¡Jesús! Tu Faz inefable es el astro que guía mis pasos. Tú lo sabes bien. Tu Dulce Faz es aquí en la tierra mi Paraíso. Mi amor descubre los encantos de Tus ojos embellecidos por el llanto.
Cuando contemplo Tus dolores sonrío a través de mis lágrimas. Deseo vivir ignorada y solitaria para consolar Tu belleza; esa belleza que se oculta en Tu Faz bajo el misterio del dolor y que tan fuertemente me atrae a Ti.
Tu Faz es mi sola patria; Ella es mi reino de amor, mi prado risueño, mi dulce sol de cada día. Ella es el lirio del valle, cuyo perfume misterioso consuela mi afligida alma y le hace gustar la paz de los cielos.
Tu Santa Faz es mi reposo, mi dulzura y mi melodiosa lira. Tu Rostro, Dulce Salvador, es el divino ramillete de mirra que yo quiero guardar en mi corazón. Tu Faz es mi sola riqueza, no quiero nada fuera de ella. Jesús yo me asemejaré a Ti, y oculta entre los pliegues del velo de la Verónica, atravesaré la vida desapercibida de las criaturas.
Deja en mi la divina impresión de Tus besos, llenos de dulzura, y pronto llegaré a ser santa y atraeré a Ti todos los corazones. Cuando Tus labios adorados impriman en mí el beso eterno, haz que me abrase de amor, y que este amor levante en el campo de la Iglesia una hermosa cosecha de almas santas.
Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz
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