"...San José, que hizo las veces de padre de Nuestro Señor Jesucristo y que fue verdadero esposo de la Reina del mundo y Señora de los ángeles, que fue elegido por el Padre eterno como fiel cuidador y guardián de sus más preciados tesoros, a saber, de su Hijo y de su esposa; cargo que él cumplió con absoluta fidelidad. Por esto el Señor le dice: Bien, siervo bueno y fiel, pasa al banquete de tu Señor.
Piadosamente ha de creerse, por tanto, que en su muerte tuvo presentes a Jesucristo y a la Santísima Virgen, su esposa. Cuántas exhortaciones, consuelos, promesas, iluminaciones, inflamaciones y revelaciones de los bienes eternos recibiría en su tránsito de su Santísima Esposa y del Dulcísimo Hijo de Dios, Jesús, lo dejo a la contemplación y consideración de la mente devota...”
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