miércoles, 24 de mayo de 2023

MARÍA SANTÍSIMA, AUXILIO DE LOS CRISTIANOS

 


                La Iglesia celebra hoy la Fiesta de María “Auxilio de los Cristianos”. La invocación fue introducida en las Letanías de la Santísima Virgen por el Papa San Pío V, en agradecimiento por la gran victoria de las armas católicas en la Batalla de Lepanto (7 de Octubre de 1571), que quebró definitivamente el poderío naval otomano. Y la Fiesta fue instituida por el Papa Pío VII, en acción de gracias por su regreso a Roma el 24 de mayo de 1814, tras haber permanecido durante cinco años prisionero de Napoleón Bonaparte.

                Napoléon había ocupado en 1806 el Reino de Nápoles, expulsando a los Borbones y poniendo sobre el trono a su hermano José. La flota inglesa, sin embargo, era todavía fuerte en el Mediterráneo. Al negarse Pío VII a sumarse al bloqueo continental contra Gran Bretaña, dejando abiertos a sus barcos el puerto de Civitavecchia y los del Adriático, el emperador francés ordenó al general Miollis que ocupara Roma, en la que entraron sus fuerzas el 2 de Febrero de 1808.

               Mientras tanto, Francia invadía Portugal y de paso se apoderaba del trono español, que dio Napoleón a su hermano José, el cual dejó el trono de Nápoles a Murat, su cuñado. Desde Viena, el 27 de Mayo de 1809 (cinco días después de esa batalla), el que ya era dueño de la situación en toda Europa, decretaba la anexión al Imperio Francés de los Estados de la Iglesia, declarando a Roma ciudad libre imperial y dejándosela al Papa como residencia. Pío VII reaccionó haciendo publicar, el 10 de Julio, la bula Quam memorandum, la excomunión contra los violadores de los derechos de la Iglesia; el general Miollis ordenó la captura del Pontífice. El papa Chiaramonti no quiso que se derramara la sangre de sus valientes defensores de la Guardia Suiza y se rindió a sus captores. Radet dispuso la salida inmediata de Roma del Papa.

              El viaje fue un verdadero viacrucis para el enfermizo Pío VII, que había superado los 67 años; llegó confinado a Savona a finales de año. Aquí recibió Pío VII las expresiones de fidelidad de la población, permaneciendo hasta 1812.



               Napoleón quiso aprovechar el cautiverio del Papa para arrancarle inauditas concesiones que constituían graves atentados a la independencia de la Iglesia del poder civil. Quería, además, que se estableciese su sede en París, haciendo de la capital imperial también la del Catolicismo. Pío VII se resistió a tales pretensiones, a pesar que se le quiso forzar alejando de él a todos los prelados fieles y secuestrando su correspondencia. El 27 de Mayo de 1812, Napoleón ordena el traslado del Papa de Savona a Fontainebleau. La travesía de los Alpes casi le costó la vida al Pontífice, al que administraron la extremaunción y el viático ante el temor que falleciese.

               En medio del tira y afloja entre el Papa y el Emperador de los Franceses, ocurrió la derrota de éste en la Batalla de Leipzig. Pensando que el prisionero de Fontainebleau atraía sobre él las iras del Cielo, ordenó inesperadamente su liberación el 23 de Enero de 1814. En Marzo el Papa partía de regreso a Roma en un viaje triunfal. Mientras tanto, el 20 de Abril, en el mismo palacio que había servido de encierro a Pío VII, su antiguo carcelero firmaba el acta de abdicación de su corona imperial. El 24 de Mayo de 1814, entre lágrimas de los piadosos romanos, regresaba el Papa a la Ciudad Eterna. En recuerdo de esta fecha instituyó la Festividad de Santa María bajo la advocación de Auxilio de los Cristianos.



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