lunes, 13 de agosto de 2018

AMOROSA MADRE DEL OLVIDO, TRIUNFO Y MISERICORDIAS, la celestial Imagen que la Virgen regaló a Sor Patrocinio



          Como Tierna y Amorosa Madre que se ocupa del bien de Sus hijos, Nuestra Señora ha intervenido a lo largo de los siglos cuando así lo demandaban las circunstancias; así vemos a la Virgen del Carmen auxiliando a San Simón Stock y a Su Orden predilecta a quien le regala el Bendito Escapulario, armadura sólida contra los enemigos del alma.

         Apreciamos a un Santo Domingo de Guzmán que inspirado por la Madre de Dios compone el precioso Salterio de María, el Santo Rosario, la oración más amada por la Virgen. 

         En una Francia convulsa y renegada de Dios, la Milagrosa se aparece a la religiosa Santa Catalina Labouré y le confía una medalla celestial para que nos encomendemos a Ella y sintamos Su protección diaria.

        Pero la Virgen María también tiene en España Sus predilecciones, por cuanto fervor y entrega le hemos demostrado siempre, quizá por eso y porque la nación evengelizadora de medio orbe se encontraba en momentos delicados, tuvo a bien la que todo lo que puede ante Dios, aparecerse una vez más, como ya hiciera en el Pilar de Zaragoza, para entregar esta joya del Cielo que es Su imagen del Olvido, Triunfo y Misericordias a la Madre Patrocinio. A partir de ahí vendría un camino de incomprensiones, ataques y el ostracismo actual en que se encuentra la Devoción por este venerable imagen.

          Los niños grandes que seguimos creyendo en los milagros, no nos cansamos de rezarle a esta Madre Buena, confiando en que será nuestro pararrayos en los tiempos difíciles que se avecinan. Os invito a conocer esta hermosa imagen y las enormes promesas que están reservadas para sus devotos.


Relato de la Gloriosa Aparición de Nuestra Señora
 a la Madre Sor María Dolores Patrocinio
 religiosa concepcionista franciscana,
 el 13 de Agosto de 1831, entre las 5 y 6 de la tarde
en el Convento del Caballero de Gracia de Madrid,
aprobada por el Papa Gregorio XVI
(derruido posteriormente, ocuparía hoy los números 11 al 13 de la actual Gran Vía)




           Sumida en éxtasis profundo, contempla a la Virgen María, que viene acompañada del Arcángel San Miguel y sostiene en sus manos una pequeña imagen, que representa a la Señora con el Niño Jesús sentado en el brazo derecho.

          Clamaba mucho en esta ocasión por las necesidades que tanto afligen a la Santa Iglesia y el Dulce Amor se me manifestó severo, airado y como dando muestras de que quería castigarnos. Le dije: Esposo mío, ¿para cuándo son vuestras misericordias? Me dijo: Pide, Esposa mía, que cuanto pidas seré liberal para concedértelo. Pedía sin límites; entonces, mi Dulce Amor me manifestó el lastimoso estado en que se hallaba la Santa Iglesia. 

          Moría de dolor y mis angustias crecían sobremanera. Me dijo mi Dulce Esposo: Paloma mía, mi amor no puede verte afligida; aquí tienes a mi Madre, que siempre será tu guía, consuelo y amparoSe manifestó de nuevo la Benditísima Virgen con esta preciosísima, portentísima e invictísima Imagen en sus soberanas manos. Me dijo la Soberana y Divina Señora: Hija mía ¿por qué se contrista tu corazón, si todas las misericordias y tesoros de Mi Hijo voy a poner en tus manos, por medio de esta Mi soberana Imagen, para que las distribuyas en Mi nombre a los mortales, segura de que las que hicieses por amor a tus hermanos, esas mismas confirmamos Mi Hijo y Yo, que Soy Tu Madre en el Cielo?



          Díjela: Señora y Reina mía, ¿no veis la España; no veis los males que nos afligen? 
-Hija mía, los veo; pero no puede Mi Amor ser más benéfico para con los hombres. Ellos se olvidan de Mí y retiran las misericordias; y por esto, a esta imagen le darás el título misterioso del Olvido; para darles a entender, que me han olvidado; pero Yo que soy Vuestra tierna y amorosa Madre, quiero poner a vista de todos los mortales en esta Imagen mía, que jamás Mis misericordias se apartan de ellos.

          Miraba yo con gran ternura a tan divino simulacro; cuando vi que mi invictísima Reina cogió un pañuelo de manos del Príncipe San Miguel, y aplicándole a la soberana Llaga del costado de nuestro amante Jesús, lo empapó la Divina Señora en sangre de aquel Divino y Deífico Corazón; y después, aquel pañuelo, así empapado, le puso sobre esta encantadora Imagen, y después vi que la soberana Reina rociaba a este pueblo con la Sangre Preciosísima. 

         Díjome  luego: ¿Hija mía, ¿me amas? Hasta tres veces. Díjela: Señora mía, Vos sabéis que os amo y deseo ser toda vuestra. -Pues a tu solicitud y cuidado dejo el culto y veneración de esta sagrada imagen Mía con el título de Olvido, Triunfo y Misericordias. Ella será la  consoladora del mundo y todo afligido encontrará en Mí por la mediación de esta Mi imagen, el consuelo. Al alma que rendida a sus pies me pidiese alguna cosa, jamás se la negará Mi amor. Será el consuelo del mundo y la alegría de la Iglesia Católica y, por su medio, Mi Hijo y yo recibiremos culto. Tú, hija mía, alcanzarás victoria del poder de Satanás, y tu Comunidad, perfección en servirme

          Me entregó la soberana Reina esta portentísima Imagen, este encanto de los Cielos y la Tierra, y empezó en el Cielo una celestial música entonando la Salve y otros sagrados cánticos; todos los cortesanos del Cielo se daban parabienes. La Santísima Trinidad la bendijo, igualmente la Santísima Virgen María y después todos los cortesanos del Cielo llegaron a adorar a su Reina y Señora en esta soberana y encantadora madre del Olvido. 

Sor María Isabel de Jesús, Vida admirable de la Madre Patrocinio, páginas 48-53.


SÚPLICA A NUESTRA SEÑORA DEL OLVIDO, 
TRIUNFO Y MISERICORDIAS

                Soberana Reina de los Ángeles y Purísima Virgen María: eres el Tesoro de Dios, la mujer fuerte que te convirtió en Esposa del Espíritu Santo y medianera entre el Cielo y la tierra. Hoy te invoco bajo el título del Olvido, Triunfo y Misericordias, para que siempre me seas propicia. Por Jesucristo Nuestro Señor. Amén.
Gracias te doy, Dios Padre, porque bendijiste a María como Hija. 
Dios te Salve María, etc...

Gracias te doy, Dios Hijo, porque la escogiste por Madre.
Dios te Salve María, etc...

Gracias te doy, Dios Espíritu Santo, porque la escogiste por Esposa.
Dios te Salve María, etc...

Gracias doy a toda la Santísima Trinidad, porque nos dio una Madre tan Pura y tan Santa.
Gloria al Padre, etc...

Nuestra Señora del Olvido, Triunfo y Misericordias.
 Ruega por nosotros. (3 veces)

   

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