Siguiendo nuestro esquema de Piedad La Semana del Buen Cristiano, procuremos tener hoy presente de una manera especial, a Nuestro Padre y Señor San José. No dudes ni por un momento que aquél que fue padre adoptivo de Jesús, seguirá siéndolo de alguna manera, ahora en el Paraíso, donde lo amará con más amor si cabe, con que lo amó en esta tierra. ¿Le negará algo su Hijo adoptivo, que tanto le debe por cuidarlo y protegerlo desde el seno de Su Madre?, ¿podrá Nuestro Salvador desoír la súplica de San José si a él nos encomendamos como sus hijos y devotos?
REFLEXIÓN CUARTA:
- San José, Abogado de las almas -
Pasmados quedaron los hebreos cuando Josué mandó al sol que se detuviese y vieron que el sol le obedeció. Mas, ¿qué comparación puede caber entre Josué, que se ve obedecido del sol, criatura inanimada, y José, que se ve obedecido de Jesucristo, que es el mismo Hijo de Dios.
Humildísimo San José: ¡cuáles serían los sentimientos de vuestro corazón, cuando veíais a Dios sometido a vuestras órdenes!
Oh, poderoso Abogado de nuestras almas: rogad por mí a este Divino Redentor, decidle que me perdone mis pecados; decidle también que me desprenda de las criaturas y de mí mismo; decidle, en fin, que me encienda en Su Santo Amor, y después disponga de mí como le agrade.
JACULATORIA para repetir hoy a lo lardo del día: San José, alcánzame que obedezca siempre la Voluntad de Dios.
San Alfonso María de Ligorio, Doctor de la Iglesia
San José Patrono de la Iglesia Universal
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