...revestíos de toda la armadura de Dios para que podáis resistir a las insidias del diablo.
Nuestra lucha no es contra la sangre y la carne, sino contra los principados, contra las potestades, contra los dominadores de este mundo tenebroso, contra los espíritus del mal que habitan en el aire.
Tomad, pues, la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo y, vencido todo, os mantengáis firmes.
Estad, pues, alerta, ceñidos vuestros lomos con la verdad, revestida la coraza de la justicia, y calzados los pies, prontos para anunciar el Evangelio de la paz.
Abrazad en todo momento el escudo de la Fe, con que podáis hacer inútiles los encendidos dardos del maligno.
Tomad el yelmo de la salud y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios, con toda suerte de oraciones y plegarias, orando en todo tiempo con fervor y siempre en continuas súplicas por todos los santos.
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