EJERCICIO DEL MES DE OCTUBRE
en Honor de la Virgen María y Su Rosario
En el nombre el Padre, del Hijo + y del Espíritu Santo. Amén.
Bendita sea Tu pureza y eternamente lo sea, pues todo un Dios se recrea, en tan graciosa belleza. A Ti, celestial Princesa, Virgen Sagrada María, yo te ofrezco en este día, alma vida y corazón. Mírame con compasión, no me dejes, Madre mía, por Tu Pura Concepción, ni de noche ni de día hasta morir en Tu amor. Amén.
MEDITACIÓN DIARIA, DÍA 4
Ahora, procura buscar la presencia de la Virgen María;
Ella nos regala Su Rosario, oración evangélica, hecha
a base de alabanzas celestiales y de las mismas palabras
que recibimos de Nuestro Señor: el Padrenuestro,
la oración por excelencia, la súplica que salió
de los labios de Nuestro Redentor, no de forma casual,
sino que era la fórmula habitual para dirigirse a Su Padre;
así se aprecia cuando los discípulos le pedían
"enséñanos a orar como lo haces Tú"
Nuestra Santa Madre también rezaría el Padrenuestro;
y nosotros, siguiendo Su ejemplo, lo rezamos
en nuestro Rosario, entretejido con las Avemarías
que dedicamos a la Virgen Pura, en la meditación de los capítulos
de la Vida de estos dos Amores, Jesús-María
a base de alabanzas celestiales y de las mismas palabras
que recibimos de Nuestro Señor: el Padrenuestro,
la oración por excelencia, la súplica que salió
de los labios de Nuestro Redentor, no de forma casual,
sino que era la fórmula habitual para dirigirse a Su Padre;
así se aprecia cuando los discípulos le pedían
"enséñanos a orar como lo haces Tú"
Nuestra Santa Madre también rezaría el Padrenuestro;
y nosotros, siguiendo Su ejemplo, lo rezamos
en nuestro Rosario, entretejido con las Avemarías
que dedicamos a la Virgen Pura, en la meditación de los capítulos
de la Vida de estos dos Amores, Jesús-María
MEMORARE o ACORDAOS
(para acudir confiados a la Virgen María)
Acordaos, ¡oh piadosísima Virgen María!,
que jamás se ha oído decir que ninguno
de los que han acudido a Vuestra protección,
implorando Vuestra asistencia y reclamando
Vuestro socorro, haya sido desamparado.
Animado por esta confianza,
a Vos también acudo,
¡oh Madre, Virgen de las vírgenes!,
y aunque gimiendo bajo el peso de mis pecados
me atrevo a comparecer
ante Vuestra presencia soberana.
No desechéis mis súplicas, ¡oh Madre de Dios!
antes bien, escuchadlas y acogedlas benignamente.
(Esta oración fue indulgenciada con 300 días por el Papa Pío IX, que además
le concedió Indulgencia Plenaria si se recita todos los días durante un mes)
Para aprender a rezar el Santo Rosario
al estilo tradicional, sólo tiene que tocar aquí...
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.