Sor Benigna Consolata Ferrero entró en la Historia de la Mística Católica por ser un alma confidente del Divino Corazón de Jesús, gracia muy especial de la que han gozado sólo pocos Santos. Desde el anonimato de la clausura, en el Monasterio de la Visitación de Como (al Norte de Milán) escribiría desde 1907 cuanto le dictaba el Sagrado Corazón de Jesús, como lo hiciera el Señor con Santa Gertrudis, de modo semejante a Santa Margarita María de Alacoque y como volverá a pasar con Sor Josefa Menéndez.
que lo que más deseo es que las almas sepan que
Para enjugar Mi Rostro, como otras tantas Verónicas, Mis Esposas harán todas sus acciones lo mejor que puedan, no solamente con la disposición interior, pero también con la práctica exterior. La pureza de corazón será la blancura del lienzo; y la fidelidad y el amor en la ejecución, será la suavidad.
Ellas Me quitarán las espinas, cuidando de evitar al prójimo, con una exquisita caridad, todas las espinitas de las dificultades y de las incomodidades, tomándolas para sí, lo más que puedan. Quien quiera amarme más tiernamente, se hará un deber de curar las heridas que el prójimo haya recibido en cualquier encuentro, con alguna buena palabra llena del bálsamo de la Caridad.
Después, en cuanto a la práctica de la humildad y de la dulzura, será ésta: imitar a la Verónica en su valor, pasando entre los soldados, para llegar hasta Mí; el alma más generosa en humillarse, máxime en público, será aquella sobre la cual Yo imprimiré antes y mejor Mi Divina Faz..."
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