viernes, 1 de marzo de 2024

LOS PEQUEÑOS SORBOS DULCES, de los escritos de Luisa Piccarreta sobre la Pasión de Nuestro Señor

  

¿Qué heridas son estas en tus manos? 
Y él responderá: Con ellas fui herido 
en casa de los que me aman...

Profeta Zacarías, cap. 13, vers. 6-8




Estaba haciendo las Horas de la Pasión (1), y el bendito Jesús me dijo: "Hija Mía, en el curso de Mi Vida mortal, millones y millones de Ángeles cortejaban a Mi Humanidad y recogían todo lo que Yo hacía, los pasos, las obras, las palabras y aun los suspiros, las penas, las gotas de sangre, en suma, todo. Eran Ángeles destinados a Mi custodia, a darme honor, obedientes a todas Mis señales, subían y bajaban del Cielo para llevar al Padre todo lo que Yo hacía.

Ahora estos Ángeles tienen un oficio especial, y conforme el alma hace memoria de Mi Vida, de Mi Pasión, de Mi Sangre, de Mis Llagas, de Mis oraciones, se ponen en torno a esta alma y recogen sus palabras, sus oraciones y condolencias que Me hacen, las lágrimas, los ofrecimientos, los unen con los Míos y los llevan ante Mi Majestad para renovarme la Gloria de Mi misma Vida, es tanta la complacencia de los Ángeles, que reverentes están en torno  para oír lo que dice el alma y rezan junto con ella, por eso con qué atención y respeto el alma debe hacer estas Horas,  pensando que los Ángeles están pendientes de sus labios, para repetir junto a ella lo que ella dice". 

Luego ha agregado: "Ante tantas amarguras que las criaturas Me dan, estas Horas son los pequeños sorbos dulces que las almas Me dan, pero ante tantos sorbos amargos que recibo, son demasiado pocos los dulces, por eso, más difusión, más difusión". 


Revelación de Nuestro Señor a Luisa Piccarreta,
el 2 de Febrero de 1917 


NOTA:

1) Se refiere a Las Horas de la Pasión; toca AQUÍ para acceder a sus textos.



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