MEDITACIÓN: El Evangelio dice que San José es el mismo varón justo. Ciertamente: fue justo en todo y justo siempre.
Fue varón justo, porque tuvo todas las virtudes en supremo grado.
Fue justo para Dios, sirviéndole con fidelidad; justo para los hombres y justo para consigo mismo.
FRUTO: Imitemos a San José en guardar la caridad en los pensamientos, en las palabras y en las obras.
JACULATORIA: José, apodado justo por el mismo Espíritu Santo, enséñame la justicia y la santidad.
ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable providencia te dignaste escoger a San José por esposo de tu Madre Santísima; concédenos, te pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo, aquel que veneramos en la tierra como protector. Vos que vivís y reináis por todos los siglos de los siglos. Amén.
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