ORACIONES INICIALES
Por la señal de la Santa Cruz ✠ de nuestros enemigos ✠ líbranos Señor ✠ Dios Nuestro.
En el Nombre del Padre, del Hijo ✠ y del Espíritu Santo. Amén.
¡Oh Virgen Santísima Inmaculada, belleza y esplendor del Carmen! Tú, que miras con ojos de particular bondad al que viste Tu Bendito Escapulario, mírame benignamente y cúbreme con el manto de Tu maternal protección. Fortalece mi flaqueza con Tu Poder, ilumina las tinieblas de mi entendimiento con Tu Sabiduría, aumenta en mí la Fe, la Esperanza y la Caridad. Adorna mi alma con tales gracias y virtudes que sea siempre amada de Tu Divino Hijo y de Ti. Asísteme en vida, consuélame cuando muera en Tu amabilísima presencia, y preséntame a la Augustísima Trinidad como hijo y siervo devoto Tuyo, para alabarte eternamente y bendecirte en el Paraíso. Amén.
PARA MEDITAR HOY
Relación hecha por Sebastián Marín Zapata, vecino de Manizales, de 65 años de edad, sobre un hecho prodigioso que en su favor hizo la Santísima Virgen del Carmen a fines del año 1950, librándole de la muerte.
Estando trabajando en el municipio de Manizales, cavando una zanja para la tubería del alcantarillado de la población, en una profundidad de seis metros, de improviso ocurrió un derrumbe de tierra y piedras, quedando sepultado en el alud. Aunque había una cuadrilla de trabajadores en el tajo, solamente tres estaban en la zanja, pero únicamente fue alcanzado por la tierra el declarante. La brecha tenía un metro y medio. La tierra le cubrió completamente, de manera que vinieron a caer sobre él varias toneladas de tierra. Al sentirse sepultado, invocó a la Santísima Virgen del Carmen, cuyo Escapulario llevaba, y trató de hacer fuerza por ver si podía librarse de la tierra que tenía encima y salir del peligro; en ese forcejeo para tratar de salir, que duró muy poco, perdió el sentido y conocimiento.
Así, sepultado por los escombros del derrumbe, permaneció quince minutos. Según le dijeron a él, después de un cuarto de hora exacto, le descubrieron la cabeza. Entonces le quisieron dar agua, pero tenía la boca y las narices llenas de tierra. Los bomberos le llevaron a la Clínica de la Presentación, donde a la hora y treinta minutos recuperó el conocimiento. Ante favor tan portentoso, Sebastián Marín no se cansa de dar gracias a la Santísima Virgen del Carmen y recomienda a todos sean muy devotos de la Celestial Señora, seguros de que siempre y en todas partes recibirán su protección maternal.
por el Padre Rafael María López-Melús, O. Carm.
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