Conchita González, principal vidente de Nuestra Señora en Sus Apariciones en San Sebastián de Garabandal, nos narra en su "Diario" los familiares encuentros con la Virgen. Se aprecia en todos ellos la candidez de la niña y a la vez, su profunda y sincera devoción.
"La Virgen algunas veces trae el Niño en los brazos, muy chiquitín, como un nene recién nacido. Una carita redonda, parece el color como la Virgen, una boquita pequeña, un pelín un poco largo, rizoso; maninas pequeñas, un vestido como una túnica, color azul cielo".
La familiaridad de las niñas con la Virgen se palpa en los diálogos; he aquí el extracto de un hermoso diálogo de Conchita hablando, en éxtasis, con la Virgen. Con la Madre de Dios hablaban como con su madre de la tierra, usando el lenguaje típico de la zona, una mezcla del español y del dialecto cántabro". "Mira, hoy me trajeron un niñín, un nene, que no se parece a ese que traes Tú... Pero,... pero cuánto hace que ya no ha venido el nene y no ha engordau na, ni na, está igual que estaba... ¿Onde ha estau?... ¿Onde ha estau?, cuando no viene el nene ¿onde está?, posau en el Cielo, en alguna cuna, ¿donde está?... ¡Ah!, pero Tú no puedes estar allí y aquí". Que en español corriente se traduce como "Mira, hoy me trajeron un niñín, un nene, que no se parece a ese que traes Tú... Pero,... pero cuánto hace que ya no ha venido el nene y no ha engordado nada de nada, está igual que estaba... ¿Dónde ha estado?... ¿Dónde ha estado?, cuando no viene el nene ¿dónde está?, posado en el Cielo, en alguna cuna, ¿dónde está?... ¡Ah!, pero Tú no puedes estar allí y aquí".
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