viernes, 13 de septiembre de 2019

CONSAGRACIÓN PERSONAL AL SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS (en díptico para imprimir)


               Fue un Viernes cuando Nuestro Señor Jesucristo era entregado, como un vil criminal, a la justicia de los hombres, a un puñado de pérfidos que no soportaban la Santidad de Jesús, y que por odio y envidia, maquinaron Su muerte; fue un Viernes cuando Su Divino Corazón palpitó más fuerte que nunca, con más Amor Divino, por todas y cada una de las almas... por ti y por mí. Aquél Viernes Santo, Jesús consumó Su Sacrificio en la Cruz y el mundo entero conoció la Redención del Cordero Inmaculado, sin mancha, que se inmolaba en el Altar del Calvario tras un cruento camino, donde no faltaron escarnios e insultos de la plebe, pero donde también Nuestro Señor, recibiría el consuelo de Su Madre, las lágrimas de las mujeres piadosas, la ayuda del Cirineo y la caridad de la Verónica al enjugar Su Divina Faz.

Cara A


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               Hoy, también Viernes, figúrate en ese entonces, en la ciudad Santa de Jerusalén, en el camino que lleva al Calvario... y ahora, decide cuál es el papel que deseas representar en el Drama de Cristo: ser uno más de la chusma que aún en nuestros días reniega e insulta a Dios hecho hombre, que lo ignora en el Sagrario, que lo menosprecia en Sus Sacerdotes, o por el contrario, puedes ser valiente y en contra de la mayoría que vocifera contra Jesús, puedes situarte a Su lado, en el Vía Crucis primero, para luego, terminar en lo alto del Monte Gólgota y en silencio, acompañar a la Virgen y a San Juan, para llorar con ellos el pecado de la Humanidad que ha crucificado a Nuestro Señor.

              Contemplar a Jesús Crucificado es meditar Su Amor infinito por cada alma; Amor que encierra en Su Sagrado Corazón, herido para brotar de Él la Divina Sangre que nos cubre y salva. ¿Qué mejor práctica para hoy, sino la de contemplar el Amor de Cristo, que no dudó en entregarse sin condiciones? ¿Qué mejor recordatorio sino el del Sagrado Corazón de Jesús, Tabernáculo viviente del Amor de Dios a las almas?

Cara B


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               Y después de la contemplación, viene el deseo de entrega, de consagración personal, porque - no nos engañemos- el Amor sólo puede ser correspondido con Amor... de ahí la piadosa queja de San Claudio de la Colombiere, "Él ama y no es amado...". De ti depende, de tu grado de amor para con Cristo Redentor, el querer vivir crucificado con Él o por el contrario, seguir perdido en la mayoría ingrata que lo ignora.



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