Ante las lamentables declaraciones que recientemente ha proferido Jorge Mario Bergoglio (Papa Francisco para sus adeptos) contra la Santísima Virgen y contra los devotos marianos que buscamos que se reconozca la Corredención de María, ofrecemos el presente artículo en honra de esta Nuestra Santa Madre, a modo de REPARACIÓN y de homenaje sincero a la Emperatriz del Universo y Correndetora de las almas.
“Corredimir” no es “redimir con” como si fuese “redimir junto al Redentor”, pues el único que redime es Cristo Nuestro Señor. El título de “corredentor” quiere expresar una colaboración que haya sido directamente necesaria para que se dé la redención. Sin la Virgen María, Cristo Nuestro Señor no habría podido hacerse hombre ni morir por nosotros.
En 1915, el Cardenal Desiderio Mercier con el apoyo del entonces Padre Maximiliano Kolbe, inició un movimiento en pro de que la Santa Iglesia proclamara Dogma de Fe la Corredención de María; así, el clero, los fieles, las Universidades Católicas, las Órdenes Religiosas y el Episcopado Belga, fueron unánimes en solicitar a Su Santidad que se dignara erigir en Dogma, la creencia de la Cristiandad en la Mediación Universal de la Virgen Santa.
El Papa Benedicto XV en el año 1921 concedió a las Diócesis de Bélgica y a todas las Diócesis de la Cristiandad que lo solicitaran una Misa y un Oficio propios en Honor de María Mediadora. Tres años antes, el mismo Papa precisaba en su Carta Apostólica Inter Sodalicia, 1918 que “El hecho de que Ella estuvo con Su Hijo, crucificado y agonizante, fue de acuerdo al Plan Divino. Hasta tal punto entregó Sus derechos maternales sobre Su Hijo para la salvación del hombre, y lo inmoló –hasta donde le fue posible- para calmar la Justicia de Dios, que podemos correctamente decir que redimió a la raza humana junto con Cristo” (Papa Benedicto XV)
En Abril de 1933, con ocasión de la Clausura Solemne del jubileo de la Redención, el entonces Papa Pío XI, suplicaba a Nuestra Señora: “¡Oh Madre del Amor y de la Misericordia quien, cuando Vuestro dulcísimo Hijo estaba consumiendo la Redención de la raza humana en el Altar de la Cruz, permanecisteis de pie junto a Él, sufriendo con Él como la Corredentora… conservad en nosotros, os lo suplicamos, e incrementad día a día los frutos preciosos de Su Redención” .
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