San José fue purísimo en el alma y en el cuerpo, a semejanza de JESÚS y de MARIA, modelos de perfección. Fue también purísimo en las intenciones. Estaba siempre en presencia de Dios, y sabía por la fe que a Jesús no se oculta los secretos e intenciones de los corazones.
FRUTO: Hacer todo con recta intención.
INVOCACIÓN: San José Purísimo, hacedme vuestro imitador en la virtud de la pureza. Amén.
ORACIÓN: Oh Dios, que por inefable providencia te dignaste escoger a San José por esposo de tu Madre Santísima; nos concede, te lo pedimos, que merezcamos tener por intercesor en el cielo, aquel que veneramos en la tierra como protector. Vosotros que vivís y reinas por todos los siglos de los siglos. Amén.
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