miércoles, 8 de agosto de 2018

SAN JUAN MARÍA VIANNEY, el Santo Cura de Ars


               Natural de Dardilly ( Francia ), donde nació el 8 de Mayo de 1786, sintiendo vocación para el sacerdocio, encontró dificultades tan serias en los estudios eclesiásticos que sólo pudo superarlas por especial auxilio divino.

                Nombrado cura de la pequeña aldea de Ars, por su celo convirtió a la parroquia; de todos los puntos de Francia acudía la gente para confesarse con el humilde sacerdote que permanecía noches enteras en el confesonario.

                Entró en el Paraíso el 4 de Agosto de 1859, sin embargo, la Santa Iglesia señaló su festividad para tal día como hoy, 8 de Agosto.




EL SANTO CURA DE ARS Y EL SANTO SACRIFICO DE LA MISA

               Los que tuvieron la dicha de asistir a las Misas celebradas por el San Juan María Vianney, notaron la transfiguración que se producía en el sacerdote santo. Él mismo era consciente, por eso en más de una ocasión pidió que no le mirasen mientras celebraba el Sacrificio del Altar. Según relato de un contemporáneo, aquél ángel de la fe y serafín por el amor, tenía al celebrar "los ojos de fuego que iluminaban su rostro" (1). 

               Otro testimonio es el de Andrés Treve, que con frecuencia le ayuda a Misa: "Vi con frecuencia que su actitud recogida tenía todas las apariencias del éxtasis". Instintivamente, le miraba uno de los pies "para ver si todavía tocaban el suelo".

               El mismo Cura de Ars, con piedad cuasi infantil, comentó a Catalina Lassagne, una fiel parroquiana: "¡Oh, qué hambre tenía durante la Misa!. Cuando ha llegado el momento de comulgar, he dicho al Señor: Dios mío, alimentad mi cuerpo y mi alma; y el hambre ha cesado por completo". Según testimonio de la misma Catalina Lassagne, un sacerdote dijo del Santo Cura que "Tiempo vendrá, en que le Cura de Ars no vivirá sino de la Eucaristía".





               Según el Rvdo. Toccanier, "la opinión general en Ars era de que gozaba de la presencia visible del Salvador en la Eucaristía". No sería extraño, ya que en palabras del mismo San Juan María Vianney "Después de la Consagración, cuando tengo a Nuestro Señor en mis manos, me olvido de mí", o aquellas otras donde desveló que "Cuando Nuestro Señor está sobre el Altar durante la Misa, al pedirle por los pecadores, lanza rayos de luz para cubrirles sus miserias y convertirles."

               Hacia 1850, en una de sus instrucciones a los peregrinos que se iban a confesar con él, les dijo: 

          "Ved que somos del todo terrenales, y nuestra fe nos presenta los objetos a trescientas leguas de distancia, como si Dios estuviera al otro lado de los mares. Si tuviéramos una fe viva, a buen seguro que le veríamos allí, en el Santísimo Sacramento. Hay sacerdotes que lo ven todos los días en el Santo Sacrificio de la Misa."


(1) Palabras del General Des Garets ( Panégyrique du B. Vianney, 6 de Agosto de 1918)



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