viernes, 21 de junio de 2019

SAN LUIS GONZAGA, PATRÓN Y MODELO DE LA JUVENTUD CATÓLICA




Breve reseña biográfica:

               San Luis Gonzaga nació en Castiglione, Italia, en 1568. Era de noble familia, hijo del Marqués de Gonzaga; como era habitual en la época, de pequeño aprendió las artes militares y el más exquisito trato social.

               La Primera Comunión la recibió de manos de San Carlos Borromeo, Arzobispo de Milán. Desde temprana edad, San Luis vivió como acompañante de nobles en palacios de altos gobernantes, aunque nunca puso su corazón en aquél mundo lleno de frivolidades.

Su Director espiritual, San Roberto Belarmino, le aconsejó tres medios para llegar a ser santo:

   1º. Frecuente confesión y comunión.

   2º. Mucha devoción a Nuestra Señora

   3º  Leer vidas de Santos.

               Ante una imagen de Nuestra Señora, hizo voto de castidad perpetua. Cuando iba a hacer o decir algo importante se preguntaba: "¿De qué sirve esto para la eternidad?" y si no le servía para la eternidad, ni lo hacía ni lo decía.

               En cierta ocasión, se encontraba arrodillado ante la imagen de Nuestra Señora del Buen Consejo, entonces se le pareció que la Virgen y le pidió: "¡Debes entrar en la Compañía de mi Hijo!". Con esto entendió que su vocación era entrar en la Comunidad Compañía de Jesús, o sea hacerse jesuita.

               Pidió el permiso paterno para hacerse religioso, pero se lo negó. Y lo llevó a grandes fiestas y a palacios y juegos para que se le olvidara su deseo de ser sacerdote. 

               Después de varios meses le preguntó: "¿Todavía sigue deseando ser sacerdote?", y el joven le respondió: "En eso pienso noche y día". Entonces, su padre, comprendiendo que no lo haría cambiar de opinión, le permitió entrar en la Compañía de Jesús. 



San Luis Gonzaga con 17 años, cuando era cortesano


              San Luis Gonzaga tuvo que hacer muchos sacrificios para poder mantenerse siempre puro, y por eso la Santa Iglesia Católica lo ha nombrado Patrono de los Jóvenes que quieren conservar la santa pureza. El repetía la frase de San Pablo: "Domino mi cuerpo y lo reduzco a servidumbre, no sea que enseñando a otros a salvarse, me condene yo mismo".

               Sufría mucho de mal de riñones y esta enfermedad lo obligaba a quedarse días enteros quieto en su cama. Pero esta quietud le trajo un gran bien: le permitió dedicarse a leer las Vidas de Santos, y esto lo animó muchísimo a volverse mejor. 

               Su confesor, San Roberto, que lo acompañó en la hora de la muerte, dice que Luis Gonzaga murió sin haber cometido ni un sólo pecado mortal en su vida.

              Apenas el hijo se hizo religioso su padre empezó a volverse mucho más piadoso de lo que era antes y murió después santamente. Luis renunció a todas las grandes herencias que le correspondían con tal de poder hacerse religioso y santo.

               En 1581 el joven Luis Gonzaga, que era seminarista y se preparaba para ser sacerdote, se dedicó a cuidar a los enfermos de la peste de tifo negro. Se encontró en la calle a un enfermo gravísimo. Se lo echó al hombro y lo llevó al hospital para que lo atendieran. Pero se le contagió el tifo y Luis murió el 21 de Junio de 1591, a la edad de sólo 23 años. Murió mirando el crucifijo y diciendo "Qué alegría cuando me dijeron: vamos a la Casa del Señor".

               Santa Magdalena de Pazzi vio en un éxtasis a San Luis en el Cielo, y decía: "Yo nunca me había imaginado que Luis Gonzaga tuviera un grado tan alto de gloria en el Paraíso".





                Un oficio muy importante que hizo San Luis durante su vida fue el ir de ciudad en ciudad poniendo la paz entre familias que estaban peleadas. Cuando él era enviado a poner paz entre los enemistados, estos ante su gran santidad, aceptaban hacer las paces y no pelear más. El era extraordinariamente amable y bien educado.

               Después de muerto se apareció a un jesuita enfermo, y lo curó y le recomendó que no se cansara nunca de propagar la devoción al Sagrado Corazón de Jesús. De hecho, San Luis fue avisado en sueños que moriría el viernes de la semana siguiente al Corpus, y en ese día murió. Ese Viernes era la Fiesta del Sagrado Corazón de Jesús.

               Su madre tuvo la dicha de asistir a la Beatificación de su hijo en 1621. El Papa Benedicto XIII lo Canonizó en 1726, proponiéndolo como ejemplo de los jóvenes; sería el Papa Pío XI, quien lo confirmaría como Patrono de la Juventud Católica, el 13 de Junio de 1926.




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