He aquí lo que la Santísima Virgen reveló al Beato Alano de la Roche, como se lee en su libro "De Dignitate Rosarii": "Sabe, hijo mío, y hazlo conocer a todos, que es señal probable y próxima de condenación eterna el tener aversión, tibieza y negligencia a la recitación de la salutación angélica, que trajo la salvación a todo el mundo". Palabras tan consoladoras y terribles, a la vez, tanto que nos resistiríamos a creerlas, si no las garantizara la santidad de este varón y la de Santo Domingo antes que él, y después, la de muchos grandes personajes junto con la experiencia de muchos siglos. Pues siempre se ha observado que los que llevan la señal de la reprobación como los herejes, impío, orgullosos y mundanos odian y desprecian el Avemaría y el Rosario.
Los herejes aprenden a rezar el Padrenuestro pero no el Avemaría, ni el Rosario. ¡A éste lo consideran con horror! Antes llevaría consigo una serpiente que un rosario.
Asimismo los orgullosos, aunque Católicos, teniendo como tienen las mismas inclinaciones que su padre, Lucifer, desprecian o miran con indiferencia el Avemaría consideran el Rosario como devoción de mujercillas, sólo buena para ignorantes y analfabetos.
Por el contrario, la experiencia enseña que quienes manifiestan grandes señales de predestinación, estiman y rezan con gusto y placer el Avemaría, y cuanto más unidos viven a Dios, más aprecian esta oración. La Santísima Virgen lo decía al Beato Alano a continuación de las palabras antes citadas.
No sé cómo ni por qué, pero es real: no tengo mejor secreto para conocer si una persona es de Dios, que observar si gusta de rezar el Avemaría y el Rosario. Digo si gusta porque puede suceder que una persona esté natural o sobrenaturalmente imposibilitada de rezarlos, pero siempre los estima y recomienda a otros.
Recuerden, almas predestinadas, esclavas de Jesús en María, que el Avemaría es la más hermosa de todas las oraciones después del Padrenuestro. El Avemaría es el más perfecto saludo que pueden dirigir a María. Es, en efecto, el saludo que el Altísimo le envió por medio de un Arcángel para conquistar su corazón y fue tan poderoso sobre el Corazón de María que, no obstante su profunda humildad, Ella dio Su consentimiento a la Encarnación del Verbo. Con este saludo debidamente recitado también ustedes conquistarán infaliblemente Su Corazón.
El Avemaría bien dicha, es decir, con atención, devoción y modestia, es según los Santos el enemigo del diablo, a quien hace huir, y el martillo que lo aplasta. Es la santificación del alma, la alegría de los Ángeles, la melodía de los predestinados, el cántico del Nuevo Testamento, el gozo de la Santísima Virgen y la Gloria de la Santísima Trinidad. El Avemaría:
* es un rocío celestial que hace al alma fecunda,
* es un casto y amoroso beso que damos a María,
* es una rosa encarnada que le presentamos,
* es una perla preciosa que le ofrecemos,
* es una copa de ambrosía y néctar divino que le damos.
Todas estas comparaciones son de los Santos.
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