INFANCIA
Sor María de Jesús nació el 21 de Febrero de 1579 en Puebla de los Ángeles, Nueva España (hoy México); fue hija de Sebastián de Tomelín y Francisca del Campo. Su padre era Hidalgo, de Valladolid, España; dueño de obrajes y haciendas, con las que hizo una buena fortuna. Su madre era una noble criolla de Nueva España, quien desde su embarazo la consagró a la Virgen del Rosario. Fue bautizada el 25 de Febrero por el Padre Tomás Ruiz, en la Parroquia de la Iglesia Catedral, y su padrino fue Alfonso de la Huerta. Se cuenta que desde su niñez vivió en un mundo místico. Sus biógrafos relatan que recibía la visita de las Almas del Purgatorio, la Virgen María le ofrecía al Niño Jesús y recibía también ayuda de Ángeles guardianes.
A la edad de cinco años vio en una noche a cierto tío suyo difunto, el cual le pidió que le dijera a su padre que le ayudara a salir del Purgatorio dedicándole unas Misas a su alma y el padre mandó a su hija a hacerle algunas preguntas a su tío cuando lo viera. La niña obedeció y se comprobó la veracidad de las apariciones; se celebraron las Misas y se alivió aquella alma. A los 6 años, inspirada en la vida de San Juan Bautista, se fue a una cueva y permaneció casi una semana hasta que su angustiado padre la encontró.
En el libro "El Lirio de Puebla", Enrique Gómez Haro relata otra anécdota de su infancia: "Presentóse una vez a la niña un mendigo tan necesitado, que le hizo llorar mucho, no sólo por compadecerse de su miseria, sino porque no podía remediarla; acudió a la Santísima Virgen, rogándole que la socorriese para auxiliar a aquel pobre, y, al comenzar su oración, cayó de la bendita imagen una moneda de dos reales, que, con el mayor júbilo, entregó al pordiosero. Vio este prodigio una hermanita de nuestra Venerable, a la que previno que lo tuviese oculto, como lo hizo durante largos años".
María de Jesús pasaba horas en el oratorio familiar y veía a la Virgen María. Su padre, escéptico y de carácter arrebatado, responsabilizó a su esposa de la despreocupada actitud de la niña para las cosas del mundo, pues como era costumbre, las mujeres se casaban muy jóvenes y él quería entregarla en matrimonio con un caballero rico y poseedor de un mayorazgo. Por la constante presión de su padre, caía enferma y llegó a ser desahuciada por los médicos. En una ocasión su padre sacó un puñal y lo arrojó contra su hija; el puñal cambió de dirección y se clavó en un armario.
CONCEPCIONISTA
Su madre trata el asunto por correspondencia con la Madre Abadesa de las Monjas Concepcionistas y con el Obispo, los cuales decidieron que, en la oportunidad más próxima, la ingresaría al Convento de la Inmaculada Concepción. Al final, el padre no pudo impedir que su hija abrazara el estado religioso, ya que un día de Mayo de 1598, cuando Sor María de Jesús se dirigía al templo de Nuestra Señora del Carmen, acompañada por su madre y su hermano, al pasar por el Convento de La Concepción, se detuvo diciendo que quería entrar a pedir un poco de agua y así logró entrar para nunca salir más.
A los 19 años, María de Jesús tomó los hábitos de la Orden Concepcionista, de la "Limpia y Pura Concepción de María Santísima", y pasó larga temporada de discernimiento en la que pidió permiso a la Maestra de Novicias para hacer penitencias de sangre; enfrentó duras pruebas de fe por lo que el Obispo de Puebla, Diego Romano, pidió a un Sacerdote que cuidara la conducta de la aspirante.
El 17 de Mayo de 1599, hizo su Profesión Solemne. En el Convento, Sor María de Jesús fundó la Cofradía del Rosario y luego, dos asociaciones más: la del Carmen y la del Dulce Nombre de María. Su vida como religiosa era tan ejemplar que al tener la edad canónica, su Comunidad pensó en elegirla como Abadesa.
VIDA MÍSTICA
Existen numerosos testimonios de que Dios hacía prodigios por mediación de Sor María de Jesús: le atribuyen dones de bilocación, clarividencia y profecía. Diversos testigos aseguraban que la mística concepcionista podía ver a Cristo, niño y adulto, en la Hostia Sagrada. Eran muy frecuentes en ella los éxtasis, que se hicieron públicos en la Comunidad, cuyas monjas la vieron muchas veces elevada en el aire. Algunas compañeras decían que "tales milagros eran hechicerías" y la llamaron embustera. En el Convento de la Concepción, la Madre María de Jesús se destacaba por virtudes como la paciencia, ya que cuando otras monjas la calumniaban y acusaban de hipócrita, mostraba una gran humildad y espíritu caritativo.
En cuanto a la capacidad de penetrar las conciencias, fue capaz de descubrir a su compañera de celda, Sor Agustina de Santa Teresa, quien recopilaba información sobre todos sus actos, por órdenes del Obispo de Puebla, Alonso Mota, ya que se había percatado, junto con el confesor de Sor María de Jesús, el Padre Miguel Godínez, de las virtudes de esta religiosa. El Padre Godínez la catalogaba a la altura de otros místicos maestros y al respecto decía: "Yo por espacio de más de treinta años traté muchas almas muy perfectas en la oración: pero esta santa mujer fue de las más perfectas que hallé en materia de oración".
PROFETIZA SU MUERTE
Sor Agustina de Santa Teresa escribió que profetizó su propia muerte; la hidropesía mermó la salud de Sor María de Jesús, que finalmente muere a los 58 años, en la misma Puebla de los Ángeles, a las 3 de la tarde del Jueves 11 de Junio de 1637, Fiesta del Santísimo Sacramento. Su virginal cadáver comenzó a soltar un aromático olor a lirio, a la vez que emanaba como un suave aceite que fue recogido por las Monjas Concepcionistas, que emplearon toallas y telas para conservar dicho líquido. Al pasar el tiempo y cuando se abrió por primera vez su fosa, en el año de 1685, persistía el aroma a pesar de que su cuerpo comenzaba a descomponerse.
El 21 Junio 1785, el Papa Pío VI decretaba el inicio del proceso de Beatificación, asegurando que "las virtudes de la Venerable Sierva de Dios Sor María de Jesús quedaban de tal modo aprobadas que podía procederse ya a todo lo restante de su causa..."
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