Es para estas almas ciegas, que la invocación de la Letanía Lauretana Virgo Potens constituye tema de provechosa meditación. No es de las bayonetas paganas, ni del oro semítico, ni de cualquier otro recurso humano, que la Iglesia espera el gran triunfo que salvará una vez más la Civilización.
La Iglesia es divinamente indestructible y lo será mañana, como ya lo era ayer. Es sólo de Dios, Nuestro Señor, que le vendrán en el momento oportuno los milagros que aseguraron el triunfo de Constantino, el retroceso de Atila y la derrota de los musulmanes en Lepanto. De María Santísima, dice la Sagrada Liturgia: "Solo Tú has aplastado todas las herejías".
Plinio Corrêa de Oliveira
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