Orígen del Santo Rosario
Rosario quiere decir "Corona de Rosas", en alusión a la hermosura y aroma que exhalan las Avemarías que dedicamos una y otra vez, como los enamorados, a Nuestra Señora, esperando en Su poderosa intercesión en las dificultades cotidianas y en especial, para obtener importantes gracias espirituales.
Esta Devoción tiene su origen en los 150 Salmos del Antiguo Testamento, así el Rosario contiene 150 Avemarías, repartidas entre los 15 Misterios de la Vida y Pasión de Nuestro Señor Jesucristo y de la Santa Virgen María. Su principal iniciador y propagador fue Santo Domingo de Guzmán, Fundador de los Padres Dominicos, continuadores naturales de la Devoción del Santo Rosario. En 1470 el dominico Alan de la Roche fundó en Douai (ciudad del norte de Francia) la Cofradía del Salterio de la Gloriosa Virgen María. Sus principales objetivos eran: difundir la devoción al Santo Rosario, crear un ambiente de espiritualidad mariana entre sus cofrades y pedir la intercesión de la Virgen.
Inspirado en Alain de la Roche, el Prior de los Dominicos de Colonia (ciudad situada en la zona renana) creó en 1475 la primera Cofradía del Rosario. Ésta tuvo tanto éxito entre el pueblo fiel y las autoridades civiles y eclesiásticas, que rápidamente comenzaron a fundarse Cofradías del Rosario en otros conventos dominicos.
La Oración predilecta de la Virgen María
El Santo Rosario es de las oraciones más perfectas y la predilecta de Nuestra Señora; el rezo del Rosario se compone de una breve meditación de los acontecimientos más relevantes de la Vida de Nuestro Señor Jesucristo y de Su Santa Madre, por lo que lo convierte en un referente evangélico que nos ayuda y alienta a conocer a estas dos Santísimas personas, desde la intimidad de la Encarnación hasta la Coronación de María como Reina del Universo, y además una continua súplica mediante la Oración por antonomasia del cristiano, el Padrenuestro y la invocación angelical a Nuestra Señora, el Avemaría, lo que convierte al Rosario en perfecta Teología condensada en forma de Piedad.
El 17 de Septiembre de 1569, el Papa dominico San Pío V, publicaba la solemne Bula Consueverunt Romani Pontífices, en la que definía ya con precisión el rezo del Santo Rosario y además resumía y ampliaba todos los privilegios e indulgencias unidos a esta devoción; el mismo Papa lo definiría así:
“El Rosario o Salterio de la Bienaventurada Virgen María es un modo piadosísimo de oración y petición a Dios, modo fácil al alcance de todos, que consiste en alabar a la Santísima Virgen repitiendo el saludo angélico ciento cincuenta veces, tantas cuantas son los Salmos del Salterio de David, interponiendo entre cada decena la oración del Señor con determinadas meditaciones que ilustran toda la Vida de Nuestro Señor Jesucristo”.
La Fiesta de la Virgen de las Victorias
La Fiesta de Nuestra Señora de las Victorias, fue instituida por el Papa San Pío V, el 7 de Octubre, aniversario de la Batalla Naval de Lepanto en 1571, donde triunfaron las tropas cristianas de la Flota de la Liga Santa, formada por los Estados Pontificios, España y Venecia, gracias al rezo del Santo Rosario; San Pío V, añadió la invocación “Auxilio Christianorum” en las Letanías de la Virgen .
Al año siguiente, el 5 de Marzo de 1572 el mismo Papa San Pío V firmaba una nueva Bula, Salvatoris Domini, en la que recordaba la Victoria conseguida por los Cristianos en el golfo de Lepanto el año anterior y permitía a la Cofradía del Rosario de Martorell (Cataluña, España) que, en este día, pudieran celebrar todos los años una Fiesta bajo la advocación de la Virgen del Rosario, como le había suplicado Don Luis de Requeséns y Zúñiga, Señor de Martorell, quien había estado presente en la batalla de Lepanto.
Años más tarde, otro Papa, Gregorio XIII, cambió el título de aquella Fiesta por el Nuestra Señora del Rosario, que es con el que se celebra en la actualidad.
El Rosario en familia, remedio para los males de hoy
"Si aumentan los males y los asaltos de los malvados, crezca igualmente y aumente sin cesar la piedad de todos los buenos; esfuércense éstos por obtener de nuestra amantísima Madre, especialmente por medio del Santo Rosario a Ella tan acepto, que cuanto antes brillen tiempos mejores para la Iglesia y para la humana sociedad."
...vano será, ciertamente, empeñarse en buscar remedios a la continua decadencia de la vida pública, si la sociedad doméstica -principio y fundamento de toda la humana sociedad- no se ajusta diligentemente a la norma del Evangelio. Nos, afirmamos que el rezo del Santo Rosario en familia es un medio muy apto para conseguir un fin tan arduo. ¡Qué espectáculo tan conmovedor y tan sumamente grato a Dios cuando, al llegar la noche, todo el hogar cristiano resuena con las repetidas alabanzas en honor de la Augusta Reina del Cielo!
Entonces el Rosario, recitado en común, ante la imagen de la Virgen, reúne con admirable concordia de ánimos a los padres y a los hijos que vuelven del trabajo diario; además, los une piadosamente con los ausentes y con los difuntos; finalmente, liga a todos más estrechamente con el suavísimo vínculo del amor a la Virgen Santísima, la cual, como amantísima Madre rodeada por Sus hijos, escuchará benigna, concediendo con abundancia los bienes de la unidad y de la paz doméstica.
Así es como el hogar de la familia cristiana, ajustada al modelo de la de Nazaret, se convertirá en una terrenal morada de santidad y casi en un templo, donde el Santo Rosario no sólo será la peculiar oración que todos los días se eleve hacia el Cielo en olor de suavidad, sino que también llegará a ser la más eficaz escuela de la vida y de las virtudes cristianas..."
(Papa Pío XII, en su Encíclica Ingruentium malorum,
sobre el rezo del Rosario en familia, el 15 de Septiembre de 1951)
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