El Arcángel San Miguel, no solo fue el precursor de Nuestra Señora en las Apariciones de San Sebastián de Garabandal, sino que además instruyó a las niñas videntes en la devoción y respeto que debían tener por Jesús Sacramentado; y es que los días que no se celebraba la Santa Misa, el Arcángel distribuía la Sagrada Comunión a las videntes. Ellas sí podían ver la Hostia y hasta sentir su ligero peso al recibirla en la lengua, mientras que ésta permanecía invisible para los espectadores. Después de la recibir la Comunión de manos del Príncipe de los Ángeles y ayudadas por él, las jovencitas recitaban el Anima Christi de San Ignacio de Loyola como parte de su Acción de Gracias.
Al igual que ocurriera antaño en el transcurso de las Apariciones de Nuestra Señora en Fátima, en Garabandal muchos se cuestionaron cómo podían los videntes recibir la Comunión de un Ángel cuando solo un Sacerdote tenía el poder de consagrar. Cuando las niñas videntes, por indicación de su Confesor, preguntaron al Arcángel, San Miguel reafirmó la Verdad de esta enseñanza y les aclaró que las Formas Consagradas las tomaba de los Sagrarios de la tierra.
En el Primer Mensaje de Nuestra Santa Madre en Garabandal, el 18 de Octubre de 1961, la Virgen pidió a las videntes que visitaran con frecuencia al Santísimo Sacramento, oculto en el Tabernáculo; las jovencitas habían sido muy devotas de Jesús Sacramentado desde muy pequeñas... baste recordar aquí que en la primera Aparición de San Miguel Arcángel, tras la breve manifestación, fueron corriendo a la iglesia parroquial para rezar la Estación a Jesús Sacramentado.
El 13 de Noviembre de 1965, en el lugar conocido como Los Pinos, la Virgen se manifestó por última vez a Conchita González; en medio del hermoso diálogo entre la adolescente y la Madre de Dios, Ésta le dijo: "...Conchita, debes visitar más a Mi Hijo en el Sagrario. ¿Por qué te dejas llevar de la pereza para no visitarle?. Él os está esperando día y noche. Acuérdate de lo que te dije el día de tu Santo. Cuando te presentes delante de Dios tienes que mostrarle tus manos, llenas de obras hechas por ti a favor de tus hermanos y para Gloria de Dios. En este momento tienes las manos vacías..."
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