Él: Es preciso que llegues a sentir gusto en dominar tu voluntad por amor a Mí. Que sea para ti como un juego, sabiendo que con eso Me demuestras tu amor y Me das alegría. Aunque sólo sea una vez por la mañana, otra a medio día y otra por la tarde. Sé fiel en ofrecerme esas tres alegrías. Las aguardaré con ansia.
Todo lo importante, hijos Míos, está en la relación de corazón a Corazón; en que todo acontezca entre el alma y su Salvador. En esta intimidad con Mis pequeñuelos tengo Mis Delicias: como si al daros Me dieseis un tesoro. Y Mi Amor por vosotros hace el resto. Que no haya entre Nosotros barrera alguna. Daos como sois, pequeñitos, y Yo os haré grandes; pero debéis entregaros.
Adora en espíritu todas las Hostias que has recibido desde tu Primera Comunión. Adora todas esas efusiones de Amor en que Yo Me uní a ti y adora también todas las que van a seguir hasta la última. Dime que has sido feliz y que no concibes la vida sin la Comunión cotidiana. Yo lo sé, pero Me gusta que Me lo digas. Soy como un tímido que necesita recibir seguridades... ¡Pequeños hijos Míos, tan amados!
27 de Junio de 1940
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.