz y Arriaga



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