José debe ser considerado especial Patrono de la Iglesia... que espera muchísimo de su tutela y patrocinio... él es el Esposo de María y Padre Putativo de Jesús. De estas fuentes ha manado su dignidad, su santidad, su gloria.
Y por estas razones el Santo Patriarca contempla a la multitud de cristianos que conformamos la Iglesia como confiados especialmente a su cuidado, a esta ilimitada familia, extendida por toda la tierra, sobre la cual, puesto que es el Esposo de María y el Padre de Jesucristo, conserva cierta Paternal Autoridad. Es, por tanto, conveniente y sumamente digno del Bienaventurado José que, lo mismo que entonces solía tutelar santamente en todo momento a la Familia de Nazaret, así proteja ahora y defienda con su celeste Patrocinio a la Iglesia de Cristo.
José, de sangre real, unido en matrimonio a la más grande y Santa de las mujeres, considerado el Padre del Hijo de Dios, pasó su vida trabajando, y ganó con la fatiga del artesano el necesario sostén para su Familia. Es, entonces, cierto que la condición de los más humildes no tiene en sí nada de vergonzoso, y el trabajo del obrero no sólo no es deshonroso, sino que, si lleva unida a sí la virtud, puede ser singularmente ennoblecido. José, contento con sus pocas posesiones, pasó las pruebas que acompañan a una fortuna tan escasa, con magnanimidad, imitando a su Hijo, quien habiendo tomado la forma de siervo, siendo el Señor de la Vida, se sometió a sí mismo por su propia libre voluntad al despojo y la pérdida de todo.
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Papa León XIII, Encíclica "Quamquam Pluries",
15 de Agosto de 1889
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