La Revolución tiene como mentor al demonio, y por eso ella es lo que hay de más vil en la Tierra; es un movimiento que se arrastra —como la serpiente diabólica— en medio de los vicios y pecados humanos, en medio de aquello que existe de sórdido, feo, torcido y abyecto en este valle de lágrimas.
Nuestra Señora es Aquella que aterroriza a ese adversario peligroso e infame, porque Ella es en todo lo opuesto de la Revolución. María Santísima es la Virgen Madre del Salvador, con todo cuanto es digno, bello, noble y santo reunido para adornarla. ¡Ella posee grados de esplendor, de pureza y de perfecciones inimaginables! Es lo contrario de la maldita serpiente, cuya cabeza Ella continuamente aplasta bajo sus pies.
Plinio Corrêa de Oliveira
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