domingo, 13 de junio de 2021

LA APOSTASÍA ACTUAL: LA SACRÍLEGA COMUNIÓN EN LA MANO

  


"La administración del Cuerpo de Cristo 
corresponde al Sacerdote por tres razones: 
porque él consagra en la Persona de Cristo… 
porque el Sacerdote es el intermediario 
designado entre Dios y el pueblo… 
porque por reverencia a este  Sacramento, 
nada lo toca sino lo que está consagrado".


Santo Tomás de Aquino, Summa Theologica, III, q. 82, a. 13


               Aquellos modernistas, hijos del "espíritu del Concilio", que han argumentado el tema de recibir la Comunión en la mano, lo han hecho siempre usando la misma bandera, la de un arcaísmo litúrgico: “los primeros Cristianos lo hacían así”. (1) Sobre esta cuestión, el mismo Papa Pío XII, refiriéndose a quienes intentan hacer renacer “lo que se hacía antes” advirtió que “la liturgia de los tiempos pasados merece ser venerada sin ninguna duda; pero un uso antiguo por el mero hecho de su antigüedad no ha de ser considerado más apto y mejor ya en sí mismo (Encíclica Mediator Dei, nº 43, año 1947)

               Otros argumentan que Nuestro Señor dio en el Cenáculo la Comunión a los Apóstoles en la mano; pese a que el Evangelio no lo especifica y hubiese ocurrido así, los Apóstoles eran Sacerdotes y Obispos.

               Por último, entre los que defienden la sacrílega práctica de la Comunión en la mano, se encuentran los escrupulosos, aquellos que afirman que "comulgar en la mano es más higiénico"; este argumento es del todo blasfemo: presupone que el Sacrosanto Cuerpo de Cristo no tiene facultad alguna de sanación y que por el contrario, es susceptible de transmitirnos alguna enfermedad. Estos amigos de la pulcritud mal entendida, olvidan que Nuestro Señor tocó a los leprosos y que la hemorroísa, al tocar Su manto, quedó al momento curada... entonces ¿qué mal nos va a contagiar Aquel  que llegó a regenerar los ojos de un ciego de nacimiento?, ¿qué daño puede causarnos el contacto con las manos consagradas del Sacerdote que distribuye la Sagrada Comunión, si el Ministro de Dios es mucho más que el manto que sanó a la mujer que perdía sangre?.

               Muchos ignoran que en otras épocas de pandemia, los templos jamás se cerraron ni se dejó de administrar el Santo Viático a los enfermos; encontramos multitud de Santos y Venerables que entregaron su vida por los afectados, como el Padre Damián de Veuster con los leprosos de la isla de Molokai, San Carlos Borromeo en la ciudad de Milán o el Obispo Buenaventura Codina durante la pandemia de cólera en la isla de Gran Canaria...


EN LOS INICIOS DE LA IGLESIA...


               "Cada uno esté atento… que ningún fragmento caiga y se pierda, porque es el Cuerpo de Cristo que debe ser comido por los fieles y no despreciado", Papa San Hipólito, año 236

               "Con qué precaución y veneración, cuando recibís el Cuerpo del Señor, lo conserváis de manera que no caiga nada o se pierda algo del don consagrado. Os consideraríais justamente culpables si cayese algo en tierra por negligencia vuestra", Orígenes de Alejandría, año 253.

               "Comed este pan y no piséis sus migas… una partícula de sus migas puede santificar a miles de miles y es suficiente para dar vida a todos los que la comen", San Efrén de Siria, año 373

               "Excomúlguese a cualquiera que ose recibir la Sagrada Comunión en la mano", Concilio de Zaragoza, año 380




               "No se coloque la Eucaristía en las manos de ningún laico, sino únicamente en su boca", Concilio de Rouen, año 650

               "Prohíbase a los creyentes tomar la Sagrada Hostia en sus manos, excomulgando a los transgresores", Concilio de Constantinopla, año 680

               "No se debe entregar la Eucaristía en manos de ningún laico, hombre o mujer, sino solamente en la boca. Si alguien transgrediese esto, dado que desprecia a Dios omnipotente, y no rinde honor a cuanto en él hay, que sea excluido del altar", Sínodo de Ruán, año 878

               "Esta costumbre de entregar la Eucaristía en la mano traía consigo el peligro de abusos… Con todo, más que el temor a los abusos, influyó, sin duda, la creciente reverencia al sacramento a que se diese más tarde la sagrada forma directamente en la bocaJungmann (2)



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NOTAS

        1     En la Iglesia primitiva, por respeto al Santísimo Sacramento, había que purificar las manos antes y después de comulgar, y la mano estaba cubierta con un corporal, de donde se tomaba la forma directamente con la lengua. Tras sumir la Sagrada Hostia el fiel debía recoger de la mano con la lengua cualquier mínima partícula consagrada. Un diácono supervisaba esta operación

        2     El Sacrificio de la Misa, B.A.C., Madrid 1963



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