viernes, 3 de agosto de 2018

PRIMER VIERNES DE MES, COMUNIÓN REPARADORA




                "Por el exceso de misericordia que hay en Mi Corazón, te prometo que mi Amor concederá a todos aquellos que reciban la Sagrada Comunión en los Primeros Viernes, por nueve meses consecutivos, la gracia del arrepentimiento final: no morirán en Mi desgracia, tampoco morirán sin recibir los Sacramentos; y Mi Corazón será su seguro refugio en la última hora"

          Ésta fue la consoladora Promesa que el propio Jesucristo Nuestro Señor confiara a su fiel discípula Santa Margarita María, religiosa de la Visitación en Paray-le-Monial (Francia) en Junio de 1675; apoyada por su confesor, el Padre Claudio de la Colombiere, escribiría cuantas revelaciones le transmitiera el Sagrado Corazón, siendo así la principal impulsora de esta necesaria Devoción. Para conocer las condiciones necesarias para realizar LOS PRIMEROS VIERNES DE MES sólo toque AQUÍ



   "...el Sacratísimo Corazón de Jesús con la Cruz superpuesta, resplandeciendo entre llamas, con espléndido candor. En El han de colocarse todas las esperanzas; en El han de buscar y esperar la salvación de los hombres."
   Papa León XIII, "Annun Sacrum"



ORACIÓN EXPIATORIA AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS

compuesta por el Papa Pío XI
     Dulcísimo Jesús, cuya caridad derramada sobre los hombres se paga tan ingratamente con el olvido, el desdén y el desprecio, míranos aquí postrados ante Tu altar. Queremos reparar con especiales manifestaciones de honor tan indigna frialdad y las injurias con las que en todas partes es herido por los hombres Tu amoroso Corazón.

     Recordando, sin embargo, que también nosotros nos hemos manchado tantas veces con el mal, y sintiendo ahora vivísimo dolor, imploramos ante todo Tu Misericordia para nosotros, dispuestos a reparar con voluntaria expiación no sólo los pecados que cometimos nosotros mismos, sino también los de aquellos que, perdidos y alejados del camino de la salud, rehúsan seguirte como Pastor y guía, obstinándose en su infidelidad, y han sacudido el yugo suavísimo de Tu Ley, pisoteando las promesas del Bautismo.

     Al mismo tiempo que queremos expiar todo el cúmulo de tan deplorables crímenes, nos proponemos reparar cada uno de ellos en particular: la inmodestia y las torpezas de la vida y del vestido, las insidias que la corrupción tiende a las almas inocentes, la profanación de los días festivos, las miserables injurias dirigidas contra Ti y contra Tus Santos, los insultos lanzados contra el orden sacerdotal, las negligencias y los horribles sacrilegios con que se profana el mismo Sacramento del Amor divino y, en fin, las culpas públicas de las naciones que menosprecian los derechos y el magisterio de la Iglesia por Ti fundada.

     ¡Ojalá que podamos nosotros lavar con nuestra sangre estos crímenes! Entre tanto, como reparación del Honor Divino conculcado, te presentamos, acompañándola con las expiaciones de Tu Madre la Virgen, de todos los Santos y de los fieles piadosos, aquella satisfacción que Tú mismo ofreciste un día en la Cruz al Padre, y que renuevas todos los días en los altares. Te prometemos con todo el corazón compensar en cuanto esté de nuestra parte, y con el auxilio de Tu gracia, los pecados cometidos por nosotros y por los demás: la indiferencia a tan grande amor con la firmeza de la fe, la inocencia de la vida, la observancia perfecta de la Ley Evangélica, especialmente de la caridad, e impedir además con todas nuestras fuerzas las injurias contra Ti, y atraer a cuantos podamos a tu seguimiento. 

     Acepta, te rogamos, benignísimo Jesús, por intercesión de la Bienaventurada Virgen María Reparadora, el voluntario ofrecimiento de expiación; y con el gran don de la perseverancia, consérvanos fidelísimos hasta la muerte en el culto y servicio a Ti, para que lleguemos todos un día a la Patria donde Tú con el Padre y con el Espíritu Santo vives y reinas por los siglos. Amén.




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