sábado, 25 de mayo de 2019

LA VERDADERA VIDA...


               Terminará pronto el Mes de María Nuestra Señora; hoy, último Sábado de Mayo, procuremos honrar de manera aún más especial a la que tanto nos ama. Si las madres de la tierra son buenas y atentas con sus hijos, cuánto más no lo será esta Madre del Cielo que consintió en darnos a Su Hijo como rescate por nuestros pecados; si Ella no escatimó en mimos y cuidados con el Redentor de las almas, con cuánta amabilidad no tratará a las criaturas por las que Su Hijo derramó Su Preciosa Sangre... ¡cuántas veces olvidamos y hasta menospreciamos el Amor de María por las almas, por la tuya, por la mía...!

               Si algo duele a una madre no es que su hijo tenga problemas o necesidades, que se olvide de ella o que lleve una vida disipada... ¡no! El corazón de una madre sufre cuando su hijo, necesitado, enfermo, desorientado, no acude a ella. De modo similar, la Virgen es Madre compasiva que entiende y disculpa, que ayuda y endereza lo que se tuerce... y a cambio, nos pide tan poco: Amor, Amor que con Amor se paga. Amor confiado y entregado, que suplica y demanda, una y otra vez, a esta Buena Madre, de la que nos hicimos hijos adoptivos en el Calvario, por deseo de Nuestro Señor.

               María Nuestra Señora sea siempre la Luz de tu vida; que Ella te acompañe siempre, con Su Presencia Maternal; ámala, llámala, busca Su compañía... y qué mejor manera que través del rezo tranquilo del Santo Rosario; bien sabes que apenas te llevará media hora, nada, en comparación al tiempo que perdemos en otros asuntos que poca paz nos aportan. Sé buen hijo de María, corresponde a Su Amor por ti y decídete, desde hoy y cada día, a entregarte sin reservas a la mejor de las madres, a la Madre que nunca desampara.




REFLEXIÓN SABATINA


            He aquí vuestra misión en este mundo que se encuentra en la media noche del pecado, en esas tinieblas densas donde casi todo es corrupción, inmoralidad, terror. Vosotros recorreréis, como heraldos, las calles, las plazas y los ambientes que frecuentáis, para decir:

          "¡Oíd la gran nueva! Los hijos de Nuestra Señora se están multiplicando por el mundo. Se acabó la época en la cual apenas el vicio tenía el coraje de existir. ¡Huid, tinieblas, el sol del Reino de María se está comenzando a levantar! ¡Por toda parte María Santísima está suscitando a Sus hijos que la aclaman Bienaventurada! Esos hijos tienen cánticos de fe, de pureza, de coraje, de esperanza y de alegría. ¡Llegó la hora de que ellos se multipliquen por el mundo, y tú, impiedad maldita, prepárate para huir!"

           ¿Qué quiere decir "Esclavos de amor"? Son aquellos que no se hicieron esclavos por miedo, por imposición, sino libremente; consideraron lo que la Iglesia enseña con respecto a la Santísima Virgen y, arrodillados delante de una imagen de Ella, dijeron:

           "Madre mía, Vos sois tan admirable, Medianera tan segura, tan directa y tan necesaria por voluntad de Dios, junto a Nuestro Señor Jesucristo, que yo doblo mis rodillas. Por ser bautizado, ya estoy consagrado a Vuestro Divino Hijo, pero ratifico hoy, en Vuestras manos, esa consagración. Quedaos con todo cuanto es mío, Madre mía, tomad cuenta de mi inteligencia, de mi voluntad, de mi sensibilidad, para que mi inteligencia, robustecida y esclarecida en las vías de la Fe, crea en Vos con todas las fuerzas; para que mi voluntad, que contribuye al acto de Fe, sea firme y decidida; para que, en los momentos de dificultades, yo tenga fuerza y avance, ya sea ante el enemigo externo que se burla de mi pureza y de mi Fe, al cual enfrento con serenidad, ya sea ante el enemigo interno, muchas veces más peligroso y que me ofrece sus regalos inmundos."




           La verdadera vida es vivir y morir por Nuestra Señora, para que Ella tome nuestro ser y lo santifique, dándole dones, glorias y gracias que por sí mismo jamás tendría, y lo presente a Nuestro Señor Jesucristo.



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